La política argentina, que suele balancearse entre el drama y lo imprevisible, vivió un nuevo capítulo de intensa efervescencia el domingo pasado. Rompiendo con todo pronóstico y pese a cargar con más de 130% de inflación en 12 meses, 40% de pobreza y un severo desequilibrio fiscal, el actual ministro de Economía, el kirchnerista Sergio Massa, lideró la primera vuelta presidencial transandina y disputará con el candidato libertario y “anarcocapitalista” Javier Milei el balotaje el próximo 19 de noviembre.
La carrera a la segunda vuelta presidencial no sólo enfrentará dos personalidades políticas diferentes, sino también dos ofertas económicas radicalmente opuestas. Mientras Milei tiene una visión económica liberal llevada al extremo y promete romper con la excesiva presencia del Estado en la economía, el candidato del oficialismo busca mantener el llamado “Estado de bienestar” argentino, generoso en beneficios sociales y expansivo en materia fiscal.
El candidato de la Libertad Avanza ha sorprendido y “desordenado” la política argentina al proponer dolarizar la economía para frenar la inflación y eliminar un Banco Central que hoy ya no tiene reservas. La estrategia económica de Milei también incluye la reducción del gasto público equivalente al 15% del PIB, la eliminación del 90% de los impuestos y una reforma profunda al Estado que incluye el fin de una decena de ministerios y privatización de empresas. El candidato, quien ya recibió el apoyo de la líder de la derecha tradicional argentina de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich (tercera en las recientes elecciones), reafirmó esta semana sus heterodoxas propuestas de gobierno.
“Ni la dolarización, ni la eliminación del Banco Central son negociables”, afirmó Milei tajante, sólo días después de la elección de primera vuelta, sembrando dudas sobre cuál será su estrategia para captar los votos más moderados.
Massa, en tanto, marcado por ser candidato presidencial y ministro de Economía en paralelo, y agobiado por los altos niveles de inflación y pobreza, ha intensificado su activismo fiscal durante la campaña, fiel a sus propuestas basadas en un “Estado de bienestar” y de “crecimiento inclusivo”.
Pese a la dramática salud de las finanzas públicas argentinas, Massa lanzó semanas antes de la primera vuelta el denominado “plan platita”, que incluyó bonos a jubilados y desocupados y reintegro del IVA en las compras con débito, entre otras medidas de alto impacto social, lo que para muchos analistas potenció su resultado electoral del domingo pasado.
El programa del oficialista se resume en lograr el equilibrio fiscal, un superávit comercial, competitividad cambiaria e instrumentos del Estado para el desarrollo con inclusión. “Esas son mis cuatro premisas”, ha declarado el líder kirchnerista, quien ha transmitido la idea de recomponer el deteriorado ingreso de los trabajadores argentinos en su eventual nuevo gobierno.
Pero Massa también ha insistido en pagar la totalidad de la deuda que tiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI), de manera de evitar la intervención del organismo multilateral en la política económica argentina.
Polos antagónicos
“Efectivamente ahora se van a enfrentar dos modelos diferentes: el de Milei, que tiene una visión liberal al máximo de la economía y que dice que todo lo debería determinar el mercado, y el de Massa, quien afirma que el Estado estará ahí para proteger a la gente, para proteger el consumo. Sin embargo, la realidad va a chocar con ambos modelos; la realidad es mucho más compleja. No hay espacio para dolarizar como quiere Milei y tampoco hay espacio para las políticas (fiscales) expansivas que quiere Massa”, explica el doctor en Economía de la Universidad de Columbia y execonomista principal del Banco Mundial, el argentino Miguel Kiguel.
El economista cree que mientras Massa tiene una visión mucho más pragmática y, al mismo tiempo, difusa sobre dónde quiere ir en términos macroeconómicos, Milei insiste en sus críticas al tamaño del Estado y a la “casta política” que se beneficia del sector público. “Milei vende el fracaso de los últimos 70 a 80 años en Argentina, donde no se ha logrado consolidar una década de crecimiento económico”, añade el experto transandino.
