Leonidas Montes: “Lo aprobado hasta ahora en la Convención es un camino al autoritarismo populista”
El director del CEP cree que el “sueño de la casa de todos” se ha ido desvaneciendo y reconoce que, tal como va la redacción de la nueva Constitución, no es partidario de aprobarla. “Más allá de Marcel, lo que ha pasado con el (quinto) retiro es un fracaso político para el gobierno. Lo que se demostró es que hay incapacidad de articulación política para unir a las fuerzas del gobierno tras una decisión que era tan importante”, afirma.
Leonidas Montes reconoce que en los últimos meses ha padecido de una especie de “depresión cívica” a raíz de los resultados que ha tenido el proceso constituyente. El director del Centro de Estudios Públicos (CEP), el emblemático think tank de la calle Monseñor Sótero Sanz, está inquieto no solo por el camino más extremo tomado por la Convención Constituyente, sino también por el crispado momento político que vive el país, en medio de la instalación del nuevo gobierno y el debate por el quinto retiro.
“Como decía el filósofo de la ciencia Paul Karl Feyerabend, ‘cualquier cosa puede pasar’”, dice con cierta desazón el economista y filósofo en relación al futuro de los fondos de pensiones.
A poco más de un mes de su instalación, ¿cuál es su percepción acerca del comienzo del gobierno de Gabriel Boric?
Es malo el despegue. Ha habido muchos errores de forma y fondo. El problema es que a muchos en el gobierno les está costando bajar de la campaña a la realidad. A lo mejor, se relaciona con esta cultura más asambleísta y menos institucional que tiene el Frente Amplio en su ADN. Es muy distinto con guitarra, especialmente viendo lo que ha pasado con la ministra del Interior, Izkia Siches. Los varios episodios protagonizados por la ministra demuestran la falta de ese ethos del Estado, republicano, que es tan importante. Hay que bajar a la realidad y eso no se ha visto. Boric también ha hecho declaraciones bien desafortunadas. Pero estamos al comienzo de los gobiernos. Hay que darle el beneficio de la duda.
El beneficio a un gobierno que está en rodaje...
Sí, en rodaje. Es un gobierno joven y sin experiencia de Estado. Pero insisto que en su ADN hay una cultura distinta, que es más asambleísta y menos institucional. Eso también hace que el despegue y que las turbulencias tengan relación no solo con la tormenta y los vientos, sino que también con el avión y el piloto que ha estado un poco ausente. Hay que aprender a manejarlo. La complejidad del Estado o de la República y los desafíos que hay hoy para la democracia representativa muchas veces contrastan con lo que hace el asambleísmo, que es una forma mucho más ligada a lo que es una democracia directa. Ya no están en el patio de la universidad.
A propósito de la crispación por el quinto retiro, ¿qué implica este parlamentarismo de facto que se ha instalado?
Muchos advertimos con el primer retiro que esto era sólo el comienzo. El Estado de derecho, las leyes y las reglas son para respetarlas y se abrió esa compuerta. Abrirla fue un error inconmensurable. Son los parlamentarios y el parlamentarismo de facto los responsables de las consecuencias económicas que ya estamos viendo.
Al final del día, este festival de retiros está afectando al bolsillo de las personas y sobre todo a las futuras pensiones. Y seguimos postergando el verdadero problema que son las bajas pensiones.
¿Cree que la compuerta de los retiros se pueda cerrar?
Se está tratando de cerrar, pero hay que recordar que para anteriores retiros también se iba a cerrar. Nos saltamos el cuarto y ahora estamos en el quinto y podría haber un sexto. Los retiros ya están afectando los bolsillos de las personas y esto es como morfina para una enfermedad que se tiene que resolver de otra manera. El tema está tan revuelto que, como decía el filósofo de la ciencia Paul Karl Feyerabend, “cualquier cosa puede pasar”.
¿Cómo ha visto el desempeño del ministro de Hacienda, Mario Marcel, en esta vorágine?
Marcel actualmente es bien valorado por la ciudadanía. Pero más que la persona de Mario Marcel, lo del quinto retiro es muy preocupante. Más allá de Marcel, lo que ha pasado con el retiro es un fracaso político para el gobierno. Lo que se demostró es que hay incapacidad de articulación política para unir a las fuerzas del gobierno tras una decisión que era tan importante, y sobre la que había consenso.
Además, no hay que olvidar que en esta pasada Boric no se la jugó. El Presidente también es líder de su coalición. Es un muy mal precedente político, porque es una derrota política también para el gobierno como un todo, que va más allá del ministro Marcel.
¿Cómo pueden afectar todos estos problemas políticos a la economía?
El panorama económico es complejo y difícil. Estamos viendo señales de menor crecimiento para este año y para el próximo. Es evidente que va a ser un golpe doloroso, lo que vamos a vivir probablemente el segundo semestre y el próximo año. También la amenaza de la inflación se hizo realidad. Habíamos olvidado lo que significa la inflación y lo doloroso que es para los bolsillos de las personas. No podemos descartar tampoco la estanflación. El aterrizaje económico el próximo semestre de este año va a ser duro.
