Tras su salida de Itaú Chile a principios de este año, Manuel Olivares no ha parado. A pesar de que los planes para el 2020 eran muy diferentes, la gestión de algunas inversiones inmobiliarias que tiene con su familia y la administración de la empresa familiar junto a su hermano, “La Galletería de Laura R”, lo han mantenido ocupado. Mal que mal, la tradicional empresa tiene casi 100 empleados, y durante la pandemia ha debido adaptarse a esta nueva realidad, en la que el impacto del cierre de restoranes y hoteles también se ha sentido en las ventas.
Por el lado inmobiliario, y en sociedad con diferentes gestores experimentados, Olivares está desarrollando tres proyectos, los que si bien se ralentizaron por los embates de la crisis, siguen adelante.
Otra labor que ocupa parte de su jornada es la vicepresidencia del consejo directivo de Inacap. Ahí comparte la mesa con el presidente Alberto Salas, Patricio Crespo y Sergio Torretti, entre otros. En este rol se ha mantenido cercano a los gremios y a la discusión de políticas públicas, tema que siempre le ha interesado.
Y esta semana se sumó otra tarea en su agenda, que le significará retornar al sector financiero, un rubro en el que trabajó más de 32 años, con largas estadías en Citibank y BBVA. Se incorporó al directorio de Credicorp Chile Corredores de Bolsa, firma financiera presidida en el país por Guillermo Tagle y que tiene como country head a Hugo Horta.