Si bien en algunas latitudes la falta de planes y estrategias para lidiar con la basura es un problema, en países como Noruega el desafío es conseguir este elemento. Y es que este recurso es vital para hacer funcionar plantas eléctricas y sistemas de calefacción, lo que se ha transformado en un ejemplo a nivel global. Además, otras urbes también han desarrollado ideas pioneras para enfrentar la época más fría del año.

La calefacción es uno de los elementos fundamentales para el normal funcionamiento de Oslo (Noruega), ciudad que en un día cualquiera de invierno puede alcanzar hasta los -7 °C. En respuesta a este desafío, es que en 1985 se creó la planta incineradora de Klemetsrud.

La instalación permitió aprovechar los desechos domésticos para la generación de energía, un hecho pionero a nivel mundial. Gracias a esto, unos 80 mil hogares pudieron recibir calefacción a bajo costo.

Además, también se desarrollaron las tecnologías necesarias para mitigar los gases contaminantes de esta iniciativa, como el proyecto que busca transformarla en una de las primeras plantas a escala completa de captura y almacenaje de CO2 al 2020.

Pero esto no se queda sólo allí, pues ha sido tal el éxito de este proyecto, que Klemetsrud ha llegado a importar hasta el 12% de la basura necesaria para su funcionamiento, debido a que desde hace unos años superó la capacidad de generación de basura de su población.

De este modo, las escuelas de Oslo reciben energía de estas verdaderas industrias de la basura, mientras que gran parte importante de la población cuenta con calefacción gracias al proceso de estos residuos.

Para lograr este resultado, es clave la clasificación de los compuestos que son desechados. Esto permite una operación más eficiente de la planta. De este modo, es la propia población quien se encarga de este proceso. Luego, los sistemas y lectores ópticos de Klemetsrud se encargan de analizar el contenido. Por ejemplo, los contenedores verdes, quienes mantienen restos de alimentos, se usan para crear el biogás con que funciona el sistema de transporte público de la ciudad.

Hamburgo (Alemania) es otra ciudad líder en la transformación de basura en energía y calefacción. Luego de la Segunda Guerra Mundial, esta urbe se transformó en el receptáculo de cientos de toneladas de desperdicios provenientes de hogares e industrias. Sin embargo, en 2013 nació una iniciativa para combatir este problema y aprovechar el gas metano presente en la zona. Se trata de la "Colina Energética Georwerder". Esta consiste en una planta ubicada justo en la cima de un antiguo vertedero, la que en la actualidad abastece de energía a unas 4 mil viviendas.

Las ciudades suecas también han presentado avances en ese sentido, principalmente en tres ejes: prevenir la generación de basura, el reciclaje de residuos y su posterior transformación en energía. De este modo, en ese país hoy operan unas 32 estaciones incineradoras, las que permiten calefaccionar unos 950 mil hogares y el suministro eléctrico a otras 250 mil viviendas. Es tal su eficiencia, que según estadísticas oficiales, se tienen que importar unas 800 mil toneladas al año de residuos desde Reino Unido, Italia, Noruega e Irlanda, para mantener operando la planta.

El éxito de estas iniciativas ha generado interés a nivel local, pues este año la Universidad de Santiago (Usach) presentó un estudio de factibilidad para instalar una planta de este tipo en la capital. Esto, aprovechando que la vida útil de los rellenos de Santa Marta (2022) y Santiago Poniente (2024), están cerca de llegar a su límite.

El secreto que hay detrás

Para que estas plantas generadoras de energía puedan combatir las frías temperaturas de Europa, se requiere de un complejo sistema de distribución de calor, el que usualmente está bajo las calles y edificios. Se trata de unas tuberías de gran diámetro, por las cuales circula agua. A esta tecnología se le denomina sistema de calefacción urbana.

Uno de los casos más conocidos de esta tecnología es el "Sistema de vapor de la ciudad de Nueva York". Este es el proyecto de calefacción urbana comercial más grande del mundo, el cual es operado hoy por Consolidated Edison.

Según estadísticas oficiales, la tecnología sirve a más de 2.000 clientes en esa ciudad estadounidense y a más de 100 mil establecimientos comerciales, manteniéndose en operación desde 1882.