Los círculos de amistades que Piñera cultivó en el mundo empresarial
Las extensas redes del expresidente en el mundo privado comenzaban con tres amigos de toda la vida: Fabio Valdés, Carlos Alberto Délano y Pedro Pablo Díaz; continuaban con exsocios como Ignacio Guerrero, Ignacio Cueto, a quienes frecuentaba más en el último tiempo, y José Cox; y seguía con contemporáneos como Andrés Navarro o con exejecutivos como Patricio Parodi. Pero los círculos se expandían aún más con sus vínculos en el mundo financiero, con sus exministros y sus asesores más estrechos.
El recién fallecido exmandatario emprendió negocios propios en la construcción, participó en la empresa que representó a Apple en Chile; creó y controló la firma que trajo al país las tarjetas de crédito, Bancard, con la cual fundó la primera parte de su fortuna; y apostó por Lan Airlines junto a la familia Cueto, la que forjó la mayor parte de su patrimonio. Entremedio -antes y después de las empresas en las que tuvo o compartió el control- fue socio de medio Chile. Fue un accionista que llegó muchas veces sin invitación, comprando paulatinamente acciones que le permitieron entrar a la propiedad de empresas tan disímiles como Parque Arauco, de los Said; Entel, de Hurtado Vicuña, Fernández León y los Matte; Antarchile, de los Angelini; Quiñenco, de los Luksic; Colbún, otra de los Matte; Marinsa y CSAV, de Ricardo Claro; o las sociedades cascadas, de Julio Ponce Lerou. Con algunos de ellos tuvo públicos antagonismos: con Claro detonaron hostilidades desde el kiotazo de inicios de los 90, y con Ponce, quebraron tras el caso cascadas, que explotó en su primer gobierno.
En todas esas empresas fue siempre un inversor activo, pero minoritario, y en algunos casos llegó a sus directorios. Convivió así con los grandes grupos en los negocios y se relacionó, como es obvio, con todos ellos como Presidente de Chile, durante sus dos períodos. El mundo empresarial se deshizo en elogios esta semana al recordar sus dos mandatos.
Pero sus círculos empresariales más estrechos, aquellos del primer anillo, no estaban en los grandes grupos. Sus amistades en el mundo privado estaban en otras partes: provenían de su colegio o de sus años universitarios, los más cercanos y antiguos, o del semillero que forjó en el Citicorp Chile, que dirigió entre 1980 y 1987, llamado primero por Manuel Cruzat Infante, y en donde reclutó a numerosos ejecutivos, los llamados golden boys, que más tarde fueron prósperos empresarios o ejecutivos de fuste. Su transversalidad en el mundo del capital local fue amplia y aquello le permitió luego, como Primer Mandatario, recurrir a talentos empresariales para alimentar sus gabinetes ministeriales.
Los amigos de la vida
Probablemente, la amistad más antigua de Sebastián Piñera la tuvo con Fabio Valdés Correa (74 años), con quien entró en 1955 a primero básico en el colegio Verbo Divino. Piñera solía visitar en el verano su fundo familiar en Llay-Llay. Paradójicamente este campo los distanció años después, cuando fue expropiado por la reforma agraria de Salvador Allende, que radicalizó el proceso iniciado por el DC Eduardo Frei, el líder al que adhería el joven Piñera. “Durante un buen período nos distanciamos”, diría Valdés en el libro Piñera, Historia de un Ascenso, de Loreto Daza y Bernardita del Solar.
Ambos amigos estudiaron Ingeniería Comercial en la Universidad Católica. Allí Valdés le presentó a otro de los que serían sus amigos de la vida, Carlos Alberto Délano (75), conocido como “Choclo”, porque tenía un diente incisivo quebrado.
Valdés tenía el gen del ejecutivo, Piñera y Délano, el empresarial.
“Soy un gerente razonable, pero empresario no, no tengo ese talento”, se autodefinía Valdés en 2019. Cuñado de Manuel Cruzat, controlador del mayor grupo económico del país en los años ‘80, Valdés proviene del semillero que Cruzat formó: fue gerente general de Consorcio Nacional de Seguros y de la Isapre Cruz Blanca. En 2006, asumió como director de Chilevisión, cuando el canal fue comprado por Piñera, mesa en la que estuvo con Andrés Navarro, otro amigo en común. Si incluso Valdés fue director de Sonda, la empresa de Navarro.
