Impacta VC, fondo de venture capital que invierte en compañías de impacto social (como, por ejemplo, Betterfly), anunció el lanzamiento y apertura de postulaciones para su segundo programa estratégico de levantamiento de capital Impacta Fundraising Strategy Program (IFSP) 2023, abierto a la participación de startups de toda América Latina.
La edición 2022 contó con la asistencia de 54 startups de diez países de la región, entre cientos de postulantes. Para el IFSP 2023 -que comienza el 1 de agosto, bajo modalidad online-, la meta es seleccionar al menos 100 startups. Tendrá una duración de tres meses, con dos sesiones a la semana de una hora y media cada una.
Tanto para el del año pasado como para el que viene, uno de los charlistas estrella es Marcus Dantus, uno de los principales desarrolladores del ecosistema de emprendimiento en el país azteca y fundador de la incubadora Startup México, quien ve con optimismo el freno que han tenido las startups en el último año en cuanto a levantamiento de inversiones. “Es algo cíclico. Siempre se revienta una burbuja. Cuando los venture capital (VC) empiezan a invertir a precios más altos y en valorizaciones que rayan en lo ridículo, siempre habrá un ajuste”, dice, y agrega: “Pero ya estamos viendo una recuperación, al menos en el capital semilla. Tampoco para las startups es conveniente levantar capital ahora, porque sus valorizaciones estarían más bajas que en sus rondas anteriores. Hay de dejar pasar el tiempo y esperar que se recuperen los mercados”.
¿Cuáles son las principales diferencias del emprendedor?
-Creo que, culturalmente, la aversión al riesgo en Latinoamérica es mayor que en lugares como Silicon Valley o Tel Aviv (Israel) y somos intolerantes al fracaso. Los escondemos e incluso, a veces castigamos el éxito, tildando a las personas exitosas como de corruptos o tramposos. Eso nos lleva a una mediocridad. También debemos aprender a ser más colaborativos. También hay problemas sistémicos que mellan la confianza en las instituciones, y eso hace que uno no confíe en tecnología hecha en el país. Por último, hay un problema grande a nivel educativo en educación financiera e innovación.
¿Y en cuanto a las oportunidades que presenta Latinoamérica y sus emprendedores?
-Creo que hay muchas oportunidades. Somos países con una población joven. Por ejemplo, en México el 52% de la población es menor a 30 años. Inclusive en Chile, que es el que tiene el porcentaje más bajo, tiene un 42% de gente de menos de 30 años. La matrícula universitaria se ha triplicado en los últimos 20 años y somos países que trabajan más que el promedio. Además, tenemos muchas más necesidades y somos creativos, que son los dos elementos clave de la innovación.
¿Cómo ve el desarrollo de los VC en la región? Muchas startups latinoamericanas prefieren establecerse legalmente en Estados Unidos, para atraer a los VC de ese país.
-Si tienes una empresa en Latinoamérica que pone una oficina de venta en EE.UU., el interés de los fondos latinoamericanos por invertir es mucho menor que si creas una empresa en ese país, la que se vuelve un holding, aunque opere en varios países de Latinoamérica. Hay un tema de percepción…
Y tributario, además.
-Sí, tributario, pero también legal, porque, al final de cuentas, tu empresa está bajo las reglas de un país, donde la ley es percibida como mejor aplicada y hay más confianza en las instituciones. Eso ayuda. Ahora, no cualquier empresa o emprendedor, simplemente por abrir su empresa en EE.UU., va a recibir fondos de VC de ese país. También pasa que las rondas en etapas tempranas en Estados Unidos son mucho más altas que en nuestra región, lo que también atrae a los emprendedores.
¿Cuál es el problema de ese fenómeno?
-El lado negativo es que la competencia en EE.UU. es mucho más alta y difícil. Hay gente que no habla inglés y pitchea su proyecto, pensando que por sí solo va a lograr inversión. Pero tienes que ser mejor que los norteamericanos y hablar mejor que ellos para realmente conseguir fondos.
¿Cómo podemos lograr más desarrollo de los VC en Latinoamérica, entonces?
-Creo que ha habido mucho capital de riesgo en América Latina en los últimos años. Por ejemplo, en México, había tres fondos de inversión en 2008. En el 2012 había 14 y hoy hay más de 100. Pero igual seguimos con un problema serio de aversión al riesgo. Es tanto, que el término “capital de riesgo” se cambió por “capital emprendedor”, para que la gente no sienta que está arriesgando, algo que es bastante ridículo. Como sea, creo que vamos bien en Latinoamérica. El único problema que, creo, inhibe la creación de más VC es la falta de salidas financieras. Lamentablemente en nuestros países, las bolsas de valores no son tan bursátiles y no hay tantas fusiones y adquisiciones en el mundo de las startups.
¿Qué tipo de startups podrían ser más rentables hoy?
Hay muchas, como las fintech, insurtech, proptech y edtech. En general, en Latinoamérica todo lo que es desarrollo de apps, ya que la mayoría de la gente entra a los servicios por el celular. Pero evidentemente después de la pandemia ha habido mucho en el ámbito del impacto social. También la salud mental y física va a seguir creciendo muy rápido, así como el IoT, la inteligencia artificial y el blockchain. Y en general todo lo que es predictibilidad.
Mucha gente se pregunta: ¿qué startup hago si está ya todo inventado? Y la verdad es que, en mi opinión, ni siquiera resolvemos aún los problemas importantes de la humanidad. Basta ver los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para darse cuenta que nos falta mucho.
Esos problemas son muy importantes, pero una startup también busca la rentabilidad.
No hay que confundir una empresa de impacto social con una que no gana dinero. Eso es muy peligroso. La definición de una empresa es de una entidad que comercializa un bien o servicio para generar utilidades.
¿Cómo se viene el segundo semestre de 2023 y el 2024?
Yo creo que habrá capital para inversiones semilla. La cultura emprendedora ya está esparcida. Cuando yo me gradué de la universidad, nadie quería ser emprendedor. Todos querían ser gerentes. Hoy, si vas a cualquier universidad, más de la mitad de los jóvenes quieren ser emprendedores. Y este cambio cultual es muy importante, porque el emprendimiento y la innovación es uno de los fundamentos de la prosperidad económica.