El economista y socio de la consultora Ledesma en Buenos Aires, Gabriel Caamaño, profundiza el análisis. No sólo muestra sus dudas sobre si Javier Milei es realmente un “liberal clásico”, dadas sus heterodoxas propuestas, sino también cree que Sergio Massa representa directamente el “populismo fiscal” en Argentina.
“La frase de cabecera del kirchnerismo y que Massa ha hecho propia es la de ‘donde hay una necesidad, hay un derecho’. Esa frase no es de un Estado de bienestar, es populismo fiscal”, sentencia Caamaño, quien proyecta un deterioro en la participación electoral en la votación de segunda vuelta, dado que muchos electores no estarían dispuestos a sufragar por ninguno de los dos candidatos en carrera.
“Estimo que va a caer mucho la participación. Habrá mucha gente que no va a querer votar por ninguno de los dos y eso le va a jugar muy en contra a Milei, porque Massa gana con los votos que ya tiene”, sostiene el economista de Ledesma.
Durante la jornada del domingo, el candidato oficialista logró más del 36% de los votos, lo que equivale a casi 9 millones de sufragios, 3 millones más de lo que obtuvo en las primarias de agosto pasado. Milei, a su vez, captó casi el 30% de los votos, lo que obliga al candidato opositor a salir a “cazar” nuevos electores si quiere ganar el próximo 19 de noviembre.
El nuevo escenario
“Ambos candidatos intentarán capturar electores con un discurso más moderado del que tuvieron hasta ahora. Javier Milei intentará abandonar algunas de las propuestas más radicales que habían presentado algunos miembros de su espacio y que generaron temor y ayudaron a crecer a otros candidatos. Su objetivo principal será atraer a los votantes de Juntos por el Cambio, pero no será un objetivo sencillo (...) Massa intentará mostrarse como el candidato de la unidad, intentando tender puentes con votantes de los otros espacios. Será una elección muy cerrada, con un mayor nivel de voto nulo o impugnado, ya que hay una fracción de la sociedad que no se identifica con ninguno de los dos candidatos”, sostiene Alejandro Vicondoa, académico del Instituto de Economía de la Universidad Católica (UC).
El economista argentino de la UC cree que Milei buscará moderarse y se abre a la posibilidad de que la dolarización y el cierre del Banco Central dejen de ser prioridades en su agenda. “Es posible que, en cambio, enfatice ciertas reformas que concitan mayor consenso en la oposición y en el electorado, como una mayor apertura económica y reformas laborales y del sector público, aunque más moderadas y realistas de lo que ha planteado hasta ahora”, añade Vicondoa, quien precisa que Massa apuntará a mostrarse como un candidato de unidad y de mayor respaldo político para hacer reformas.
En la misma línea, Caamaño estima que Javier Milei deberá hacer muchas concesiones en su programa si quiere ser el nuevo presidente de Argentina.
“Javier Milei va a tener que hacer muchas concesiones desde lo económico. Al menos su propuesta de dolarizar que tiene como ‘caballito de batalla’, tendrá que cambiar en su forma de implementación. Massa, a su vez, va a ceder lo que tenga que ceder para ganar. Quedó mejor posicionado. Sin embargo, mientras no necesite correr riesgos, no los va a correr”, afirma Caamaño.
Miguel Kiguel coincide. Proyecta que Massa seguirá promoviendo políticas fiscales “populistas” y “cortoplacistas”, y disparando contra las propuestas más extremas de Milei.
“Milei va a insistir con la idea de la dolarización, aunque no sea posible, y destacando que es la novedad y el cambio. Sin embargo, estamos ante dos candidatos que no tienen las condiciones para sacar a Argentina desde el complejo momento en que está”, concluye el execonomista principal del Banco Mundial.