¿Qué pasará con el salario mínimo? Esa fue una de las primeras preguntas a las que tuvo que hacer frente el ahora ministro de Hacienda, Mario Marcel, apenas minutos después del término de la ceremonia de cambio de mando ayer en Valparaíso. Es que se trata de uno de los temas que más expectativa genera en la ciudadanía y, además, uno de los primeros proyectos que deberá ingresar al Congreso. Esto, porque el actual monto del ingreso básico de $350 mil expira el 1 de mayo y, por ende, se espera que la iniciativa con el nuevo guarismo ingrese al Parlamento en abril para su discusión.

El objetivo trazado por el gobierno es llegar a $500 mil a fines del período presidencial, es decir, hacia 2025. Pero para el primer año la meta fijada es subirlo a $400 mil, lo que se traduce en un incremento del orden de 14%.

Si bien antes de que detonara el conflicto entre Rusia y Ucrania una idea era subirlo de manera inmediata en mayo, la guerra y su extensión está teniendo impacto en lo económico y llevando a analizar nuevamente la forma de impulsarlo.

“Tal como está planteado en el programa de gobierno, los $500 mil están previstos para fines del gobierno, pero el programa también señala que debería haber un impulso importante en el comienzo. Eso es lo que vamos a conversar. No es el momento para entrar en los detalles, pero vamos a tener un primer paso que será importante y ese será durante este año”, sostuvo ayer el jefe de la billetera fiscal.

En el gobierno no hay dobles lecturas: en este primer año se tiene que cumplir la meta de los $400 mil, sin embargo, se están evaluando distintas alternativas para lograrlo, ya que se reconoce que el escenario internacional cambió los planes de corto plazo.

Por eso, al interior del nuevo Ejecutivo mencionan que dentro de las próximas dos a tres semanas ya habrá algo más concreto de la forma en que se avanzará, sin embargo, ya hay algunos lineamientos sobre la mesa.

De acuerdo con fuentes del gobierno, una alternativa es gradualizar el alza durante su primer año, pero con la meta de que, a más tardar, en marzo de 2023 se llegue a los $400 mil. En este punto, señalan, la rapidez puede quedar sujeta a algunas variables económicas tal como lo hizo el gobierno de Sebastián Piñera, que condicionó el avance al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), aunque entre las nuevas autoridades también quieren poner sobre la mesa la recuperación del empleo.

Las mismas fuentes mencionan que dado el ciclo económico, se debe tener especial cuidado con las pequeñas empresas que pueden estar operando a plena capacidad y, por ello, un alza de esta magnitud podría impactar en sus costos, aunque para este sector se piensa entregar algún tipo de subsidios.

Otros conocedores al tanto de las conversaciones, afirman que dentro de los factores a considerar sobre la idea de subirlo de una sola vez en $50 mil, se encuentra la preocupación que existe en la coalición gobernante por la pérdida de poder adquisitivo que han sufrido los trabajadores debido al alza de la inflación. Así lo refleja el índice de remuneraciones del INE que, en su medición real, es decir, descontando la inflación, anotó un retroceso de 0,2% en enero respecto de igual período de 2021, acumulando su cuarto mes consecutivo de caídas.

David Bravo, director del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la UC sostiene que “el aumento del salario mínimo bajo la nueva administración es una medida que debe estudiarse en consideración de la recuperación de los empleos de la economía. Un aumento tan importante durante el primer año de gobierno, de $350 a $400 mil, no se condice con la actual situación de crisis del mercado laboral”. Para Bravo, aumentar el salario mínimo en estas condiciones en términos reales “puede generar importantes problemas para la recuperación del empleo faltante”. El economista recuerda que “para volver a estar en una situación equivalente a lo que había en prepandemia, se requiere recuperar 603 mil empleos”.

Juan Bravo, director del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (UDP) enfatiza que “en la medida que el crecimiento de los salarios reales, esto es, los salarios ajustados por su capacidad de compra, aumenten más que lo que crece la productividad laboral, se generará un impacto negativo sobre la generación de empleo asalariado formal en el sector privado”. Por esta razón, comenta que “así como está planteada esta medida, generaría un efecto negativo sobre el empleo asalariado formal en el sector privado, particularmente entre los segmentos de trabajadores de menor experiencia y menor nivel educativo”.

El camino para los $500 mil

El objetivo de mediano plazo del gobierno es dejar un salario mínimo de $500 mil. Por ello, saben que el gran paso es el primero, puesto que luego tienen tres años para lograr esa meta, lo que se traduce en un incremento gradual.

Una de las posibilidades es establecer un acuerdo plurianual, dejando trazada la ruta para cumplir con la promesa, y así evitar la negociación de todos los años. No obstante, precisan en el gobierno que, si bien esa pueda esa una fórmula, de concretarse tendría cláusulas de escape por si hay eventos económicos inesperados que impidan avanzar según como estaba agendado. David Bravo afirma que “el aumento de 43% nominal en 4 años es tan alto que, dependiendo de la inflación que tengamos, sería mayor al 20% real. Hacerlo sin perjudicar el mercado laboral requeriría priorizar la recuperación del empleo en el primer año y medidas que aumenten la productividad para los años siguientes”.