Ha llegado el fin de semana del año en el que los banqueros centrales se van de campamento de verano. Las primeras espadas de la Fed y el BCE se reúnen en un pequeño pueblo del Estado de Wyoming, Jackson Hole, para tratar de desentrañar cuáles son las armas que utilizarán para frenar la crisis que ya ven en el horizonte. O si aún les quedan armas que utilizar.

El turno del cabeza de cartel del evento será este viernes. El presidente de la Fed, Jerome Powell, se pronunciará por primera vez desde que la Reserva Federal decidiese en julio volver a bajar los tipos de interés por primera vez desde la crisis. Y en pleno de un cruento enfrentamiento con el presidente de EE UU, Donald Trump, que no desaprovecha ningún momento para atacar a Powell. Este jueves criticó en Twitter a su propio banco central por "impedir" a EE UU vender deuda a 30 años a tipos negativos (como hizo Alemania), lo que en su opinión lastra la competitividad del país por un dólar demasiado fuerte y una baja inflación. "Se mueve en arenas movedizas. Lucha o vete a casa", espetó al banquero central que él mismo eligió.

Para abrir boca, y a la espera de la comparecencia de Powell, este jueves los presidentes de la Fed de Kansas y de Philadelfia hicieron temblar a los mercados. Esther George y Patrick Harker, ambos miembros del Comité Federal del Mercado Abierto y que votaron en contra de la rebaja de tipos de interés practicada en julio, coincidieron en señalar que el banco central estadounidense no necesita inyectar más estímulos a la economía tras la bajada del precio del dinero de julio.

Wall Street

Unas palabras cuyo efecto se propagó más de 3.000 kilómetros más allá de Jackson Hole, en la Bolsa de Wall Street. Sus principales índices se dieron la vuelta tras sumar alzas cercanas al 1%. En la renta fija, provocaron que la rentabilidad de los bonos soberanos estadounidenses a 2 años superase al rendimiento de los que de 10 años por tercera vez este mes. La inversión de la curva de tipos ha anticipado el advenimiento de todas las crisis de los últimos 50 años.

También contribuyó a ello la noticia, publicada por Bloomberg, de que el Bundesbank también rechaza poner en marcha estímulos fiscales, cuando la economía alemana bordea la recesión tras dos trimestres en negativo. El Gobierno planea abandonar la austeridad y abordar un programa de estímulos, según Der Spigel.

Por el lado europeo, no asistirá este año a la cita un Mario Draghi de salida. Si vuelve a Jackson Hole será como expresidente del Banco Central Europeo, dado que dejará el cargo en noviembre en manos de Christine Lagarde. La representación del BCE quedará en otro francés, el aún miembro del comité ejecutivo Benoit Coeuré, la alemana Sabine Lautenschläger y, como novedad, el economista jefe, Philip Lane.