Manola Sánchez Muñoz asegura tener tres sombreros diferentes. La vida de la ingeniera comercial y MBA de Harvard transcurre entre el retail, la minería y el mundo financiero. Hace seis años asumió su primer directorio, el BCI; fue la primera mujer en la mesa. Después se sumaron Mall Plaza y CAP. La exdecana de la facultad de Economía y Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) se transformó en la exponente del género con más directorios de las empresas IPSA, un récord no menor si los números para las mujeres son aún bastante desfavorables: sólo un 12,6% de los integrantes de las mesas de grandes compañías son mujeres; Chile se encuentra entre los países OCDE con menor representación femenina en directorios... y, justamente es el sector financiero el que se encuentra más al debe.
Hoy, el 12% de las directoras son mujeres. Hay estudios que dicen que a ese ritmo, recién al 2030 se llegaría al 30%. ¿En la práctica no se le da tanta importancia al tema…?
Porque nos quedamos en la pura cifra y no le hacemos el doble click de decir ‘muéstrame dónde las mujeres hacen mejor la pega que los hombres o por qué necesitamos más mujeres’, para que pase a ser un tema de qué es lo que aporta el género. Mujeres ahí van a haber cada día más. El punto es ¿tenemos que llegar al 2030 o realmente las empresas necesitan a más mujeres porque les hace bien el liderazgo de la mujer dentro de las organizaciones?
¿Por qué no se le da el peso a eso?
-Hay un sesgo grande. Y también para promover a alguien tienes que sacar a otra persona. Entonces al final, a no ser que las empresas estén creciendo mucho, tú no vas duplicando los cargos gerenciales. Está habiendo una rotación natural y es ahí donde empieza el tema de las cuotas, principalmente en los directorios, porque la rotación natural dice que en 2030 puede que lleguemos a esas cifras, pero si tú quieres una terapia de shock, tienes que hacer otras cosas, como pasó en el Congreso, en la Constituyente, en que dijiste acá va a haber cuotas y la cuota solucionó el tema.
¿En los directorios del sector privado debiera haber cuotas?
-No lo sé. Al final lo que me produce ruido de las cuotas es que en el fondo uno al ser directora también quiere que se den cuenta de la importancia que tiene el hecho de ser mujer y no tener mujeres simplemente porque la ley dice eso. Cuando partimos de una base tan mala, el cambio cuesta más, pero cuando vas generando conciencia, eso es más importante que una cuota per se. Me ha tocado conocer a muchos directores hombres y que ellos vayan reconociendo que aprecian la llegada de una mujer porque les está dando una nueva forma de ver la organización y las discusiones van cambiando, tiene un gran valor. Y cuando vas viendo esos cambios, ves que el mensaje está llegando y es ahí cuando realmente el cambio grande sucede. La velocidad es lo que nos preocupa a todos.
Yo no pondría una cuota mañana. Cuando entré a los directorios era un 6% y se ha duplicado. Entonces, si nosotros pensamos que de aquí a cinco años más se va a duplicar, ¿es necesaria la cuota? Si no avanzamos a esa velocidad, claro, hay que tomar una suerte de medida, pero no tiene que ser de un día para otro, porque hay un tema de rotación y accionario que no es menor.
Hoy, un 84% de las grandes empresas tienen mujeres. ¿Cómo se entiende que no sea el 100%?
-Llama la atención y uno se pregunta cómo no ven el valor. Hay veces que, en el fondo, tienes que tener mujeres para darte cuenta del valor que traen. Esa conciencia es difícil que entre si no tienes a alguien que te la esté generando. Los cambios no son de un día para otro y para hacer un cambio real y que aporte tiene que ser algo que todos lo crean desde la guata y eso toma su tiempo.
Estamos en un mundo que ya no funciona solamente con decir ‘la traje a ella, porque es mujer nomás’. Cuando hay mujeres, la forma como uno ataca un problema puede ser distinto y eso hace que los problemas se resuelvan de mejor forma en la medida en que tú lo miras de ángulos distintos.
En el último Handbook de Género de la CMF, Chile está entre los países con menor representación femenina en directorios. Y la banca es la que está más abajo, con un 7,1%. Usted es directora de BCI. ¿Qué pasa en ese sector?
