Marihuana medicinal, el millonario negocio que se expande en Chile
El ímpetu por legalizar la cannabis sigue creciendo a nivel mundial. Es que el negocio detrás es millonario: solo en EE.UU. podría alcanzar los US$ 80.000 millones en 2030. Chile no es ajeno a esta realidad. Ya existen varias empresas aterrizando en el país, tras condiciones climáticas que podrían convertir al país en un actor clave.
El 21 de enero se oficializó la llegada a Chile de la tercera firma canadiense de cannabis. Khiron debutó en el país para competir en el mercado medicinal, procurando un aterrizaje seguro al asociarse con Dayacann, titular de la primera licencia de cultivo de marihuana medicinal en el país, y con la Fundación Daya, principal promotor del uso de tratamientos alternativos a base de cannabis.
Se trata del más reciente movimiento en la industria local, que desde el segundo semestre del año pasado se transformó en terreno fértil para los líderes del mercado mundial, los canadienses. La primera en llegar fue el más grande del mundo en el rubro, Canopy Growth, que en agosto se instaló con su filial Spectrum Cannabis Chile y una inversión de US$ 10 millones. Meses más tarde, en octubre, fue el turno de Tilray que adquirió Alef Biotechnology en 5 millones de dólares canadienses (unos US$ 3,9 millones).
Son cifras significativas para el naciente mercado legal de marihuana en Chile, el cual se desarrolló con un pujante mercado global como telón de fondo. En Canadá, tanto el consumo medicinal como el recreativo, que se legalizó el año pasado llevando incluso a periodos de escasez, se traducirá en ventas por US$ 4.340 millones en 2019, según estimaciones de Deloitte.
Pero este año los focos de la industria verde estarán puestos en Estados Unidos, donde el mercado de cannabis totalizará más de US$ 50.000 millones este año, de acuerdo a la consultora Cowen, que además elevó sus pronósticos para 2030 desde US$ 75.000 millones a US$ 80.000 millones.
En la ruta de la legalización
El negocio solo tiene espacio para crecer, ya que sus dólares no convencen solamente al sector privado, donde sus diez principales representantes anotan una valorización de mercado superior a los US$ 20.000 millones; sino que las autoridades también están sacando las llaves a la legalización.
Actualmente son 29 los países donde se permite el uso medicinal, mientras que el recreativo gana adeptos. Entre las naciones que están considerando seriamente dar pronto ese paso está Colombia -que ambiciona convertirse en un país exportador de cannabis-, Francia, Portugal, España e Islandia. A ellos se suman también Jamaica y Holanda, donde pese a la creencia popular, el consumo recreativo está prohibido, a no ser -en el último caso- que se haga al interior de los coffe shop.
En Estados Unidos el escenario es similar. La lista de 10 estados que permiten el uso recreativo y de 33 donde se utiliza con fines medicinales también podría seguir creciendo en el presente ejercicio. Connecticut, Illinois, Minnesota, New Hampshire, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York, Rhode Island y Vermont se cuentan entre los estados que están evaluando flexibilizar las restricciones al consumo.
Estos avances no obedecen únicamente a las ideas progresistas de gobiernos y legisladores o al hecho de que la Organización Mundial de la Salud haya recomendado esta semana sacar a la marihuana de la lista de drogas duras, y que se fiscalice de manera diferente. La recaudación por impuestos ha resultado igual de boyante que el negocio de las empresas. Solo en Colorado, el primer estado en autorizar el uso no medicinal en EE.UU., aporta US$ 200 millones anuales, mientras que los neoyorquinos -que quieren seguir sus pasos- calculan que podrían conseguir ingresos por US$ 300 millones.
Dados los incentivos, Cowen estima que el tamaño del mercado, si la legalización del uso recreativo en EE.UU. pasa a ser de carácter federal, podría bordear los US$ 100.0000 millones.
¿Chile exportador?
Aunque en Chile el mercado no experimenta la euforia de América del Norte, la llegada de grandes corporaciones da cuenta de las oportunidades que brinda la escena local.
Spectrum Cannabis Chile ofrece productos importados de cannabis medicinal, en forma de aceite y softgel, a pacientes bajo la prescripción de un médico. "Estos productos son de la línea de venta directa, lo que fue diseñado para simplificar la conversación sobre el cannabis medicinal a pacientes y profesionales de la salud", detalla a PULSO, Felipe Varas, Sales & Marketing Manager de la compañía.
Tilray también exporta sus productos desde Canadá, pero en este caso todavía no están en el mercado, ya que se encuentran en la etapa de estudios clínicos que permitan su comercialización, tal como ocurre con algunos de la filial de Canopy Growth.
En ese marco, destaca el plan de la recién llegada Khiron, que apuesta por conseguir en los próximos 45 días las autorizaciones para su funcionamiento en el país. Y formar así un equipo de 10 personas con el que empezar a vender sus productos a más tardar en 2020. "No queremos simplemente entrar con contratos de distribución. Esperamos que en el corto plazo se consiga la autorización que le permita a este mercado autoabastecerse de la materia prima para el desarrollo de medicamentos", comenta desde Colombia el vicepresidente de regulaciones de la compañía, Juan Diego Álvarez, quien declinó detallar el monto de inversión.
Pero las ambiciones de Chile podrían ir más allá del autoabastecimiento. En la Fundación Daya -que junto a Dayacann trabajan con Knop para producir Cannabiol-, su director de planificación, Nicolás Dormal, asegura que "tenemos que avanzar hacia la exportación. Tiene un clima idóneo en la zona central para producir, con muchas horas de luz en el verano que ofrecen costos de producción mucho más bajos en relación a EE.UU. o Canadá". Y alienta: "Chile tiene el potencial para ser líder mundial tanto de la materia prima como de productos terminados".
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