Durante 65 horas a la semana, Zack Truelson trabaja para los hipercapitalistas de Wall Street. Los fines de semana, sale a la calle para los socialistas de Estados Unidos. Truelson, de 27 años, es parte de una nueva generación en el sector financiero que se ha adherido a la política progresista como nunca antes. Incluso en Wall Street, jóvenes de 20 y 30 años han dado un giro desde que Bernie Sanders inyectó el socialismo democrático en la política presidencial en 2016.

Podría parecer un cambio incómodo en un negocio donde el dinero es la medida definitiva. Pero Wall Street ya no usa sus viejas pretensiones. Si bien una fuerte racha de conservadurismo económico aún atraviesa las finanzas (Wall Steet, después de todo, cree en los mercados), la industria y su política siguen evolucionando.

Hoy en día, los bancos y las empresas de inversión compiten con Silicon Valley por los mejores talentos. Todo el mundo quiere contratar a élites globales y conocedores de la tecnología, muchos de los cuales se inclinan hacia la izquierda.

Para los milenials, el cambio climático, la desigualdad y el cuidado de la salud se encuentran entre sus principales preocupaciones.

"En la multitud más joven del sector financiero, hay más que están más abiertos al lado económico socialista democrático de las cosas", dijo Truelson, coordinador de tecnología para S- Network Global Indexes en Nueva York, quien calcula índices del mercado de valores y ejecuta análisis de datos sobre fusiones y adquisiciones avaluadas en miles de millones.

Con la cercanía de las próximas elecciones de mitad de período de noviembre, Truelson se ha ofrecido como voluntario para Alexandria Ocasio-Cortez, excoordinadora de Sanders que se postula para el Congreso y quien quiere cobrar impuestos a Wall Street para pagar las universidades públicas gratuitas y proteger a los consumidores de los riesgos de la banca de inversión.

Candidatos como Ocasio-Cortez, Beto O'Rourke –demócrata que se enfrenta al senador en ejercicio Ted Cruz en Texas– y Ayanna Pressley –la candidata demócrata a un escaño en la Cámara de Representantes de EE.UU. de Boston– han atraído a un grupo de simpatizantes cuyos trabajos diurnos se centran más en los precios de las acciones y las tendencias del mercado que en las encuestas y la política.

Hace décadas, los banqueros se agrupaban en enclaves republicanos como Greenwich, Connecticut. El dinero creció y atrajo a graduados de las mejores universidades que trajeron perspectivas cosmopolitas junto con una apreciación saludable del efectivo. Los presidentes demócratas Bill Clinton y Barack Obama obtuvieron donanciones de bancos. Y la tecnología no solo aceleró las negociaciones, sino que abrió las puertas bancarias a los trabajadores igualmente interesados en las altas finanzas y las matemáticas más complicadas.

Wall Street debe adaptarse a las opiniones de esos empleados porque las compañías ahora compiten con los empleadores liberales en Silicon Valley, dijo Jeff Hauser, quien trabaja en el Centro de Investigación Económica y Política de izquierda en Washington.

"Wall Street se ha estado quedando atrás", dijo. "Silicon Valley es el lugar divertido y peculiar para los jóvenes. Si las compañías trataran de restringir a los empleados más jóvenes, sería aún más difícil reclutarlos".

El cambio de estos jóvenes del sector financiero hacia el Partido Demócrata no es una estampida, pero refleja una tendencia generacional. Según el Pew Research Center, el 59% de los votantes registrados entre las edades de 22 y 37 años se identifica como demócrata, en comparación con el 48% de los 38 a 72 años.

De hecho, el alcance con que los milenials están moviendo a Wall Street hacia la izquierda es un tema de debate. El profesor Roy Smith de la Universidad de Nueva York, exsocio de Goldman Sachs, dijo que la mentalidad económica conservadora sigue siendo fuerte.

"Casi todos los que trabajan en la industria financiera están de acuerdo con la noción de libre comercio, libre mercado y competencia", dijo.

Pero Truelson dijo que muchos trabajadores financieros jóvenes están hartos de lo que consideran corrupción y una política social retrospectiva, lo que no les deja más remedio que apoyar a los demócratas. "Tal vez no estén de acuerdo con todas las posiciones de política económica, pero están preocupados por estas cosas, y no están viendo a otros políticos de otros partidos abordándolas", señaló.