Volvió a reactivarse y al parecer ahora se concretará en proyecto de ley la idea de otorgar al Banco Central (BC) la herramienta para que compre bonos del gobierno en el mercado secundario, cuya factibilidad está prohibida desde su autonomía en 1990, y que sin embargo es ampliamente utilizada por entidades similares de los países más desarrollados.
Fue el propio titular del BC, Mario Marcel quien solicitó expresamente el apoyo de los senadores de la Comisión de Hacienda, cuando presentaba el Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio. “La urgencia de este tema ha aumentado en relación a cuando hicimos nuestra primera discusión hace tres meses. Ahí señalamos que hasta el momento no lo habíamos necesitado pero sería bueno tenerlo para enfrentar momentos de mayor tensión en la economía, y nos hemos ido moviendo a una mayor tensión. Hoy día la posibilidad de adquirir bonos en el mercado secundario pasa a ser más urgente”, recalcó.
En esa oportunidad se discutió con la presencia de varios expresidentes del BC, la pertinencia de dos mociones parlamentarias que apuntaban a reponer esta herramienta al BC. Pero esta vez, de acuerdo a Marcel, el gobierno está disponible y han ido acercando ideas. “El Ejecutivo ha estado trabajando en una indicación a las mociones que han presentado los senadores y esperamos que ya se pueda presentar formalmente en los próximos días”, añadió.
Incluso el presidente de la Comisión de Hacienda, Jorge Pizarro (DC), admitió que el tema era prioritario: “es muy urgente, si presentaran hoy la indicación lo podemos despachar a sala el martes”.
Consultado el Ministerio de Hacienda, declinaron referirse al tema.
La justificación del BC para contar con este dispositivo es que cuando llegue la etapa de la reactivación, no pueden empujar más con una tasa de interés en 0,5%, en su piso. “Cuando la tasa de política monetaria está en su mínimo técnico, es posible que el Banco deba extremar el uso del instrumental de políticas que posee. En tal sentido, el Consejo valora especialmente el apoyo de esta Comisión a una reforma constitucional y legal”, sostuvo en su presentación.
Consultado por los senadores sobre qué efectos esperaba suscitar si contaba con un instrumental de este tipo, explicó que podrían intensificar la política monetaria a través de operaciones no convencionales con la compra de bonos lo que permitiría inyectar más liquidez a la economía, ayudar a reactivar el mercado de bonos incluido el de los corporativos, facilitar el ajuste ante recomposición de carteras, darle mayor credibilidad a la política monetaria y anclar las expectativas de inflación en la meta (3%).
“En la situación que estamos hoy, donde ya hemos ido usando otros mecanismos no convencionales de política, la sola facultad de compra de bonos de Tesorería significa una ampliación muy significativa de las capacidades de actuación por el tamaño del mercado y porque esos bonos están en manos de inversionistas institucionales, distintos de bancos. Eso a su vez permite un flujo de crédito y es capaz de activar todo tipo de instrumentos de renta fija”, subrayó.
¿Corporativos también?
La duda es si la facultad será solo para bonos del gobierno o también para papeles de empresas. Al parecer, Marcel prefiere sólo lo primero: “La compra de bonos del gobierno en el mercado secundario es relativamente más simple porque tienen una misma calificación de riesgo, un alto volumen de transacciones y un mercado relativamente amplio. En el caso de los corporativos, la situación es más compleja porque hay un espectro de riesgo para esos bonos, el mercado es más reducido y por lo tanto, el manejo del riesgo requeriría una gestión distinta. Ese es un tema que esta evaluando el Ejecutivo”.