Maihue y su “jarrito para beber”

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Rodrigo Bulnes y Claudio Brinkmann, fundadores de Maihue.

Con la idea de realizar algo distinto en el mercado del agua bebestible premium, los amigos Claudio Brinkmann y Rodrigo Bulnes probaron varios caminos. Finalmente, llegaron a un sistema de suscripción mensual, donde se encargan de los filtros y dispensadores, para que los consumidores sólo tengan que abrir la llave. Hoy le prestan servicios a 17 mil hogares y 2 mil empresas y cerraron el 2023 con US$5 millones en facturación.


Claudio Brinkmann y Rodrigo Bulnes son amigos desde el colegio. Más tarde se encontrarían como compañeros de ingeniería comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez. Hace unos ocho años, mientras Brinkmann trabajaba en el área de inversiones del Banco de Chile y Bulnes como subgerente de Desarrollo de Nuevos Proyectos en la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), la vida los reunió de nuevo. Pero ahora en torno a un propósito: crear una startup con un modelo de negocio que ayudara a la sociedad y al planeta. Surgieron varias ideas y pensaron en diversos caminos, hasta que tomaron la decisión: El foco sería el agua. “Sentimos que era un mercado donde había mucha ineficiencia”, recuerda Brinkmann.

Entremedio de esa búsqueda, Brinkmann tuvo una experiencia -según él- reveladora, cuando se fue una semana a la Amazonía peruana para vivir con una tribu indígena. “Estaba haciendo una actividad en medio de la selva y, de pronto, salta una pequeña rana a mi mano. Un integrante de la tribu me dijo que eso era algo muy inusual, por lo que creía que el hecho tenía un significado espiritual. Yo saqué mi celular para sacarle una foto, pero luego, al ver la imagen, me di cuenta de que mi mano y la rana salen desenfocadas, y extrañamente, la cámara hizo foco en otro elemento que estaba más lejos. Era una botella plástica. En un lugar inimaginado. Siempre he pensado que eso fue una señal de que algo había que hacer para evitar ese tipo de contaminación”. La foto se puede ver en su cuenta en Instagram.

Pero volvamos a Chile. El objetivo de Bulnes y Brinkmann era entrar al área de los dispensadores de agua del segmento premium con el concepto de dejar de lado las botellas plásticas. Su primer referente, y a la vez competidor, fue la marca Benedictino. “Ellos abrieron el mercado de las aguas premium, comunicando la relevancia de este elemento, llenando un espacio. Nosotros nos dimos cuenta que podíamos llegar al mismo mercado, pero de mejor forma que las grandes embotelladoras y de una manera 100% sustentable”, señala Bulnes.

Fue cuando nació Maihue, que en mapudungún tiene dos significados: “lugar de limpieza” y “jarrito para beber”. Aunque a los fundadores de esta startup les gusta más la segunda acepción, porque “es una invitación a la reutilización y conservación del planeta”, dice Brinkmann.

Comenzaron en febrero de 2017 y, “como todo emprendimiento, partimos con una idea de negocio: traer purificadores de agua desde el extranjero en un contenedor. Una vez que llegó, nos costó mucho venderlo. Fuimos a más de 100 ferias en malls y otros lugares y… nada. Vendimos apenas $30 millones en un año”, dice Brinkmann. Y agrega: “Fue cuando nos dimos cuenta que la gente no quería sólo una máquina en su casa, sino un servicio de agua de calidad”. Incluso, complementa Bulnes, “cuando la gente compra botellones de agua, justo se les acaba cuando más lo necesitan. Había que solucionar también eso”.

Hicieron un viaje a Asia para ver cómo estaban resolviendo el tema y en Corea encontraron la respuesta: dar un servicio de agua premium ajustado a cada realidad. Fue cuando llegaron a un modelo de suscripción, donde los purificadores, conectados a la red de agua potable son de Maihue, quienes se preocupan de mantenerlo en óptimas condiciones. Y el cliente paga un fee mensual por tener siempre disponible el recurso. “Pero la clave está en que sea un agua de calidad. Y esta no es la misma en todas partes. Entonces, lo primero que hacemos es realizar un test de agua donde al cliente y, según eso, le proponemos el tipo de sistema que necesite, que puede ir desde un dispensador estándar en un hogar hasta máquinas más sofisticadas para un hotel o un restaurante”, explica Bulnes.

Los planes parten en $17.990 mensual para una casa, que consiste en un sistema de agua a temperatura ambiente e incluye todos los recambios de filtros, mantenciones y pruebas de agua. De ahí pasan a planes de $24.990 mensual, con agua caliente y fría, para luego abrirse a otro tipo de valores para empresas o comercios más grandes, según requerimientos más específicos.

Por ejemplo, tienen implementado el servicio en hoteles como el Marriott y el Ritz Carlton, así como en restaurantes como El Jardín Secreto, El Toro, Fukasawa, Carnal, Ambrosía y El Europeo, entre otros. “Incluso, para el mercado horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) tenemos unas máquinas que pueden llenar 200 botellas de agua a 5 grados Celsius con gas sin parar, para llevársela a los comensales”, asegura Brinkmann. “Tenemos diferentes tipos de purificación y varios dispositivos. El precio depende de la combinación entre ambos”, explica Bulnes.

El 40% de los clientes llegan referidos por otros, logrando una retención total de clientes de un 85%.

Actualmente llegan a 250 mil personas con casi 20 mil equipos en servicio, que están en 17 mil hogares y 2.000 empresas (incluyendo el área horeca).

En 2023 facturaron US$5 millones. Comenzaron con inversión propia más la ayuda de algunos cercanos, pero rápidamente lograron el punto de equilibrio. También los ha apoyado Banca Ética para levantar inversiones, donde uno de los destacados fue el fondo Quest Capital. Además, Maihue ha ganado reconocimientos por su enfoque sustentable, como un premio de Impacto Latam en 2022, además de certificarse como Empresa B.

Tienen varios desafíos, como abrirse a más comunas de Santiago y a otras regiones (actualmente están sólo en las regiones Metropolitana y de Valparaíso) y alcanzar los 50 mil hogares, 500 restaurantes y 5 mil empresas en 2025.

También buscan la internacionalización y como gran objetivo, abrirse a bolsa, bajo el modelo desarrollado por ScaleX Santiago Venture Exchange, enfocado a startups y scaleups (startups de mayor crecimiento) en el mercado chileno.

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