Délano tenía un espíritu emprendedor audaz que compartía con Piñera, y que incluso los hizo sellar un pacto: si a alguno le iba mal, el otro se haría cargo de sus deudas y de mantener su familia. Y Piñera lo hizo, cuando Délano atravesó por dificultades financieras tras la crisis de 1982.
Los tres compartieron anécdotas. Como en 1976, cuando Délano y Valdés se hicieron pasar por funcionarios del Ministerio de Hacienda y llamaron a Piñera, que estaba de visita en Chile pues estudiaba su doctorado en Harvard, para decirle que el ministro Sergio de Castro lo citaba para reclutarlo, Piñera le pidió incluso una corbata a Délano para presentarse y partió al ministerio a una reunión que nunca fue. Años después, Piñera los invitó a ver al Real Madrid por un fin de semana con todo pagado, causando revuelo entre sus esposas.
Pero también tienen historias menos felices, como la del 23 de agosto de 1992, cuando en el programa “A eso de…” de Megavisión, conducido por Jaime Celedón, su dueño, Ricardo Claro, puso una grabación en una radio Kioto que desató el peor escándalo político de los 90. Esa noche, en un pasillo, el Choclo le espetó a Ricardo Claro: “Tenía una muy mala opinión de usted, ahora tengo una peor, usted es una bosta”.
En este episodio jugó un papel central Pedro Pablo Díaz (78), otro cercano amigo de Piñera desde los años de Ingeniería Comercial de la UC y que era vicepresidente de Coca Cola para América Latina en esa época. La grabación de Claro reproducía una conversación entre Piñera y Díaz, donde el entonces senador le planteaba a su amigo que hablara con el periodista Jorge Andrés Richards, para que presionara en una entrevista a la actual alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, para restarle credibilidad y dejarle así el camino más llano para ser precandidato presidencial de su partido, RN. Piñera le decía “Peter Paul” y años después nombró a su hija, Magdalena Díaz, como su jefa de gabinete. Y a él, militante histórico de RN, como embajador en Australia y Portugal. Díaz tuvo además la agencia de comunicaciones KO2.
Pero quizás los episodios más complejos de negocios que pusieron a prueba la amistad con Délano y Valdés ocurrieron más recientemente, después de que Piñera tomara la banda presidencial.
Délano y Piñera en general no hacían negocios juntos, sólo habían sido socios en la inmobiliaria que construyó el edificio Las Américas, de Miraflores 222, en los 90.
Pero en 2021, cuando explotó el escándalo mundial de los Pandora Papers, Ciper descubrió un aspecto de otro negocio que los involucraba. La familia Piñera y Délano eran los principales aportantes de Minería Activa Uno, un fondo creado por LarrainVial que era dueño de Minera Dominga. Pero los Piñera y el resto de aportantes le habían vendido su parte a Délano en 2010 en US$152 millones en las Islas Vírgenes Británicas. La operación pactaba el pago en tres cuotas, la última de las cuales dependía de que la zona donde estaba la mina no se declarara de protección ambiental, decisión de gobierno que nunca se realizó. Piñera dijo que la transacción había cumplido con las reglas tributarias de Chile. Una investigación penal no halló delitos.
En marzo de 2015, cuando Piñera ya era expresidente, Délano, como socio del grupo financiero Empresas Penta, fue formalizado y llevado a prisión preventiva junto a su socio, Carlos Eugenio Lavín, por el primer caso de financiamiento ilegal de la política. “Carlos Alberto Délano ha sido, es y va a seguir siendo mi amigo”, dijo Piñera tres días después de que él entrara a prisión. Un mes después, lo visitó en el anexo cárcel Capitán Yáber. Pero aristas de ese mismo escándalo de financiamiento irregular de la política también salpicaron a Fabio Valdés. En realidad, a su hijo Santiago, quien había sido administrador de campaña del exmandatario y un alto ejecutivo de Bancard: fue acusado por la fiscalía, pero terminó absuelto por prescripción.