-En el BCI conozco mujeres fantásticas y en el período que he estado he visto como han ido promoviendo, pero es un trabajo del día a día, porque no solamente es ir buscando los talentos e ir posicionándolos, también hay grupos gerenciales que han sido conformados hace mucho tiempo y romper esos grupos cuesta. Yo siempre estoy fijándome en las estadísticas. Y ahora ya no ves equipos sólo de hombres.
-¿Y en el resto del sector?
Creo que los bancos internacionales están mejor. Scotiabank tiene a harta mujer en primera línea. Lo mismo también con Santander. BCI tiene el objetivo de tener un 20%- 25% de mujeres al 2025. Entonces se están poniendo metas que no son solamente para la galería, sino que son metas que significa que vas a tener que hacer algo para poder llegar a ellas. Pero también son temas culturales que tienes que ir metiendo. El mundo financiero es un mundo demandante, de servicio. Entonces tú tienes que estar ahí para el cliente y cuando estas en época de crianza, y más aún en la pandemia, se hace bastante complejo. En EE.UU. lo llaman el great resignation, que significa que muchas mujeres salieron del mercado laboral, porque ha sido muy difícil compatibilizar la carrera con la pandemia.
-Dentro de las cifras del empleo, la tasa de ocupación informal crece el doble en mujeres que en hombres...
Creo que va por el great resignation que te decía, la gran renuncia, que muchas mujeres para seguir ganando van a trabajos más informales que les dan más flexibilidad.
-¿Y qué hacemos para recuperar el empleo femenino?
Lo bueno es que estamos hablando del tema. Sabemos que hay un problema y muchas veces el tener objetivos es bueno, porque aunque haya pasado la pandemia, el objetivo no se ha movido. Entonces tú tienes que tratar de retenerlas, incentivarlas a volver y entregar mayor flexibilidad. Cada una de las empresas va a tener que buscar cuál es la fórmula. Las empresas van a tener que hacer bastante esfuerzo para atraer a esas mujeres que optaron por salir en pandemia.
-La próxima semana asume un nuevo gobierno con un gabinete más femenino, con los hijos de las ministras en la tarima. ¿Qué medidas debiera activar para recuperar esos empleos?
Los comentarios que uno recibió en foros o en chat de mujeres era que fantástico, felicitaciones. Y realmente me enorgullece saber que va a haber un gabinete donde hay más mujeres que hombres, pero también, como todo en la vida, uno, con cambios culturales tan grandes, tienes que ayudar a encauzar esos cambios y hay que comunicar mucho, hay que realmente trabajar este cambio, porque pasar de gabinetes de un 20%-30% de mujeres a un 55% es un cambio grande y no significa que todo el mundo lo va a recibir con los brazos abiertos, los cambios siempre generan fricciones y cuando generan fricciones, uno tiene que tener un plan para poder adoptar ese cambio y espero que el gobierno sea consciente de eso. Y eso no solamente te lo dice la teoría, sino que la práctica. La forma en cómo se opera es distinta. Quizá incluso los directorios puede que tarden un poco más, pero se discutirán más los temas. Entonces quizá los gabinetes van a ser un poco más largos de lo que eran antes y puede ser que las reuniones sean un poco más. Pero si van a salir mejores resoluciones de eso, eso va a ser fantástico. Y que sean resoluciones que sean inclusivas. Eso es lo que queremos.
-¿En términos concretos, hay medidas que debieran activarse para que esto no quede solo en un símbolo?
Tú ves temas como las salas cuna que todavía no se aprueban. Y esos son temas puntuales que uno puede hacer para ayudar a las mujeres a entrar en el mundo laboral. Y más arriba puedes motivar a las mujeres como se motiva a todo el mundo. Siempre decimos que hay brechas salariales, bueno reduzcamos esas brechas y si es necesario pagar más por traer a una mujer porque te trae valor y realmente va a ayudar a generar mejores retornos, los vale.
-¿Por qué no se aprueban proyectos como el de Sala Cuna Universal?
Porque las cosas que avanzan rápido son las que aparecen en los diarios o las que la gente va a reclamar a las calles, la mujer cuando tiene guagua no está marchando por la calle. Entonces, hay veces que no suceden las cosas porque no hacemos el suficiente ruido, esperamos que con un gabinete que tiene un porcentaje no menor de mujeres se vean estas cosas; ellas estaban ahí en la puesta en escena con sus hijos, saben lo difícil que es, entonces si simpatizan con eso también que aporten en trabajar para que eso sí suceda. Si al final es predicar con el ejemplo, entonces ahí se da una oportunidad no menor para las mujeres.
