El día más duro probablemente de su historia debió enfrentar este miércoles Latam, al menos en lo que se refiere a su situación bursátil.
La negativa del gobierno a activar medidas de ayuda, en medio de la crisis que enfrenta la compañía -por el cierre de fronteras y un desplome de la demanda- provocó una verdadera estampida de los inversionistas. Al cierre de la jornada, sus papeles bajaron 44,01% (la mayor caída diaria de una acción en 17 años), llevando su precio por debajo de los US$2 y completando una depreciación de 79,44% en lo que va del año.
A modo de comparación, hoy la empresa vale menos que los US$1.900 millones que apenas en diciembre Delta Air Lines, la mayor aerolínea del mundo, pagó para quedarse con el 20% de la firma controlada por la familia Cueto.
La situación obligó a activar un plan de emergencia, en circunstancias que su operación, producto de los planes para contener el coronavirus, han llevado a su operación al mínimo. A pesar de contar con caja por unos US$1.500 millones al cierre de 2019, -a lo que suman algunas líneas de crédito disponibles- sus costos fijos mensuales -que se ubican en torno a los US$350 millones y los US$400 millones- solo permiten que la empresa pueda costear unos pocos meses sin funcionar.
Esto, pues ya en el primer mes de la crisis se espera completar un desembolso en torno a US$750 millones, contando el costo operativo de los vuelos que alcanzaron a despegar, más las devoluciones hechas y otros gastos, y muy bajas ventas.
De los casi US$400 millones que demandan los costos fijos de Latam -sin estar volando-, poco más de la mitad corresponde a salarios. A esto se suman unos US$100 millones en leasing de aeronaves y otros US$80 millones en sistemas. Para volver a poner en marcha la operación, también se requerirá caja.
Por ello, el cómo reducir gastos fue el tema central de las conversaciones este miércoles de forma interna. La situación es de economía de guerra. Además de paralizar todas las inversiones, la administración se reunió con dirigentes sindicales a quienes les propuso reducirse, a contar de abril y por algunos meses, mientras dure la crisis, una rebaja del 50% en sus salarios. Esto ahora debe ser llevado a las bases para que tomen una decisión.
Decisión del gobierno.
La sensación interna, confidencia una fuente cercana a la compañía, es que el gobierno fue demasiado tajante en su negativa, lo que contrasta con otros países -como Brasil o Estados Unidos- donde sí se han activado algunos mecanismos de ayuda.
Con todo, las conversaciones no se dan por cerradas y se espera que el gobierno ceda en algunos puntos, como el cobro por el aparcamiento de aviones que no están volando, o el pago de pasajes adeudados.
La falta de efectivo hoy es la mayor preocupación de la industria. Aerolíneas de todo el mundo están tomando medidas que ayuden en esta dirección, y Latam no es la excepción.
Pablo Solís, jefe de renta variable institucional de Tanner Investments, dice que “el precio refleja hoy cuán severo es el shock, ante una drástica caída en el tráfico de pasajeros, y la caída en sus ingresos podría afectar su capacidad de servir la deuda si este shock permanece por seis meses”.
Adicionalmente, el analista advierte que “la depreciación de las monedas de Latinoamérica frente al dólar también son un driver negativo sobre su balance (la deuda es en dólares, mientras recibe ingresos en pesos chileno, argentinos, colombianos, reales brasileños o soles peruanos)”.
Con todo, Solís cree que “hay un riesgo de que el precio de sus papeles siga cayendo”, pero asegura que le cuesta ver la posibilidad de que la aerolínea quiebre, aunque admite que “puede ser un escenario catastrofista, pensando que esta situación puede durar más de seis meses”.
Otras aerolíneas
Este miércoles, Delta Air Lines, la aerolínea que el año pasado adquirió el 20% de la propiedad de Latam, recortó en 50% los sueldos de sus ejecutivos hasta el 30 de junio frente al desplome de ventas que proyecta para marzo y abril. Además, anticipó una caída de sus ingresos en torno a US$2.000 millones por la crisis.
En Chile, Sky suspendió todos sus vuelos internacionales desde el 21 al 31 de marzo y la mitad de su operación doméstica. Entre las medidas internas, también anunció la disminución temporal de un porcentaje de las remuneraciones de su equipo de ejecutivos, compuesto por subgerentes, gerentes, directores internos y externos. Esto con el objetivo de poder resguardar y apoyar las otras plazas de trabajo.
Otra empresa nacional, Jetsmart, decidió reducir sus vuelos ante la situación. Esto, “dada la contingencia que enfrenta el mundo, como resultado del avance del Coronavirus, situación que ha generado una baja dramática en la demanda de vuelos y en restricciones fronterizas de diversos países de Sudamérica”, dijo la compañía.
“Jetsmart Airlines -perteneciente al fondo de inversiones Indigo Partners- reforzó sus medidas para enfrentar la pandemia. Es así como reducirá hasta en un 70% la oferta de vuelos domésticos, y la totalidad de sus vuelos internacionales, a excepción de lo mínimo para poder apoyar en la repatriación de personas tanto en Chile, como en Argentina, Colombia, y Perú”, complementó la empresa.
El negocio de buses también se ha visto afectado. La empresa Turbus acusó una baja en la demanda del 60%, situación que calificaron como “insostenible”.