Fabio Valdés, en octubre de 2018, asumió la presidencia de Empresas Penta. En esa calidad, en 2019, cinco días antes del estallido social, dio una entrevista a Pulso donde hablaba de que veía a Piñera “un poco más cansado”, y confesaba: “Soy amigo de Piñera y, cuando puedo, le canto las cosas que yo creo que debo cantarle”. Lo recordó este jueves hablando de sus vuelos en helicóptero: “Sebastián normalmente hacía paseos desde el lago Ranco a distintas amistades (…) Muchas veces le dije a Sebastián; cuidado, cuidado, esta cosita es peligrosa”.
A Délano, Valdés y Díaz el expresidente los veía menos que antaño. Seguía su relación inquebrantable, pero sus amigos más frecuentes eran otros. Sus socios.
Sus amigos socios
Carlos Alberto Délano formó parte del llamado Tercer Piso. Ese grupo informal de amigos-asesores que Piñera tenía en la Presidencia y que normalmente integraban también sus dos socios de casi toda la vida: José Cox Donoso (69) e Ignacio Guerrero Gutiérrez (71). Este trío estaba entre los amigos que lo instaron, cuando recién arribaba a la Moneda, a vender sus participaciones accionarias en Lan Chile, Colo Colo y Chilevisión. Eran a quienes más escuchaba.
Guerrero y Cox fueron, también, los últimos amigos que vio antes de su accidente fatal. Piñera venía de compartir en casa de Cox en el Lago Ranco cuando se subió al helicóptero que terminó con su muerte. A su lado izquierdo en el helicóptero viajaba Guerrero, que se salvó junto a su hijo Bautista y la hermana de Piñera, Magdalena.
Con Cox y Guerrero se veían habitualmente, para hablar de negocios, de economía y de política. Pero mucho más con Guerrero, quizá el compañero más recurrente de Piñera en sus últimos años.
Pero durante su gobierno, exministros confiesan que Piñera consultaba más a Cox, su asesor histórico más estrecho. Negoció para él, cuando era senador por Santiago Oriente, en el llamado “negocio del siglo”, en el cual Endesa España adquirió el holding eléctrico Enersis en 1997 y Piñera vendió sus acciones de las sociedades Chispas en mejores condiciones. También intervino en el caso cascadas, aunque repetía insistentemente que no lo hacía a nombre de Piñera, quien en ese momento era Presidente, pero que era accionista minoritario de las sociedades que tenían el 32% de SQM.
Cox también negoció las ventas de activos de 2010 -junto a ejecutivos de Bancard- y fue quien luego lo representó en sus sociedades personales cuando asumió la Presidencia de la República. “A comienzos de abril del año 2014 renuncié a todos los directorios del grupo Bancard”, admitió Cox en su declaración ante el fiscal Manuel Guerra por el caso Exalmar, en 2017. También debió ir a declarar, con disgusto, por los casos de financiamiento irregular de la política, lo que lo distanció un tiempo de Piñera.
En su reemplazo, a las sociedades personales de Piñera llegó Ignacio Guerrero, quien asumió como director de Inversiones Odisea, el vehículo principal del patrimonio familiar, y hasta al menos 2023 estaba en Bancard e Inversiones Santa Cecilia, donde comparte con Sebastián Piñera Morel, el casi seguro sucesor de su padre en los negocios.
A Cox y a Guerrero, Piñera los conoció por su hermano Pablo, quien era su compañero en Ingeniería Comercial de la UC. El exmandatario fue incluso profesor de Guerrero allí.
A ambos, en 1981, los llevó a Citicorp, el primer banco de inversiones del país que creó Citibank junto al Banco de Santiago, en ese momento propiedad de Manuel Cruzat, a quien Piñera consideraba su mentor y que lo reclutó como gerente general. Allí Piñera formó el grupo llamado “golden boys”, un equipo de ingenieros de la UC que dominaron el mercado financiero de la época y que después dominarían las mayores empresas del país. Guerrero fue gerente de Proyectos en Citicorp Chile hasta 1985, cuando fue enviado a trabajar a la casa matriz del Citi en Nueva York. Cox estuvo en la misma empresa en esos años. “Lo conocí como mi jefe por seis años en Citicorp”, dijo al fiscal Guerra en enero de 2017.
En 1986, Piñera los invitó a asociarse para formar su propio banco de inversiones: lo llamaron CMB (Chilean Merchant Bank), una entidad que los uniría hasta 2010, cuando Piñera asumió como Presidente.