¿Los conceptos de paridad que se discuten, por ejemplo, en la Convención o que los fallos tengan enfoque de género, le hacen sentido o son para la galería?
-Hay cosas que sí tienen sentido y otras que son para la galería, y lamentablemente estamos escuchando una mezcla de los dos, entonces cuesta separar el polvo de la paja y hay conceptos que son muy relevantes, pero llegar a la paridad en todo… En países tan avanzados como Finlandia o Suecia tienen un 42% de directoras mujeres, ni siquiera llegan al 50%, por lo que nosotros logremos eso de un día para otro puede hacer que queden muchos heridos en el camino. No es que sea cautelosa, pero lo importante es que esto se logre de una forma que sea un ganar para todos y no solamente una imposición en que se ganó en algo, pero se perdió en muchas otras cosas. Y una de esas es la legitimidad de por qué estamos sentadas en la mesa, que es superrelevante.
¿Y en ese contexto, cómo ve a Chile?
Como todos, un poco preocupada, hay harta incertidumbre. La incertidumbre antes la veíamos muy chilenizada y ahora la vemos mundializada. Estamos en una guerra. Y en Chile tenemos nuestros propios desafíos y la incertidumbre que provoca un proceso constituyente en el cual hay tantos movimientos que hace que en el mundo de los negocios se tome esto con cautela. Y cuando hay demasiada incertidumbre, tú empiezas a posponer algunas de las decisiones hasta ver cómo se desencadena todo eso, y eso no le viene bien a nadie, más aún si estamos con una inflación galopante que hace que todo salga más caro, y todo sea más difícil. Y al final los que siempre se dañan son los que están más abajo en la pirámide. Y eso es lo que más me quita el sueño: ¿qué es lo que va a pasar de aquí a seis meses con toda la incertidumbre que hay y que crea una suerte de paralización? ¿Y cómo vamos a sortear eso? Estuve de vacaciones en Miami y me cuentan que todas las semanas hay chilenos que van llegando. Entonces, la fuga de talento está sucediendo y eso no es bueno para el país, que se vayan nuestros talentos a otros lados porque no ven opciones acá es preocupante, porque al final como sociedad perdemos y las empresas también pierden.
¿Y usted, sigue optando por Chile?
Nosotros optamos por Chile y uno va a trabajar para hacer todo lo que está en nuestro alcance para que Chile siga emergiendo, siga progresando, pero salir de esta situación no es menor, a todos nos hace dudar lo que está pasando. Y cuando tú ves que hay tanta gente, amigos tuyos, que se van a vivir a otros países, uno se pregunta si soy yo el que está mal y me tengo que ir al otro bote o no. Claro, nosotros decidimos venir para acá, pero si mis hijos se quieren ir a estudiar afuera, yo no voy a ser quien para decirles que no.
¿Hay aspectos puntuales que le preocupen más al sector privado?
Tengo tres sombreros muy distintos -retail, minería y finanzas- y los tres sombreros tienen algún desafío. El retail está siendo desafiado por el mundo de la tecnología y también uno no sabe qué va a pasar con la jornada laboral. En la minería, todo el tema ambiental, de tierras, y lo que está sucediendo desde un punto de vista de las concesiones mineras, que no es menor. Y en el mundo financiero, más allá del advenimiento de las tecnologías, hoy en día la inflación ha hecho que los créditos hipotecarios, por ejemplo, se hayan encarecido más del doble. Entonces, cuando tú tienes eso, cómo no te va a preocupar si ves los números y hay menos gente que va a poder tener acceso a crédito y vivienda, que quizá es la base para que uno comience a tener una solidez financiera futura. Entonces hay desafíos enormes, uno que los trajo la pandemia, otros, que los trajeron decisiones políticas, y otros, que están muy basados en lo que vaya a pasar en la Convención. Dado eso, que se vayan los talentos en el momento en que más los necesitamos, el único que pierde es Chile. Así que no deja de preocupar. Es decir, el talento está y tenemos que trabajar para que ese talento apoye a las empresas y a nuevas empresas a seguir progresando y emergiendo. Pero cuando hay tanta incertidumbre dices: ¿este es el mejor lugar para estar? Y eso preocupa.