Una señal clara y nítida que reflejó el exceso de dinero que tuvo la economía debido a los retiros de los fondos de pensiones y la entrega universal del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) tuvo lugar en agosto de 2022. En ese mes, la inflación llegó a un peak de 14,1%, siendo su mayor nivel desde septiembre de 1992, es decir, en 30 años. Ese mismo año, los precios cerraron el año en 12,8%.
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Otro indicador que siguen de cerca los economistas para analizar la liquidez que tienen las personas, las empresas y por ende la economía es el M1, que es el concepto más líquido de dinero, que está compuesto por los billetes y monedas en circulación, las cuentas corrientes y cuentas a la vista.
Por lo mismo también reflejó el efecto de los mayores recursos que rondaban en la economía chilena. Su máximo se alcanzó en julio de 2021 con $80,3 billones (millones de millones). Esto fue favorecido también por los retiros de los fondos de pensiones y la entrega de IFEs y de recursos fiscales para hacer frente a la crisis del Covid.
Estos datos reflejaron los desequilibrios macroecómico que tuvo la economía chilena entre 2021 y 2023 y que llevó a que el Banco Central comenzara a subir su Tasa de Política Monetaria (TPM) hasta un máximo de 12,25%. El objetivo del ente rector no era otro que hacer frente a estos desajustes y que la economía volviera a los equilibrios macroeconómicos.
Ahora, las cifras ya muestran que eso se está logrando: el Banco Central comenzó a reducir la tasa de interés ubicándose en 8,25% y se espera que lo siga haciendo en las próximas reuniones, la inflación cerró el año en 3,9% y la liquidez, medida en el M1, volvió a estar en niveles estables y similares a los registrados antes de la pandemia.
De acuerdo a los datos del Banco Central, a diciembre de 2023 se muestra que el M1 llegó a $56,1 billones, cifra similar a la de enero de 2023 cuando habían $56,8 billones. Más en el detalle, las cuentas corrientes, tanto de empresas como de personas alcanzaron a fines de diciembre a $21,9 billones y $11,7 billones. En la misma línea, en relación a los billetes en circulación, los últimos datos disponibles a diciembre de 2023 muestran que están en $10,4 billones, retomando una estabilidad durante buena parte del año pasado.
La lectura que hacen los economistas es que más que un repunte que podría generar presiones inflacionarias, es una estabilización de la liquidez a los niveles históricos, dejando atrás los desequilibrios que provocó la pandemia con la expansividad fiscal y monetaria.
En ese sentido, enfatizan que es un regreso a los equilibrios macroeconómicos pérdidas durante los años 2021 y 2022. “El nivel de M1 respecto al tamaño de la economía, se ubica en niveles similares previos a la pandemia. Estimamos un valor en torno al 20,6% del PIB para 2023″, sostiene el economista senior del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP), Juan Ortiz.
Para el economista, el exceso de liquidez ya está en retirada. “En 2023, así como se cerraron en parte la brecha entre el PIB potencial y el PIB efectivo y la inflación se ubicó dentro del rango de meta del Banco Central en diciembre y el déficit de cuenta corriente como proporción del PIB se redujo significativamente, también el exceso de liquidez se ha seguido normalizando”, argumenta el experto luego de analizar los datos.
Sergio Lehmann, economista jefe de Bci, añade que “detrás del mayor circulante se advierte un tímido repunte de la actividad, de la mano con las bajas de tasas que ha ido llevando a cabo el Banco Central”. Asimismo, el experto acotó que “el Banco Central inició en julio pasado el proceso de normalización de la tasa de política, lo que estaría contribuyendo a la recuperación de los agregados monetarios”. No obstante, puntualizó que “de cualquier manera, no se debe perder de vista que, dada la inflación acumulada, la medida real está aun sustancialmente por debajo de los registros de fines de 2022, reconociendo el ajuste que ha sufrido la demanda interna”.
Para Ortiz, que los agregados monetarios estén en estos niveles “es una buena noticia descartando que existe algún riesgo inflacionario como el que se materializó en 2020 y 2021 en una inflación que llego a 14,1% en agosto de 2022″.
Misma visión entregó Lehmann: “No conllevaría mayores presiones inflacionarias. La tasa de política es aun altamente contractiva y la economía comienza a mostrar holguras de capacidad tras corregir los fuertes desequilibrios macro incubados en la pandemia”.
Tomás Flores, economista de Libertad y Desarrollo (LyD), subrayó que “proporcionalmente la demanda por dinero está volviendo a niveles más normalizados después de la inyección de los retiros de los fondos previsionales”. Asimismo, afirma que “la reducción de la tasa de interés incentiva mayor tenencia de liquidez”. Y por lo mismo añade que “en la medida que este mayor requerimiento responde a los fundamentos de la demanda por dinero son reducidas las posibilidades de una mayor presión inflacionaria”.