Cox, quien en el gobierno de Patricio Aylwin trabajó en varios ministerios, a contar de 1994 acompañó a Piñera en el directorio de Lan, luego de que el exmandatario comprara el 16% de la aerolínea. Aquí, Piñera se asoció a una familia con la cual tenía una historia larga de amistad. El patriarca, Juan Cueto Sierra, lo había apoyado como socio del Banco Concepción en su plan de introducir las tarjetas de crédito al mercado chileno con su histórica sociedad Bancard. A través de él, heredó la amistad de sus hijos. Los Cueto, ahora sin banco, apostaban por el mercado aéreo, y Piñera se unió a ellos. El expresidente se sentó al directorio junto a Juan Cueto Sierra y a su hijo Juan José Cueto Plaza, mientras sus otros hijos, Enrique e Ignacio, dirigían Lan como ejecutivos.
Con el tiempo construyó vínculos con los hijos, sobre todo con Ignacio Cueto (60), el de trato más fácil, más extrovertido y liberal, en lo político y económico. Aunque los separan 14 años, Ignacio se transformó en un confidente habitual, miembro también de ese mítico “Tercer Piso” de La Moneda, que le llegó incluso a recomendar nombres para sus gabinetes ministeriales. Con él mantuvo uno de los vínculos más frecuentes e intensos en sus últimas dos décadas de vida: solían volar juntos en helicóptero, pero Cueto era quien pilotaba.
Y fue Ignacio quien trasladó en el avión de su familia el mismo martes de la tragedia a los hijos de Piñera, Sebastián y Cristóbal, hasta Osorno, desde donde partieron a Ranco.
La afición por manejar estas aeronaves Piñera también la compartía con otro amigo-socio, Andrés Navarro (76). De hecho, con Navarro sufrió en 2011, cuando ya era Presidente, un percance público en helicóptero. Se quedaron sin combustible en vuelo hacia el Lago Ranco y debieron aterrizar de emergencia cerca de Cobquecura. Navarro aseguró que era él quien pilotaba. La nave había sido comprada en 2007 entre ambos, según Piñera, “porque la necesitábamos para el trabajo y por el sueño de volar que habíamos tenido toda la vida”, dijo en una entrevista en El Mercurio.
Con el presidente de Sonda, al igual que con Cox, compartían sensibilidades políticas y cercanía con la DC. Fue esta afinidad, de hecho, la que los reunió. Fueron presentados en 1971 también por Pablo Piñera, quien integraba una lista filo-DC para las elecciones de la FEUC. Años después ambos integraron la agrupación de Empresarios por el No. De hecho, un asado previo al plebiscito de 1988 en casa de Piñera reunió, entre otros, a Navarro, partidario del No, y Délano, del Sí. También se vieron el día del “kiotazo”. Antes y después. Ese día, Piñera almorzó con Navarro y Délano, a quienes se encontró antes en misa. Navarro, quien había sido panelista del programa “A eso de…”, fue de los primeros en llegar a Megavisión para acompañar a su amigo por la encerrona que le había plantado Ricardo Claro.
Piñera y Navarro fueron socios a partir de fines de los 90 en la Constructora Aconcagua, junto a los hermanos Montero. También compartieron en la propiedad de Clínica Las Condes. Piñera, además, lo invitó como director a Chilevisión. Según el libro de Daza y Del Solar, Navarro y Fabio Valdés convencieron a Piñera de vender Chilevisión, negocio que se resistía a dejar tras llegar a La Moneda.
En los últimos años, la amistad con Navarro permanecía, pero se veían menos. En los últimos meses hubo tres celebraciones del matrimonio Piñera-Morel que reunió al círculo más estrecho de amigos. El viernes 1 de diciembre, para festejar los 74 años del expresidente; y el 21 de diciembre, para conmemorar sus bodas de oro, los 50 años de matrimonio con Cecilia Morel, en su casa de San Damián, en Las Condes; y el 14 de enero, para el cumpleaños 70° de Morel, en su residencia veraniega de Cachagua. Casi todos estuvieron en las fiestas, salvo Navarro, que alguna se perdió.
Amigos forjados en el trabajo
Del semillero de los “golden boys” de Citicorp, Piñera conservó cercanía, además de Cox y Guerrero, con otros tres profesionales de su equipo: Patricio Parodi (61), Juan Bilbao (64) y Rodrigo Pérez (63).
