El presidente Donald Trump apuesta en este momento a que Beijing será el primero en ceder en el enfrentamiento por los aranceles. Ese desenlace dista de estar garantizado y hasta podría llevar un tiempo.
Trump dijo el viernes que EEUU impondrá derechos de importación a los productos chinos por valor de US$50.000 millones. La primera ola de aranceles abarcará US$34.000 millones en bienes y entrará en vigor el 6 de julio. El presidente amenazó con elevar aún más el total si China llegara a tomar represalias, algo que esta prometió hacer de inmediato.
Por su parte, el gobierno asiático dirigido por el Partido Comunista respondió con una lista de mercancías para las cuales se han previsto aranceles, como autos y productos agrícolas, lo cual podría causar perjuicios políticos a los republicanos.
No obstante, EEUU sigue mostrando interés en mantener negociaciones con Beijing.
"Nuestra esperanza es que esto no traiga aparejada una reacción imprudente de China", dijo el representante de Comercio estadounidense, Robert Lighthizer, en una entrevista con Fox Business Network luego del anuncio de los aranceles. "Esperamos que esto desemboque en más negociaciones y esperamos que lleve a China a modificar sus políticas", agregó.
A continuación, cuatro hipótesis que podrían darse en las semanas y los meses venideros:
1. Ambas partes dan un paso atrás
Hace menos de un mes, esto parecía posible. Luego de las conversaciones entre ambas potencias en Washington, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin dijo que la administración dejaba "la guerra comercial en suspenso" y no impondría aranceles. Crecieron las esperanzas de que EEUU aceptara un aumento moderado de las compras de productos estadounidenses por China. Pero en un lapso de pocos días el presidente se apartó del marco de las negociaciones.
Ahora, una tregua a corto plazo resulta improbable. El viernes, un alto funcionario de gobierno dijo que EE.UU. desea cambios estructurales en la forma que China maneja la tecnología. El gobierno quiere que Beijing deje de obligar a las empresas estadounidenses a transferir know-how. Beijing ha señalado que no aceptará grandes modificaciones a su programa Made in China 2025, que delinea la forma en que el país asiático proyecta liderar en sectores emergentes como la inteligencia artificial.
2. China cede
El presidente Xi Jinping defiende el orden comercial global existente. Ciertamente, China tiene mucho en juego. Durante años, la inversión y las exportaciones estatales impulsaron el crecimiento. El gobierno de Xi trata de implementar una desaceleración gradual que ponga más énfasis en el gasto de consumo. Una guerra comercial podría alterar la manera cuidadosa en que Beijing maneja la economía, que mostró señales de un desempeño inferior al del mercado en mayo.
En el mejor de los casos para EE.UU., China cedería en cuestiones ligadas a la tecnología y abriría su mercado a más bienes y servicios estadounidenses.
3. Estados Unidos cede
Trump se enorgullece de sus proezas negociadoras. Coescribió un libro llamado "The Art of the Deal" (El arte de la negociación), donde describe cómo obtuvo concesiones en transacciones inmobiliarias.
Sin embargo, aún está por verse cuál es la performance de Trump como negociador siendo presidente. La ofensiva estadounidense para reformar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte está en el limbo. Las voces críticas dicen que Trump obtuvo poco de su promocionado encuentro de esta semana con el líder norcoreano Kim Jong Un. Es posible que China exponga el engaño de Trump, sabiendo cómo disfruta el presidente de un mercado bursátil en alza y una economía estadounidense fuerte.
La lista de productos a los que China planea aplicar aranceles incluye una serie de artículos agrícolas como soja, sorgo y algodón, un potencial golpe para los estados rurales que respaldaron a Trump en la elección presidencial de 2016.
4. Guerra comercial total
Existen motivos para creer que EEUU y China no resolverán esto pronto… y la situación podría escalar rápidamente. Ninguna de las partes quiere mostrarse débil. Trump llegó al poder gracias al apoyo de los estados del cinturón industrial fuertemente afectados por la globalización. De cara a las elecciones legislativas de mitad de mandato en noviembre, se ve presionado a apaciguar a su base política. Transformar a China en líder mundial en tecnología es una parte clave del plan estratégico a largo plazo de Xi.
Bloomberg Economics estima que una guerra comercial tendría un impacto directo limitado en el crecimiento de ambos países. No obstante, eso podría cambiar si el conflicto afecta la confianza de las empresas y los consumidores.