El auge de las energías renovables ha permitido que hoy Chile tenga costos de producción de electricidad como hace muchos años no se veían. Los contratos que se están firmando hoy entre grandes clientes y los generadores se ubican en niveles bastante atractivos, lo que incluso ha hecho que miles de clientes regulados se transformen en libres para aprovechar estos menores costos.
Sin embargo, los clientes regulados -en su mayoría, los clientes residenciales que compran energía a través de una distribuidora eléctrica- no perciben este buen momento. Es más, hay aspectos que permiten anticipar que las cuentas de luz no solo no bajarán en el corto y mediano plazo, sino que incluso, subirán.
Dos son los elementos que ponen presión sobre las cuentas de luz. Por un lado, el mecanismo de estabilización de tarifas, aprobado en octubre de 2019 y que permitió que los clientes no vieran reflejadas en sus cuentas las alzas esperadas para los meses siguientes, que tenían su origen principalmente en el alza del dólar.
Este mecanismo significó la creación de una cuenta por cobrar, que en algún minuto se tendrá que devolver a las generadoras, y que ya acumula varios cientos de millones de dólares. Según la Comisión Nacional de Energía (CNE), esa cuenta acumulará US$ 1.100 millones a fines de 2021. El crecimiento de esa deuda, sin embargo, se ha ido frenando gracias a la baja del dólar. Todo ello, sin contar el efecto de la Ley de Servicios Básicos, que está acumulando una serie de boletas impagas por clientes y que, en algún momento, se tendrá que normalizar. Aquellos clientes verán un alza en su cuenta por varios meses mientras se ponen al día, pero la duda es que si no pudieron pagar una boleta, difícilmente podrán pagar una boleta y el 20% o el 30% de recargo.
Una fórmula que han propuesto algunos expertos es que ese impago se normalice sumando varios elementos: un pago general -de todos los clientes- una aporte estatal y una condonación de la deuda. Por ahora, no hay decisiones al respecto.
Estabilización tarifaria
Daniel Olivares, Ph.D. en Ingeniería Eléctrica y Computacional, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y asesor del Ministerio de Energía, explica que todo esto se relaciona con la naturaleza de los contratos de los clientes regulados, los que, al ser de largo plazo, buscan que la tarifa para este grupo sea estable en el tiempo y no esté expuesta a los vaivenes de los mercados.
“Esto busca generar estabilidad y proyectar un precio en el tiempo. Por esa razón, este precio viene de licitaciones que se firman a 15 o 20 años con los generadores. Por esa razón, cuando los costos del sistema suben bruscamente, el cliente regulado no lo siente fuertemente y lo mismo con las bajas. Con las licitaciones posteriores a 2015, los contratos bajaron bruscamente y, por lo tanto, los clientes libres que estaban terminando sus contratos en esa época, pudieron cambiarse a la nueva tarifa rápidamente. Pero los clientes regulados tienen un grupo de contratos que se va renovando paulatinamente. Por ello, las tarifas son diferentes”, explica Olivares.
“Hace 10 años, los clientes libres se quejaban de los altos precios y los clientes regulados no veían esas alzas. Ahora pasa lo contrario. Es propio de los mecanismos de estabilización”, complementa el experto. Iván Saavedra, exjefe del Departamento Eléctrico de la CNE y director de la consultora IESD, señala que esto abre una pregunta válida: la renegociación de contratos, algo que ya vienen haciendo grandes clientes libres, para aprovechar el mejor escenario de precios.
Según la CNE, la diferencia existente en el precio que pagan clientes libres y regulados no altera el nivel de tarifas de los clientes regulados. “Los clientes libres suscriben contratos libres, en general, de corto plazo, ya que obtienen precios más bajos hoy, pero son más volátiles y pueden ser más altos si cambian las condiciones de mercado. En cambio, los clientes regulados están asociados a la canasta de contratos licitados de largo plazo, que no se mueven con volatilidad de corto plazo. Para afianzar que la canasta de contratos para clientes regulados siga bajando en el largo plazo, la CNE sigue implementando licitaciones de suministro con anticipación de cinco años, que posibilitan nuevos proyectos ERNC y que se constituyen en contratos a muy buen precio que siguen bajando el promedio de la cartera de largo plazo”, sostienen desde dicha entidad.
La CNE agrega que si bien la acumulación de recursos en este mecanismo de estabilización avanzó rápido en 2019 y 2020, hoy se está comportando según los análisis que se hicieron al diseñarlo y proponerlo como ley. “Por eso el fondo ha sido exitoso en mantener las tarifas estabilizadas y sin variación por más de año y medio”, enfatizan.
¿Cuándo bajarán las cuentas?
La CNE estima que, considerando el efecto de este mecanismo, las tarifas debieran mantenerse estabilizadas hasta 2025 al menos y luego comenzar un descenso bastante importante que debiera completarse en 2027 y años siguientes.
Distinto es el cálculo del académico de la Universidad de Santiago de Chile, Humberto Verdejo, quien dice que se esperaban reducciones para 2025, con las renovaciones de contratos, y una baja más fuerte en 2032, cuando se terminan los contratos “caros”, es decir, aquellos firmados antes de 2015. Pero, en su visión, el mecanismo de estabilización implicará que el segundo semestre de 2022 debería venir un alza de la energía, que va a hacer que el precio de la energía suba y que, como hay que devolver los fondos hasta 2027, la tarifa seguirá incrementándose. “Cuando se acabe esta devolución, va a bajar la tarifa, pero seguirá en niveles altos hasta 2032, cuando venzan los contratos caros”, explica.
Renegociación de contratos
Respecto a una eventual renegociación de contratos, la CNE respondió que, en general, los contratos regulados se rigen por la ley y reglamentos. “Son contratos pactados entre las generadoras y las empresas distribuidoras y que solo en aspectos bien delimitados podrían modificarse, siempre de acuerdo con las condiciones establecidas en la ley. La ley establece condiciones específicas y acotadas frente a cambios tributarios o legales que podrían activar una revisión del contrato entre las partes, esto es entre la generadora y la distribuidora”.
“En términos contractuales y de la regulación no existe ese espacio. Pero la situación hoy es que hay una reducción significativa de los costos y finalmente esos contratos caros siguen ahí. Es perfectamente entendible que alguna autoridad vea el tema, a través de una ley de la República”, indica, a su vez, Iván Olivares.