Los 25 años de Aguas Andinas en los ojos (y lecturas) de Ángel Simón
Hasta 1999 la entonces Emos era estatal. La privatización ese año la ganó un grupo formado por Agbar y Suez, hoy Veolia, la firma que sigue controlando vía IAM a la renombrada Aguas Andinas. Lo que no cambió es el hombre a la cabeza, un español de 66 años, ingeniero de caminos, puertos y canales, que fue el primer gerente general de la sanitaria privatizada y que celebra la próxima semana un cuarto de siglo ligado a este país. “De Chile sigo aprendiendo”, dice.
“En el Zanjón el agua para beber, cocinar o lavarse había que traerla de lejos, donde un pilón siempre abierto abastecía el consumo de la población callampa. Así también la evacuación de las aguas servidas y el alcantarillado se resumían en una acequia hedionda que corría paralela al rancherío”. La descripción gráfica del Zanjón de la Aguada, un cauce que recorre Santiago y que termina en el río Mapocho, pertenece al fallecido Pedro Lemebel, que la publicó hace ya dos décadas. Pero el recuerdo de ese texto pertenece a un español que ha dedicado su vida al agua, un ingeniero de caminos, canales y puertos de la Universidad Politécnica de Barcelona, conocido por dirigir una de las mayores empresas sanitarias del mundo y menos conocido por una afición casi profesional por la lectura. Se llama Ángel Simón Grimaldos, tiene 66 años y lleva 25 años ligado a Chile. Los mismos 25 años cumple Aguas Andinas en manos privadas. Conocida como Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias (Emos), creada en 1861, el gobierno de Eduardo Frei privatizó la compañía estatal y en 1999 pasó a manos de un consorcio formado por el grupo español Agbar (Aguas de Barcelona) y el grupo francés Suez. Los controladores pusieron a Simón como el primer gerente general de Aguas Andinas, como comenzó a llamarse en 2001 esa Emos ya sin control estatal, pero donde Corfo aún mantiene una participación accionaria minoritaria.
Simón se radicó en Chile entre 1999 y 2002, pero nunca dejó de venir. Siguió en el mismo grupo. “De Chile sigo aprendiendo. Aprendí a apreciar a las personas que componen este país, su capacidad, su esfuerzo, su disciplina y su honestidad”, declara por escrito, a días de aterrizar nuevamente en Chile a festejar el cuarto de siglo del modelo local de gestión del agua, un evento que será abierto por el expresidente Frei.
“Llegar al país de fines de los noventa, en medio del desarrollo democrático, político, social y económico que se vivía, fue para mí muy importante, porque era evidente la voluntad por mejorar la calidad de vida de los chilenos y chilenas”, recuerda.
Y en eso, dice Simón, la privatización fue un avance. El catalán la llama de otra manera eso sí: alianza público-privada en un sector en el que históricamente predominó la gestión estatal. Desde entonces, Aguas Andinas ha invertido US$ 3.100 millones. “Poder iniciar un mejoramiento tan profundo en el sistema sanitario de este país fue un desafío enorme, sobre todo porque iniciamos, y concretamos, el tratamiento de aguas servidas y fue nuestro gran aporte a la ciudad de Santiago en temas de salud pública”, apunta Simón. La consecuencia de aquello es que Santiago y Chile integran el 28% de la población mundial que vive en zonas libres de contaminación de aguas residuales, lo que tardó 12 años, compara Simón, un tiempo que en países desarrollados ha demorado de tres a cuatro décadas. Por eso, a Simón le sorprendió la mirada de Lemebel sobre el Zanjón de la Aguada y su efecto sobre los santiaguinos: “Me permitió tener una mirada del impacto que significaba, tal como él describía ese canal, donde nosotros teníamos un rol fundamental”.
