Pasaron de un extremo a otro. La explosión del consumo de la mano de las ayudas estatales y los retiros les pegó directamente a los inventarios. No fueron pocos los comercios con quiebres de stock que ante la oleada creciente de consumidores no dieron abasto. Un año antes, la crisis logística también había aportado su cuota: la falta de containers, de la mano del cierre de puertos impactados por la pandemia, también complicaron los flujos de mercadería. El primer trimestre de 2022, el péndulo se fue al otro extremo: los inventarios del comercio minorista alcanzaron niveles récord. El índice del INE llegó a los 162 puntos, el dato más alto desde que se tenga registro. Sólo en el tercer mes del año el stock aumentó un 7,4% frente a febrero, un alza que viene acelerándose desde el segundo semestre del año pasado. Y a partir de noviembre, los avances ya son de dos dígitos anuales. En doce meses, el dato ha subido un 29,8%.
“Los crecimientos son muy fuertes, pese a que nos estamos comparando con datos bajos”, señala la gerente de Estudios de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Bernardita Silva.
Y todo ello ha tenido un correlato directo en las empresas del retail. Entre diciembre y marzo, los inventarios de Falabella en el negocio de las tiendas por departamento subieron un 25%. En Cencosud, que opera Paris, el avance en ese segmento fue del 32%, mientras que en Forus el inventario saltó al 40%... y así suma y sigue (ver infografía). Un fenómeno internacional: según Bloomberg, los inventarios de las empresas de consumo del S&P se elevaron a US$ 44.800 millones en el trimestre, un dato 26% superior al de hace un año, haciendo que gigantes como Walmart debieran pagar por almacenamiento y que otros tantos redujeran los precios.
En Falabella explican que, dada la alta demanda de productos, los inventarios en 2021 alcanzaron niveles excepcionalmente bajos. “Actualmente, esta situación se está normalizando”, subrayan. De hecho, Forus, que reportó una fuerte alza trimestral, acusaron que en enero y febrero, el stock estuvo particularmente bajo, dado los atrasos en la reposición.
En Falabella justamente indican que la pandemia afectó la cadena de producción y el transporte haciendo que el tiempo de proceso que toma el pedido desde que es embarcado hasta que llega a las bodegas o tiendas haya aumentado. Esto retrasó las entregas de mercadería en tránsito, afectando también los volúmenes de inventario. De hecho, desde otro retailer añaden que tal retardo hizo que se juntaran productos, y que, de hecho, algunos debieran ser guardados por llegar pos temporada.
Puntualmente, en tiendas por departamento, además, la alta cifra del trimestre se vio impulsada por las compras previas al evento Cyber, realizado a fines de mayo, que concentró las apuestas de Falabella en productos de importación propia.
A ello se añadió un efecto cambiario. En el sector explican que si antes estaban comprando con un dólar a $ 700, ahora superó los $ 800, golpeando el valor total de los insumos. “Pensamos que los actuales niveles son normales e incorporan varios aprendizajes de los últimos años en torno a las dificultades logísticas”, señala el gerente de Estudios de la Cámara de Comercio de Santiago, George Lever.
Según el analista, fue el 2021 el año anormal. Las compañías, de hecho, se habían planificado para un año más restrictivo y con menores niveles de actividad. Sin embargo, las ayudas del Estado más los retiros de fondos presionaron la demanda a niveles no esperados. Además de los problemas logísticos. “Todos estos efectos generaron una baja de inventarios de ese periodo, que serían las observaciones ‘anormales’”, señala Lever.
Resguardarse de un año similar elevó, además, los pedidos. Es que si bien el año pasado fue bajo, los datos de este ejercicio superan de todas formas los niveles prepandemia. Si los inventarios de Paris el primer trimestre de 2020 eran de $ 243 mil millones, ahora son de $ 268 mil millones. En Hites saltaron de $ 44.367 millones hace dos años a $ 82.655 millones, un 86% más.
En una multitienda aseguran que ahora el estándar con el que se analizan los inventarios es otro. Se requiere una cantidad adicional para tener un respaldo por si las condiciones logísticas se complican nuevamente. “Ante la mayor incertidumbre sobre las cadenas de comercio exterior y demanda interna, las cotas óptimas de inventario hoy son más altas que las que prevalecían antes de la pandemia, entonces el sector se ajusta a un mayor margen de seguridad”, subraya Lever.
Bernardita Silva, no obstante, agrega un dato adicional: la desaceleración del consumo. “Las importaciones siguen muy potentes, pero ya se están empezando a desacelerar las ventas, y se empieza a acumular stock”. Hace un año, en pleno boom del consumo, el inventario de Falabella rotaba en 98 días, ahora tarda 128. Y el de Sodimac saltó de 50 a 89 días.
A nivel mundial, ya hay retailers que han tomado cartas en el asunto. La cadena norteamericana Target aseguró esta semana que rebajaría la mercancía y cancelaría los pedidos para ajustar el tamaño de su inventario. Había finalizado el semestre con un stock un 43% superior al de hace un año. Una situación similar ocurrió en Walmart. Su mercadería se elevó un 32% a marzo. Y estimaron que tardarían recién dos meses en estabilizarlo. En Macy’s el alza fue del 17%.
En el mercado nacional estiman que si se llega a acumular un mayor inventario que el demandado se activarían bajas en los precios, y se retomarían las liquidaciones que no se vieron el año pasado.