Las minutas de la reunión de junio mostraron que los funcionarios de la Reserva Federal esperan que sigan habiendo progresos para alcanzar el umbral que les permita reducir las compras masivas de activos.
“En general, se consideró que el estándar del comité de ‘progreso sustancial adicional’ aún no se había alcanzado, sin embargo, los funcionarios esperaban que este continúe”, según los registros de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) del 15 al 16 de junio publicados este miércoles.
“Varios participantes mencionaron que esperaban que las condiciones para comenzar a reducir el ritmo de compra de activos se cumplieran antes de lo que habían anticipado en reuniones anteriores”.
La reunión de junio marcó un cambio en la relación del banco central respecto a los riesgos inflacionarios en medio de mayores presiones sobre los precios a medida que la economía se recupera de la pandemia. Pero sobre todo, las minutas muestran que el comité tenía una gran incertidumbre sobre qué tan pronto se resolverían temas que contribuyen a la inflación, como son la escasez de mano de obra y los cuellos de botella en los suministros.
Varios participantes enfatizaron “que la incertidumbre en torno a las perspectivas económicas era elevada y que era demasiado pronto para sacar conclusiones firmes sobre las trayectorias del mercado laboral y la inflación”, señala el acta.
Los funcionarios respondieron a una perspectiva más elevada para los precios señalando dos aumentos de tasas para 2023, según la estimación media, mientras que siete de los 18 miembros proyectaban elevar las tasas el próximo año. Trece funcionarios vieron que los riesgos de inflación estaban ponderados al alza, frente a los cinco de marzo, mostró su pronóstico.
El mes pasado, el banco central mantuvo sin cambios el rango objetivo para su tasa de referencia de cero a 0.25%, donde ha permanecido desde marzo de 2020 cuando la pandemia cobró impulso.
Debate sobre MBS
Los funcionarios también continuaron con las compras mensuales de US$80.000 millones en bonos del Tesoro y US$40.000 millones en valores respaldados por hipotecas (MBS, por sus siglas en inglés) hasta que se logren “progresos sustanciales adicionales” en sus metas de inflación y empleo.
Los formuladores de políticas discutieron la compra de MBS, pero se mostraban divididos sobre si debían priorizar estos activos cuando llegara el momento de reducir las compras.
“Varios participantes vieron los beneficios de reducir el ritmo de estas compras más rápidamente o antes que las compras de bonos del Tesoro a la luz de las presiones de valoración en los mercados de la vivienda”, señaló el registro. “Sin embargo, otros comentaron que era preferible reducir el ritmo de las compras de Tesorería y MBS de manera proporcional”.
Incertidumbre inflacionaria
Los funcionarios también discutieron el aumento de la inflación, y aunque “en general esperaban que la inflación se moderara” una vez que los factores transitorios asociados con la rápida reapertura de la economía hubieran disminuido, “una mayoría sustancial de los participantes consideró que los riesgos para sus proyecciones de inflación se inclinaban al alza”.
“Varios participantes anticiparon que las limitaciones de la cadena de suministro y la escasez de insumos presionarían al alza los precios durante el próximo año”, dice la minuta. “Varios participantes señalaron que, durante los primeros meses de la reapertura, la incertidumbre se mantuvo demasiado alta para evaluar con precisión por cuánto tiempo se mantendrán las presiones inflacionarias”.
La medida de inflación preferida por la Fed subió un 3,9% para el año que finalizó en mayo, pero la postura restrictiva del banco central ha hecho bajar los rendimientos de los bonos del Tesoro a largo plazo.