El auge del e-commerce, los retiros del 10% y el desconfinamiento a partir del segundo semestre, hicieron que las ventas del comercio minorista simplemente se dispararan.

Aquel boom que sirvió de aliento al retail y que le permitió apuntalar sus ventas de manera importante luego de enfrentar meses muy duros con números en rojo y acumulación de inventario, terminó por convertirse en un desafío casi imposible de enfrentar.

Quiebres de stock, retraso en las entregas y aglomeraciones en las afueras de los establecimientos comerciales son algunos de los inconvenientes que tuvo -y sigue teniendo- que enfrentar el comercio luego de un atípico año donde el canal digital se apoderó del mercado y la reinvención de los procesos logísticos se convirtió en la clave para sobrellevar la pandemia.

Aunque para 2021, todo parece indicar que la situación tendería a normalizarse -o a eso apuestan los expertos-, la incertidumbre sobre el estado de la economía del país y de los hogares pasado el efecto del retiro del 10%, y también del mercado laboral, ha hecho que el sector imprima una nota de cautela sobre cómo será el comportamiento de la demanda para este año.

Frente a esto, los actores de la industria buscan flexibilidad máxima. Muestra de aquello la da el gerente general de Falabella, Gaston Bottazzini, quien entrevista con Pulso Domingo, reconoce que la incertidumbre es tanta que la compañía ha optado por efectuar planes de compra con altos niveles de flexibilidad, y con mayores niveles de ventanas de compra corta, “que nos permitan complementar en función de cómo se comporta la demanda”.

Eso, continúa diciendo también los ha llevado a ejercer “mayor compra local (proveedores) en la mayoría de los países”. Es decir, han incrementado las proporciones de compra local frente a las extranjeras, ya que estas en general “tienen un plazo más largo y, por lo tanto, reduce la flexibilidad”.

Mirada similar a la del ejecutivo es la comparten en el mundo de los expertos. Desde la Cámara de Comercio de Santiago, George Lever, suscribe de cierta forma la estrategia de Falabella, y aunque destaca que la tecnología ha permitido acortar los tiempos de las compras en el extranjero y que el apelar al mercado local será posible solo para algunos tipos de productos, también dice que es plausible empezar a ver un “nearshoring” donde va aumentando la relevancia de proveedores locales.

A futuro, y en línea con su antecesor, dice que las empresas deberán manejar mayores holguras de inventario debido a la incorporación de riesgos por incertidumbre en las previsiones de venta, junto a la introducción de la máxima flexibilidad en las cadenas de aprovisionamiento “para ser capaces de responder con mayor velocidad a los cambios de entorno”, sostiene.

En esta misma línea, el investigador del Centro de Estudios del Retail (CERET), Ingeniería Industrial, U. de Chile, Christian Diez, sostiene que esa demanda dependerá mucho de la evolución de las medidas de confinamiento, la actividad económica, el empleo y el tipo de cambio, por lo que sugiere que “ante tanta incertidumbre, tener inventarios más reducidos reduce el riesgo de ser excesivamente optimista”.

Bernardita Silva, gerente de Estudios de la CNC, imprime un matiz en el análisis y sostiene que en los últimos meses las importaciones se han acelerado fuertemente, y que de hecho, “el Índice de Importaciones en Volumen del Retail, elaborado por la CNC, mostró un alza en el margen el tercer trimestre del año pasado tras cinco períodos de caídas y claramente el último cuarto se aceleró aún más”. A su juicio, esto responde a que el sector está reponiendo inventarios y adecuando lo pedidos a las expectativas de consumo futuro, el cual en el corto plazo se seguirá viendo impulsado por el segundo retiro del 10%.