Las alertas de la Convención
¿Qué opina sobre lo que está pasando hoy con el proceso constituyente?
En el CEP hemos usado la inteligencia artificial para seguir el proceso constitucional, que es algo único en el mundo. Usando algoritmos, identificamos un grupo de convencionales, alrededor de 58, que votaban en bloque, que son la izquierda más radical y a los cuales definimos como la “izquierda de colonial”. Sin embargo, a mediados de febrero nos bajó una especie de “depresión cívica”, ya que el eje Frente Amplio y los Independientes No Neutrales se empezaron a mover hacia esa izquierda más radical, un grupo que ha monopolizado la discusión. Esperábamos que la Convención tendiera a moderarse hacia la centroizquierda o hacia el centro, pero eso no fue lo que sucedió.
¿La Convención, entonces, está cooptada por esa izquierda más radical?
No usaría la palabra cooptada. Ha habido una influencia mucho de estos grupos dentro de la Convención. En ese sentido, las dudas sobre ese grupo o el proceso constitucional ya se están manifestando. A mucha gente no le está haciendo sentido la Convención, lo que se revela en las encuestas. Un reciente análisis nos indica que incluso en Twitter los sentimientos negativos hacia la Convención ya están llegando a niveles de lo que fue el escándalo generado por el constituyente Rodrigo Rojas Vade.
¿Qué opina sobre lo que ya ha aprobado la Convención Constituyente?
Ya tenemos casi 250 artículos aprobados y hay varios temas que preocupan. En materia de sistema político, la sala de máquinas, como le llaman, todavía no hay acuerdo. Es difícil entender que si se optó por un presidencialismo atenuado, todavía quieran avanzar hacia un unicameralismo, porque ese es un libreto conocido hacia un autoritarismo populista, ya sea de derecha o de izquierda.
Otra cosa preocupante son los sistemas de justicia, en plural, que se están proponiendo. Son un atentado contra el principio de igualdad ante la ley. No veo por qué hay que privilegiar a los pueblos originarios sobre el resto de los ciudadanos. Además, este artículo de los sistemas de justicia es tan ambiguo y abierto que no queda claro cómo se implementará.
Un tercer punto es la importancia de los partidos políticos, que son fundamentales para nuestra democracia representativa. Me preocupa mucho esto de abrirles la puerta a los movimientos sociales, porque eso es un camino a la inestabilidad. Me preocupa que se confundan los partidos políticos con los movimientos sociales. Debemos tener conciencia de la importancia de los partidos políticos. Hay que fortalecerlos y modernizarlos, no igualarlos a los movimientos.
¿Con lo aprobado se está abriendo una llave para la inestabilidad política futura?
Efectivamente. Lo aprobado hasta ahora en la Convención es un camino al autoritarismo populista. Los gobiernos pasan y las constituciones quedan. Por eso el gran desafío que tenemos hoy día como país es lo que va a suceder con la propuesta de la nueva Constitución. El sueño de la casa de todos se ha ido desvaneciendo. Muchos teníamos la esperanza de que esto iba a ser un proceso que iba a unir. Me preocupa que el plebiscito de salida vaya a ser una nueva causa de polarización y que se repita el fenómeno de las últimas elecciones. Eso sería sumamente dañino para el país.
Muchos pensábamos que el pleno y los dos tercios traerían racionalidad y moderación. La esperanza inicial estaba puesta en mirar hacia modelos como España o Portugal, pero estamos haciendo algo semejante a constituciones largas como las de Ecuador y Bolivia. Eso es preocupante.
¿Ya definió su voto para el plebiscito de salida de septiembre?
Aún queda camino por recorrer, quedan semanas intensas, y hay que ver el cuerpo completo. Sin embargo, tal como va el borrador no aprobaría la nueva Constitución. Hasta ahora no es auspicioso el panorama.
De todas formas, el camino hacia una socialdemocracia y el fin del neoliberalismo se ven muy cercanos…
Yo puedo hablar desde el liberalismo, porque el neoliberalismo es una etiqueta que te da para mucho. Lo que está pasando con el liberalismo en el mundo es muy complicado. La amenaza del populismo autoritario es real y visible. Lo estamos viendo en Europa, en Hungría, en Rusia, y en Latinoamérica, en países como Venezuela y el Salvador, por ejemplo.
Los liberales tenemos la obligación de recuperar el rostro humano que tiene el liberalismo y volver a defender los principios básicos de la igualdad, la libertad y la justicia, que el economista y filósofo Adam Smith identificaba tan bien. La socialdemocracia también es liberal y debe sumarse a la defensa de estos principios que son los pilares o los fundamentos de la democracia representativa. El liberalismo no es una cuestión de derecha o izquierda.
¿Es optimista o pesimista respecto del futuro de Chile?
Por naturaleza soy optimista, pero hoy hay mucha confusión con lo que está pasando en el proceso constitucional e incertidumbre también en la economía y en la política. El panorama está muy complejo a nivel mundial y en Chile, a nivel político, económico y constitucional. Lo constitucional es probablemente el gran desafío que enfrentamos. Como decía, los gobiernos pasan, pero las constituciones quedan.
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