Permeó todos los balances de las empresas. Los efectos de la inflación, no sólo en Chile sino que en la región, fueron un acápite en gran parte de los resultados del primer trimestre; un riesgo que siempre ha estado presente en los análisis, pero que ahora derivó en efectos en arriendos, remuneraciones y deudas. Varias empresas presentaron la forma en que se ha estado tratando de contrarrestar el alza de precios. Es que si el IPC a marzo de 2021 llegaba al 1,3% en tres meses, el primer trimestre de este año llegó al 3,4%, acumulando un alza a doce meses del 9,4%. Y que en abril llegó al 10,5%.
“Los costos de la compañía se han visto aumentados por el IPC, debido principalmente a mayores costos de mano de obra, materiales de construcción, contratos de servicios en UF y reajustes de remuneraciones”, resumió Aguas Andinas en sus balances. Los mayores costos de la sanitaria sólo por inflación sumaron $ 418 millones.
¿Qué hicieron las empresas para combatir esta alza en el IPC? Desde incrementos en los precios a consumidor hasta la expansión a otros segmentos. Todo, para intentar aminorar su efecto.
Alza de precios
Un alza del 4% frente al trimestre inmediatamente anterior anotaron los precios de venta de los productos de cuidado personal comercializados por CMPC. El incremento fue de un 2% en el caso del papel tissue. En un año, los avances fueron de un 14% y un 16%, respectivamente. “Los aumentos se relacionan a un alza de precios de ventas en moneda local para traspasar el alza en costos”, señaló la compañía en sus balances trimestrales.
Hoy, son varias las empresas que han traspasado al valor final al menos un porcentaje del incremento de la inflación. Las ventas de Embotelladora Andina, por ejemplo, aumentaron un 26,8% explicado, en parte, por alzas en el precio en línea con el IPC. Concha y Toro, por su parte, llevó adelante aumentos de valores en sus mercados y portafolios, en respuesta a las presiones en el costo de insumos, costos de mano de obra y fletes, entre otros aspectos.
Ese panorama trascendió a las operaciones consolidadas. Y en algunos casos se concentró en mercados específicos. Puntualmente, la Viña San Pedro Tarapacá elevó el precio promedio en dólares de sus productos en Argentina un 65,6%. “Se explica principalmente por alzas de precio ejecutadas a lo largo del año para mitigar los efectos de la inflación”, subrayaron. O en Cencosud, donde en la categoría de supermercados en Brasil, también dieron cuenta de un traspaso parcial del aumento de la inflación de alimentos. “A lo anterior se contrarresta parcialmente la contracción del consumo por menores salarios y reducción de ayudas estatales asociadas a la pandemia, sumado al menor poder de compra del consumidor por el impacto de la inflación”, apuntaron en el retailer frente al mismo mercado.
CCU elevó un 14,8% sus precios promedio, lo que respondió no sólo a una mejora en el mix de venta. Subieron directamente los valores en cerveza, bebidas no alcohólicas y licores en Chile, además, de aquellos productos comercializados en el país vecino. “(Ello) se explica por el aumento de los precios en línea con la inflación en Argentina”. Y agregó la compañía del grupo Luksic: “Nuestros esfuerzos en materia de precios impactaron parcialmente en nuestros resultados en el primer trimestre, pero se reflejarán plenamente en los siguientes trimestres del año, ayudándonos a compensar gradualmente las fuertes presiones de costos”, subrayaron.
Menores contratos de arriendo
Forus partió 2021 con 507 tiendas. Al cierre de ese año tenía 440. Y tres meses después ese número había caído a 419. Cerró 88 locales desde inicios del año pasado a la fecha. Y sólo 21 en el primer trimestre de 2022. La firma impulsó un plan de eficiencias que derivó en una optimización de sus locales. Dentro de sus explicaciones estuvo el tener una estructura más liviana, “con menos gastos fijos indexados a la inflación”, señalaron.
El retail, en general, tiene contratos de arriendo de tiendas, bodegas y oficinas, que están en UF. Si al 31 de diciembre esas obligaciones en el caso de Hites ascendían a $ 122.234 millones, a marzo subieron a $ 122.601 millones. En el caso de Cencosud, saltaron de $ 733.992 millones a $ 751.997 millones.
En SMU anotaron un avance del 24,1% anual en arriendos y gastos comunes, debido principalmente a la inflación, a lo que se sumó la apertura de nuevas tiendas y mayores pagos variables asociados a la mayor venta, destacaron.
Estos incrementos se replicaron en el gasto en remuneraciones. Hites, por ejemplo, tiene ajustes semestrales por IPC convenidos en los contratos colectivos con sus trabajadores y estima que un alza de un 1% en la inflación elevaría ese gasto en $ 31 millones mensuales.
