Chile parece ser uno de los pioneros de la región en materia de economía circular. Sin embargo, los desafíos siguen siendo enormes. Ese es el diagnóstico de la líder para América Latina de la Fundación Ellen MacArthur, la brasileña Luisa Santiago, en un contexto de fuerte actividad en materia de sustentabilidad.

Es que hace unos días se dio un hito importante en esta materia. En el marco de la versión 22 del foro de ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, coordinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se anunció la alianza de organismos internacionales con el objetivo de apoyar a la región para transitar hacia una economía circular, la cual se basa en tres principios fundamentales: eliminar los desechos y la contaminación, mantener los productos y materiales en uso y regenerar los sistemas naturales.

“América Latina y el Caribe pueden encontrar nuevas e importantes oportunidades de crecimiento al pasar a una economía circular que elimine los desechos y la contaminación, mantenga los productos y materiales en uso y regenere los sistemas naturales. Un modelo que sea distribuido, diverso e inclusivo, y que ayude a abordar la raíz de los desafíos globales”, sostiene Santiago.

Esa coalición se compone del Centro y Red de Tecnología del Clima (CTCN); el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); el Konrad Adenauer, Foundation (KAS); la Platform for Accelerating the Circular Economy Coalition (PACE); la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI); el Foro Económico Mundial (WEF); y la propia Fundación Ellen MacArthur.

Justamente, esta entidad es una organización benéfica registrada en el Reino Unido que tiene como objetivo fomentar políticas de economía circular en todo el orbe.

¿Cómo analiza a Chile en materia de economía circular?

Chile es un exponente importante. Cuando empezó la pandemia, el país ya tenía una hoja de ruta nacional para la economía circular. Mientras la mitad de los países del G20 pusieron sus esfuerzos en una recuperación de corto plazo con mayores apuestas en combustibles fósiles, Chile reforzó su compromiso medioambiental siendo el primer país de las Américas en firmar el Pacto de los Plásticos, iniciativa que coordinamos con algunos países, y el tercero en el mundo después de Reino Unido y Francia.

¿Es suficiente?

Es un desafío común para América Latina, pero somos una economía continentalmente extractiva. La mentalidad que ha regido nuestras economías desde siempre fue muy lineal. En este sentido, gran parte del PIB de Chile depende de la extracción de cobre. De alguna forma, vivimos la ‘maldición de los recursos naturales’, ya que somos la región con mayor biodiversidad del mundo, con más abundancia en recursos naturales y no sabemos añadir valor, sino que generamos uno de corto plazo. Esta mentalidad es la maldición predominante en las economías de la región y Chile es parte de esto. Pero lo positivo son los pasos estructurales que el país está dando en el sentido de la economía circular.

¿Qué alcances tiene esta nueva alianza multilateral en materia de sustentabilidad?

Somos ocho socios estratégicos que fundamos esta coalición en un contexto en que la economía circular viene llamando la atención desde hace unos 5 años. Nuestro ideal es apoyar a países y empresas, stakeholders relevantes del continente, para acelerar la implementación de políticas públicas orientadas hacia una economía sustentable. En este momento la coalición tiene la idea de facilitar la cooperación intersectorial e interministerial y difundir el conocimiento de la economía circular, aunque nuestra prioridad son los gobiernos.

¿La crisis económica no pone en jaque estas iniciativas?

Es un momento clave en América Latina para repensar la economía al ser una de las regiones más afectadas por la pandemia. No hemos logrado, desde la colonización, un crecimiento económico duradero y sostenible, con equidad y empleo de calidad para todos. Hay retos globales que dependen de acciones globales concertadas para lograr un futuro de más prosperidad. La economía circular es un camino para esta nueva ola de desarrollo, que mira hacia una prosperidad de largo plazo, lo bueno es que estamos viendo en muchos lugares que se están poniendo en práctica políticas públicas y estrategias en este sentido, como Sao Paulo, Bogotá o Ciudad de México.

¿Y qué planes tienen para el corto plazo?

Actualmente la coalición tiene cuatro países en su directiva: Colombia, Perú, Costa Rica y República Dominicana. Hay un plan de trabajo que involucra muchas actividades en materia de desarrollo de capacitaciones, ponerlas en práctica y medición de resultados.

En este primer año vamos a enfocarnos en esto, además de promover el diálogo y colaboración intersectorial e interministerial de los países. Una entrega importante de este año es un documento de visión para la región con miras a transicionar hacia una economía circular en la región, son las bases para empezar a acelerar este proceso.