Nicanor Parra
“El error consistió en creer que la tierra era nuestra, cuando la verdad de las cosas es que nosotros somos de la tierra”. El verso es de Nicanor Parra, el poeta chileno a quien Ángel Simón no solo lee, sino también tuvo “el tremendo privilegio” de conocer, igual que a otro poeta chileno, Gonzalo Rojas. Lo cita por escrito: “Una de mis obras favoritas son precisamente los Ecopoemas de Nicanor Parra, sobre la finitud de los recursos”. Y el recurso sobre el que ha desarrollado su carrera es el agua. “Siento una atracción holística a lo que he dedicado parte de mi vida, que es el agua”, autodeclara en primera persona en una página web personal suya en la que cuelga artículos, noticias y opiniones. “Es la base sobre la que se sustenta la vida y el bienestar y el desarrollo de las sociedades”, complementa sobre el agua.
Simón, a cargo de una empresa de aguas, no es un negacionista. Lo afirma tajante: “Es conocido y demostrado científicamente que el cambio climático y sus efectos más inmediatos como la escasez hídrica y los fenómenos climáticos extremos, llegaron para quedarse”. Por ello, responde así a la consulta sobre los cambios al modelo de las empresas sanitarias en los últimos 25 años: “Lo más complejo ha sido y seguirá siendo la crisis hídrica, como efecto del cambio climático. El desafío de contar con ciudades cada vez más sostenibles impone retos de inversión muy grandes para asegurar el abastecimiento de agua para el consumo humano”. Y agrega: “El modelo de actividad sanitario ha girado un poco para desarrollar planes de inversión focalizados en tener más y mejores fuentes de agua para la ciudad”.
Por esas razones, complementa, Aguas Andinas lanzó hace unos meses BioCiudad, un plan al 2030 que considera inversiones por otros US$ 1.000 millones y que pretende aumentar la autonomía de Santiago ante emergencias hídricas y expandir sus fuentes de abastecimiento. Simón dice que no existen soluciones únicas para responder a la crisis climática. Tampoco son las desaladoras. “La desalación -sin duda- es una alternativa, aunque creemos que hoy existen otras opciones de más rápida implementación para una ciudad que está alejada de la costa como Santiago. Hay múltiples opciones de acuerdo a la geografía de cada lugar, como la recarga de acuíferos, soluciones basadas en la naturaleza y reúso de aguas regeneradas, que es una experiencia que ya implementamos en Europa”.
Benjamín Subercaseaux
Para identificar cuál fue el momento más complejo en su estadía en Chile, Ángel Simón recurre a otro autor chileno: Benjamín Subercaseaux, premio nacional de Literatura, fallecido en 1973.
“Chile es un país maravilloso, como describía Subercaseaux en el libro Chile, o una loca geografía, ordenado y con total respeto y apego a la institucionalidad jurídica, económica y democrática, y aunque hubo momentos complejos, siempre tuvimos canales formales y establecidos para avanzar en soluciones a situaciones que se podrían enfrentar en un proceso como el que se vivía, de participación de los privados en el sector sanitario”, escribe Simón, quien se entusiasma en los elogios: “Chile tiene una regulación e institucionalidad económica y jurídica de las mejores del mundo”.
Presentes en Chile solo en Aguas Andinas, esta última compañía controló Essal, en Los Lagos, la que terminaron vendiendo. No quieren otras regiones. Tampoco pueden: la regulación chilena impide a un mismo operador tener más del 50% de los clientes del país, y Aguas Andinas llegó casi al 43%. La empresa está concentrada en la Metropolitana, donde proporcionaba agua potable a 2.296.728 clientes a septiembre de 2023.
Aguas Andinas integra el Ipsa y tiene una capitalización bursátil de más de US$ 1.800 millones. Es controlada por Inversiones Aguas Metropolitana (IAM) desde sus inicios, pero su matriz ha cambiado de dueños ya dos veces desde 1999. Agbar fue comprada por Suez en 2009. Simón se convirtió en presidente del grupo Agbar en 2010, pero luego asumió como vicepresidente ejecutivo de Suez para Latinoamérica y Europa del Sur. En 2022 Suez fue adquirida por la también francesa Veolia, actual controlador. Y Simón, presidente de Agbar, se convirtió en vicepresidente senior Iberia & Latam de Veolia, su cargo actual. Pero IAM sigue siendo el dueño, desde el inicio.
