El nuevo paquete económico que lanzó el gobierno asciende a US$5.000 millones, que equivale a 2 puntos del PIB. De acuerdo a lo señalado por el Ejecutivo, de este total, US$2 mil millones serán reasignaciones, mientras que los US$3 mil millones restantes se financiarán con recursos del tesoro público.
El director de Presupuestos, Matías Acevedo, afirmó que “el déficit fiscal sería de 8% del PIB, el más alto desde 1974, y adelantó que el déficit estructural también se verá afectado”.
Dentro de las reasignaciones también se considerarán los recursos de gasto en inversión, ya que al haber menos actividad, y por ende recursos que no se podrán ejecutar.
Austeridad fiscal
La Dirección se Presupuestos detalló además las distintas medidas que realizarán para reasignar recursos. Entre las principales medidas se congelarán nuevas contrataciones y aumentos de remuneraciones del sector público, además las horas extraordinarias de los servicios públicos se reducirán en 90% de las actuales horas extraordinarias autorizadas. Otra medida apunta a la reducción de los montos de viáticos nacionales en 70%, con excepción del Ministerio de Salud y los Servicios Públicos que realizan trabajos de inspección, faenas o atención en puestos fronterizos, donde la reducción será de sólo un 40%.
También se realizarán reducciones a programas no prioritarios y otros programas debido a que se espera una menor ejecución producto de la actual pandemia, y habrá un estricto seguimiento de compras públicas y contrataciones relacionadas con emergencia sanitaria.
Otra medida es que realizará una reducción de los gastos de soporte de los ministerios, es decir, aquellos relacionados con gastos en papelería, material de oficina, bodegaje y se reducirán los gastos de ceremonias y protocolo al mínimo. Durante este año, los servicios públicos y ministerios no podrán realizar celebraciones generales y aniversarios. Tampoco se comprará ni renovará ningún vehículo que sea usado para el traslado de autoridades. Por último se revisarán las suscripciones de los Ministerios y Servicios Públicos a Organismos Internacionales, de forma de reducir drásticamente estos pagos y reprogramarlos cuando sea necesario.
Acevedo puntualizó que “se trata del recorte presupuestario más ambicioso y significativo de nuestra historia reciente, y está en sintonía con las nuevas prioridades de la gente. Tal como las prioridades de los chilenos cambiaron desde marzo de este año, el Presupuesto también debe hacer un esfuerzo importante”.
Expertos
Los economistas afirman que el plan es un buen complemento al anunció de mediados de marzo y, por ende, señalan que se debe esperar su implementación antes de pensar en uno nuevo.
Patricio Rojas, economista de Rojas y Asociados, sostiene que “los US$2.000 millones es un monto importante para ayudar a los sectores informales y honorarios y, por ello, lo primero es esperar a que se materialice”.
Andrea Repetto, académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, puntualiza que “hay suficiente espacio, porque hay gastos que se habían proyectado que no se van a poder realzar, como los planes de infraestructura que eran parte de la agenda de impulso post 18/O. También hay que recordar que el Estado está gastando menos en algunos ítems como viajes y viáticos”.
Mientras que Carolina Grünwald, economista jefe de Banchile, asevera que “hay espacio para reasignaciones. Puesto que el Estado debe paralizar muchas actividades también se liberan recursos”.
Por su parte, Sergio Lehmann, economista jefe de BCI enfatiza que “el espacio existe. Dadas las limitaciones de orden sanitario que se han impuesto, una serie de gastos e inversiones que se habían comprometido en el presupuesto no se podrán ejecutar”.