Oro, plata, paladio y cobre son algunos de los metales que busca recuperar el primer proyecto formal de Minería Urbana desarrollado en el país. Implementación de tecnología para los procesos requeridos y escalar la idea a niveles industriales, están entre los principales desafíos que debe enfrentar esta iniciativa.
Un reporte de IDC, firma especializada en el análisis del mercado tecnológico, indicó que en el país se comercializaron casi 11 millones de artículos electrónicos durante 2018, de los cuales alrededor de 8 millones corresponde a celulares.
Una de las principales consecuencias de la elevada penetración de este tipo de aparatos, es la gran cantidad de elementos obsoletos que rápidamente se generan. El reporte "Perspectiva de la Gestión de Residuos en América Latina y el Caribe" indica que Chile es el mayor productor de basura electrónica por persona en la región: con un promedio de 11 kilos al año, supera a gigantes como Brasil y México.
Atendiendo a esta realidad, la Fundación Chilenter -que es parte de la red de organizaciones encabezadas por Cecilia Morel- está impulsando a partir de este año la instalación del concepto de Minería Urbana en la industria local, en el marco de la Agenda de Economía Circular del Gobierno.
Se trata de un proyecto desarrollado en conjunto entre esta organización y la Universidad Andrés Bello (Unab), además, también cuenta con el apoyo de Corfo. "Desarrollar la Minería Urbana en nuestro país significaría una oportunidad de nuevos negocios y diversificación de la matriz productiva, creando empleos que apunten al desarrollo sustentable de nuestro territorio a través de la Economía Circular", explica Gonzalo Lagos, director ejecutivo de la Fundación Chilenter.
¿Cómo funciona?
El proceso se realiza gracias a un horno de pirólisis, el que funciona elevadas temperaturas y sin oxígeno, lo que evita que se genere la combustión de los elementos. Este proceso asegura una descomposición trifásica de los componentes presentes en las placas electrónicas, para la posterior extracción de los metales preciosos que ellas contienen.
Antes, este tratamiento era llevado a cabo en países como Corea o Japón. Ahora, este proyecto permitirá desarrollar el proceso de manera local. "Queremos seguir incentivando la Economía Circular, creemos que es una forma sana de producción que contribuye al desarrollo de Chile", dice Lagos.
Para hacerse una idea, en una tonelada de circuitos impresos de grado medio se pueden encontrar 194,1 kilos (kg) de cobre, 560 gramos (g) de plata, 135,6 g de oro 7 9,9 g de Paladio (ver gráfico).
Este no es el único proyecto que está impulsando la Fundación Chilenter, pues también están trabajando en el tratamiento sustentable de los viejos monitores CRTs. "Actualmente, en el país la única solución o disposición para este tipo de componentes es enterrarlos en rellenos sanitarios de seguridad, alternativa que además de ser sumamente costosa, no aporta ningún beneficio a los indicadores medioambientales del país".