Con Parodi, presidente del grupo Consorcio, no hizo negocios, pero la vida los reunió: son vecinos por partida doble: en San Damián, donde Piñera tenía su residencia en Las Condes, y en el Lago Ranco, donde esta semana también se vieron. “Me pasó a buscar a mi casa sólo a saludarme. Nos bañamos y reímos. Estaba de muy buen humor”, recordó esta semana Parodi, cuyo hijo, Vicente Parodi Cruzat, trabaja hoy en Odisea, la sociedad de inversiones de Piñera que reemplazó a Bancard.
A Bilbao, Piñera no lo ve a menudo. Tampoco muchos de sus otros cercanos. La sanción por información privilegiada que recibió en 2015 en Chile y Estados Unidos, por comprar acciones del laboratorio Recalcine siendo director y teniendo conocimiento de una oferta de compra de Abbott, lo hizo alejarse de muchos de sus históricos amigos y recluirse en su campo de Pelarco. Hasta allá, sin embargo, llegó Piñera a visitarlo brevemente alguna vez el año pasado.
“Los contraté cuando eran unos niños de pecho. El guatón Bilbao ya era macizo y Parodi, un colorín flaco. Eran brillantes cabezas, que no sólo cumplieron con las expectativas, sino que las superaron”, recordó Piñera en noviembre de 1999, cuando Bilbao era considerado el banquero chileno que había llegado más lejos en Estados Unidos, como ejecutivo de Bankers Trust. Una icónica fotografía en su primer gobierno mostraba a Piñera caminando por Viña de Mar, cerca del Año Nuevo, junto a Pedro Pablo Díaz, Délano y Juan Bilbao.
Los golden boys que trabajaron con Piñera son numerosos y con varios de ellos se reencontró años después. Por el Citi en los ochenta pasaron Heriberto Urzúa, exejecutivo de Forus; Oscar von Chrismar, ex Santander; Fernando Concha, quien hizo carrera en el Citi; Isidoro Palma, fallecido en 2023, a quien Piñera designó en el directorio de Codelco; el actual gerente general de Quiñenco, Francisco Pérez Mackenna. Y su hermano Rodrigo Pérez Mackenna, quien trabajó para Parodi y Bilbao, a quien acompañó al Deutsche Bank.
En el primer gobierno de Piñera, Pérez fue nombrado intendente de O’Higgins y luego, ministro de Vivienda. Últimamente, Piñera y Pérez se veían seguido. Es más, a fines de la semana pasada, acompañó al exmandatario a una visita relámpago a su Parque Tantauco, en el sur de Chiloé, también en helicóptero.
Hay otros dos exministros y empresarios, además de Rodrigo Pérez, con quienes Piñera se juntaba una vez al mes en reuniones a las que también solían asistir los dos Ignacios, Cueto y Guerrero, Délano, e Ignacio González, dueño de Grupo Precisión y exdirector de Corpbanca y Enjoy: Félix de Vicente (61) y Alfredo Moreno.
A Alfredo Moreno (67) también lo conoció en los ochenta y varias veces lo invitó a trabajar con él, empresarial y políticamente. Cuando Piñera era gerente del Citi contrató a la consultora que Moreno había formado con sus compañeros de MBA en Chicago, Francisco Pérez y Juan Bilbao, los cuales habían trabajado en la gerencia de Estudios de Forestal, matriz del grupo Cruzat. Bilbao y Pérez se quedaron en el Citi, Moreno volvió al grupo Cruzat, donde lideró los negocios de medios como revista Ercilla y radio Minería. A fines de los ochenta, Moreno y Piñera coincidieron en la frustrada candidatura presidencial de Hernán Büchi y luego en el directorio de Ladeco, donde Moreno representaba al grupo Angelini, socio minoritario de la aerolínea. Nunca trabajaron juntos, pero ya como casi presidente electo, Piñera lo invitó a su gabinete y le ofreció la cancillería. Tras el primer gobierno, Moreno asumió la presidencia de Empresas Penta, en ayuda de su amigo Délano, y se puso a la cabeza de los empresarios en la CPC, cargo que dejó en el segundo mandato de Piñera para asumir como titular de Desarrollo Social y Obras Públicas. Trabajó ocho años con él.