Clínica Las Condes registró un aumento de $ 2.717 millones en salarios debido, en parte, al efecto de reajuste.
Aún más, en Enel Distribución acusaron una baja en remuneraciones por varios aspectos, entre ellos, producto de una disminución en la dotación, lo que, no obstante, fue compensado por otros costos recurrentes que sumaron $ 385 millones relacionados, en parte, con bonos anuales y reajustes de IPC de remuneraciones.
En Aguas Andinas se repitió lo mismo. Al cierre del primer trimestre, los gastos por beneficios a los empleados alcanzaron $ 13.527 millones, cifra superior en $ 799 millones a la obtenida en igual lapso de 2021. “El incremento está asociado principalmente a reajustes por IPC, lo cual es compensado parcialmente por menor dotación promedio”, señalaron.
Expandirse a otros segmentos
“La compañía ha buscado diversificar su negocio en términos de mercados geográficos y productos, abordando distintos segmentos socioeconómicos como forma de administrar este riesgo”, señaló Socovesa en sus balances sobre las amenazas de menor dinamismo del sector por todo aquello que puede generar la inflación: más tasas y créditos más costosos. El negocio inmobiliario y la demanda por viviendas responde en buena parte a las tasas de interés, que han ido al alza para frenar la escalada del IPC. Aquello podría, señalaron, disminuir la demanda por viviendas, mayoritariamente en los segmentos socioeconómicos medios y altos.
En Moller & Pérez-Cotapos precisaron que para mitigar estos riesgos se han centrado en dos segmentos de negocios: ABC1 y viviendas económicas. “Esta última se activa en tiempos de desaceleración, ya que los gobiernos normalmente invierten en subsidios habitacionales”; un público que -a juicio de otras empresas- también podría verse beneficiado por las ayudas gubernamental. Ese es al menos el análisis de Hites: “La inflación afecta de mayor manera la capacidad de consumo de nuestros clientes y su capacidad de pago. Esperamos que, en el caso específico de nuestro segmento de clientes, los beneficios gubernamentales mitiguen ese efecto”.
Instrumentos para contrarrestar el IPC
Al 31 de marzo de 2022, Metrogas mantenía un 55% de su deuda financiera expresada en UF y exponían que ante un alza de un 1% en el valor de la Unidad de Fomento, sus resultados antes de impuesto hubiesen disminuido en $ 1.472 millones. En Tricot, solo un 3,8% de la deuda financiera estaba expresada en UF, mientras que en el caso de Falabella era un 33,53% o $ 1.154.720 millones. Esta última proyectaba que al aplicar una inflación incremental de 100 puntos base anual y manteniendo todas las demás variables constantes, el efecto sería una pérdida aproximada de $ 11.547 millones antes de impuesto.
Para contrarrestar ese efecto, varias han contratado derivados para cubrir sus posiciones en UF, los llamados swap u opciones, instrumentos financieros que utilizan las empresas para resguardarse de ciertas fluctuaciones del mercado. “La sociedad cuenta con derivados de inflación que mitigan este riesgo”, señaló Hites. “Para cubrirse del riesgo de inflación, la compañía ha tomado contratos swap de UF a pesos y de UF a dólares, calzando la posición pasiva en UF”, dijo Concha y Toro.
Watts emitió un bono por UF 1.000.000 y contrató swap de inflación por esa operación. Wenco hizo lo propio con bonos corporativos en el mercado por UF 2.500.000.
Sonda, puntualmente, aseguró que el 75% de sus obligaciones expresadas en Unidad de Fomento fueron pesificadas en su origen a través de contratos de cross currency swap.
Las compañías orientadas a la renta inmobiliaria -tales como centros comerciales- han tenido una cobertura propia del negocio: sus ingresos están en UF. “La compañía mantiene una cobertura económica natural que la protege del riesgo de inflación presente en la deuda consolidada después de coberturas”, subrayó Mall Plaza.
Al 31 de marzo, Parque Arauco, por ejemplo, tenía $ 601.623 millones en deudas con tasa de interés indexadas a la inflación. Sin embargo -señalaron-, los ingresos justamente están en su mayoría en UF, produciéndose un calce natural.
La eléctrica Engie históricamente había tenido como política introducir en sus contratos de venta de electricidad mecanismos de indexación de precio sobre la base de las fluctuaciones de precios de los combustibles relevantes. De esta forma -aseguraban- alineaban sus costos de producción y suministro de energía con sus ingresos por ventas de energía contratada. Sin embargo, en sus balances trimestrales puntualizaron que en base a su plan de transformación energética consideraron privilegiar la indexación de tarifas a la variación de los índices de precios al consumidor por sobre la indexación a precios de combustibles, especialmente a partir de 2021.