“El éxito de Aguas Andinas es que no ha habido cambio de controlador desde el 14 de septiembre de 1999. Personalmente, sigo ligado a Aguas Andinas desde aquella fecha y los equipos han ido aprendiendo y mejorando, siempre ha habido una continuidad. En la matriz ha habido cambios accionariales, como ocurre en todas partes del mundo”, responde Simón sobre las modificaciones aguas arriba. “No ha habido ninguna transacción de las acciones del operador en Aguas Andinas. Somos un operador estable de carácter industrial que aporta conocimiento permanente en el tiempo. Es prácticamente una de las únicas en todo el sector de Chile que ha sido así”, insiste.
La inversión privada ha sido rentable. Hasta donde alcanza la mirada, Aguas Andinas nunca ha perdido dinero: todos los años de su vida después de Emos ha registrado utilidades, según exhiben las memorias anuales disponibles en la Comisión para el Mercado Financiero. En los últimos cinco años, hasta 2022, ganó $ 562 mil millones. A septiembre de 2023, sus balances reportan ganancias acumuladas por $ 414.300 millones.
¿Ha sido rentable el negocio para el controlador de Aguas Andinas desde su privatización? Simón se esquiva así: “Cuando se nos invitó a participar en este proceso de alianza público-privada que usted menciona, se estableció un cronograma de inversiones que ha sido uno de nuestros aportes más relevantes desde el punto de vista del controlador, ya que al ser un sector de tarifas reguladas por el Estado, las rentabilidades alcanzadas están dentro de lo establecido por la ley y han permitido desarrollar un intenso plan para invertir recursos en el core de la compañía, desde captar agua, procesarla para su potabilidad y tratarlas para volverlas limpias al cauce de los ríos”.
En Chile, Aguas Andinas y IAM han tenido directorios con alta presencia de profesionales locales de alta visibilidad y presencia pública. En IAM, por ejemplo, están hoy el expresidente de Metro, Rodrigo Azócar; el exvicepresidente ejecutivo de Corfo Hernán Cheyre; el empresario Ignacio Guerrero, amigo del expresidente Sebastián Piñera; y el presidente de Enel Chile, Herman Chadwick. A ellos se agregan como director suplente el exministro Carlos Mladinic. “Siempre nos hemos sentido cómodos en un diseño empresarial en el que a nuestros directorios acuden directores que representen a todos nuestros stakeholders. Por tanto, hay una integración de diversas visiones profesionales y de sensibilidades”, dice Simón.
Antes de ser ministro de Hacienda, bastante antes, en 2006-2007, Mario Marcel también integró ese directorio de IAM. Simón, que coincidió con él en esa mesa y por quien tiene una gran consideración, se niega a hacer un juicio de valor sobre el actual jefe del equipo económico. “El actual ministro Marcel siempre ha sido muy profesional en sus acciones y lo que recuerdo es que sus aportes eran relevantes y fundados en su rol de director”, opina. Un poco más elocuente, solo un poco, es sobre el actual presidente Gabriel Boric. “El presidente Boric estuvo de visita en España, su primera gira internacional, y tuvimos la ocasión de escucharlo con planteamientos que transmitieron mucha tranquilidad para los inversionistas. Como ya he expresado anteriormente, Chile es un país con un robusto modelo institucional”, vuelve a elogiar Simón.
Chile sigue atrayendo al controlador extranjero de Aguas Andinas, pese al estallido de 2019 y lo que vino luego. “Cada país tiene sus propios procesos sociales y de eso Chile no está alejado. Sin embargo, a pesar de ese acontecimiento al que usted hace referencia, se ha sabido salir adelante dentro de los cauces democráticos”, concluye Simón, un catalán al que lo atrae “la variedad de obras y grandes escritores que tiene Chile”. Como Rojas, Subercaseaux y Parra. Y como Lemebel y su Zanjón de la Aguada.
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