Fue a través de Moreno que Piñera conoció a Félix de Vicente, quien había sido su ayudante cuando el exministro era profesor en la UC y luego fue gerente de Administración y Finanzas de su empresa Telemercados Europa. Además, fue socio de Ignacio Cueto en la creación de la cadena de tiendas de equipamiento de cocina Kitchen Center. En marzo de 2010 llegó al primer gobierno de Piñera como director de ProChile, llamado por Moreno. Y luego el expresidente lo nombró ministro de Economía en reemplazo de Pablo Longueira. De Vicente fue socio además de Moreno en un helipuerto privado en Huechuraba. Otro exministro con el que Piñera tenía cercanía es Gerardo Varela, abogado, director de empresas, ex titular de Educación en su segundo mandato. También vecino del Lago Ranco, solían verse en los veranos.
La red empresarial de Piñera es nutrida y se alimenta de otros nombres. Aunque no tuvo negocios con Juan Eduardo Errázuriz y éste era mayor que Piñera, se consideraban mutuamente muy amigos. Se conocieron en el colegio Verbo Divino pese a su diferencia de edad. Errázuriz no formaba parte de los grupos con los que se reunía permanentemente, pero hablaban con cierta frecuencia. Y el histórico socio y hoy presidente de Sigdo Koppers salió en su defensa más de una vez, como cuando Piñera viajó a China y llevó a sus hijos, a quienes la oposición acusó de aprovechar la oportunidad para hacer sus propios negocios. Errázuriz, quien iba en la comitiva, dijo que la polémica era “una pequeñez absurda”.
Otro con quien estrechó vínculos más recientes fue Raimundo Valenzuela, a quien conoció cuando fueron accionistas y directores de Blanco y Negro, la propietaria de Colo Colo. Valenzuela, empresario vitivinícola y sobre todo, financiero, es otro vecino de Ranco que esta semana estuvo en el lago. Al Paila, como lo conocen sus amigos, Piñera le hizo un almuerzo de desagravio hace unos meses, a propósito del caso Primus, en sus nuevas oficinas en Vitacura, donde reunió a otros ejecutivos del mundo financiero, como el socio de Moneda, Fernando Tisné, otro vecino del Ranco, a quien pasó a visitar media hora el lunes en su lancha junto a Patricio Parodi e Ignacio Guerrero. Fue una de las últimas actividades sociales de Piñera.
Los consiglieri
La figura de consigliere, ese asesor cercano y confidente, es la que mejor define a Fernando Barros (67) respecto de Piñera, al menos en lo jurídico. Lo conoce hace tres décadas y partió siendo su abogado tributario. Pero con el tiempo se convirtió en su principal consejero legal en asuntos de negocios. “Comencé a asesorar legalmente a don Sebastián Piñera Echenique hace más de 25 años en temas corporativos, empresariales y familiares”, contó Barros en su declaración ante el fiscal Guerra por el caso Exalmar en enero de 2017.
Barros estaba al menos hasta 2023 en los directorios de tres de las sociedades que agrupan el patrimonio de la familia Piñera: Bancorp, Inversiones Santa Cecilia e Inversiones Odisea. “Tenían una amistad”, reconoce alguien que conoció de cerca la relación. Pero no estaba en el círculo de los amigos más cercanos y estrechos. Los de la vida. Barros tiene su casa de veraneo en otro lago, el Todos los Santos, y hasta allá a veces llegaba en helicóptero Piñera a visitar a sus conocidos.
Ya no como un igual, como lo veían socios como Cox o Guerrero, pero sí como estrecho colaborador en sus negocios, se encuentra Nicolás Noguera (46), a quien Piñera veía como un alumno aventajado, que hasta hace poco estuvo encargado de gestionar sus inversiones, un papel que tomó más relevancia cuando él se transformó en Presidente. Ingeniero comercial de la UC, como él, y MBA en Harvard, trabajó en el grupo Bancard 20 años, de los cuales 15 fue gerente general de Bancard y seis de Inversiones Odisea, la sociedad familiar. Este puesto, en el que sucedió a otro exejecutivo que fue muy cercano a Piñera, Juan Luis Rivera, lo dejó recién en junio de 2022, pero se mantuvo como director.
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