Solo el 25% de los trabajadores cree que sus líderes responden a sus necesidades y se comunican con regularidad con sus equipos. Esto es parte de un nuevo estudio de la consultora Accenture a nivel mundial. Pero quizás lo más preocupante es que el 73% de los empleados siente que no pertenece a un lugar de trabajo y que no aporta con su forma de ser. Incluso, solo una cuarta parte de los encuestados señaló que su organización les ha brindado el apoyo físico y mental que necesitan para ser productivos y colaborar en tiempos difíciles.
La investigación, realizada a más de 5.000 trabajadores y 1.100 altos ejecutivos, con diversos sistemas de trabajo, en 12 países, afirma que la tecnología sigue siendo un factor determinante en la aceleración de la conexión humana y que es una gran oportunidad para crear una experiencia “onmiconectada”, es decir, participar de una conexión más allá de las herramientas tecnológicas, el espacio y el tiempo. De esta manera, la relación entre los trabajadores (y también compañeros de trabajo) se hace más fuerte y con altos niveles de compromiso.
Según el reporte, las organizaciones deben “dar el siguiente paso y convertir las interacciones en experiencias omnicanales, que creen valor tanto para personas como para los negocios”. De hecho, la investigación afirma que estas pueden obtener un aumento del 7,4% en los ingresos del año si las personas se sienten conectadas entre sí, con sus líderes y su trabajo.
Claudia Pichuante, senior manager de Strategy & Consulting de Accenture Chile, explica qué significa una conexión omnicanal, haciendo hincapié en que no es estar conectado las 24 horas. Tiene que ver más con el tipo de vínculo, los trabajadores “tienen relaciones más fuertes dentro de su organización. Como resultado, pueden alejarse más fácilmente del trabajo y desconectarse para fortalecer su capacidad de recuperación, alimentar su creatividad y seguir siendo altamente productivos”.
¿Cómo lograr este vínculo luego del distanciamiento físico durante la pandemia? A juicio de la experta, los entornos de trabajo ya no son una realidad definida, ya sea por el ámbito digital, físico o humano. “Es más bien un entorno de constante cambio, que puede depender de una serie de factores. En este contexto, las empresas deben moverse con agilidad y flexibilidad, centrándose en adoptar el cambio con facilidad. Se trata de avanzar hacia una cultura que impulse el empoderamiento de las personas, al tiempo que responde a las necesidades y deseos de sus colaboradores”.
El estudio identificó cuatro acciones clave que las empresas pueden tomar para crear valor a través de experiencias omniconectadas: liderazgo, que debe ser con empatía, transparencia y confiabilidad; en segundo lugar, desarrollar una cultura basada en un propósito; tercero, habilitar la organización ágil, es decir llevar la flexibilidad a nuevas formas de trabajar y, por último, empoderar a las personas a través de la tecnología.
¿Fin de las jerarquías?
Según Pichuante, “hoy las empresas nivelan el campo para que todos puedan tener una experiencia equitativa y participar plenamente, independientemente de su ubicación. A través de estas experiencias la gente puede forjar relaciones, crear valor e impacto personal y empresarial, y hacer crecer sus carreras. Las empresas que aprovechan esta oportunidad fortalecen estratégicamente la cultura, liberan el potencial de las personas, por diseño”, explica.
En este tiempo pospandémico el análisis de Pichuante apunta a un posible fin de las jerarquías, ya que con la flexibilidad que se requiere en los trabajos, “hoy las personas quieren poder decidir cómo y dónde trabajar, y espacios de trabajo horizontales”.
De acuerdo con el estudio, las personas que se benefician de las experiencias omniconectadas tienen un 29% más de probabilidades de experimentar un mayor nivel de confianza hacia su organización y equipo, y donde hay confianza, las personas tienen un 35% más de probabilidades de entregar un trabajo de alta calidad, fomentar relaciones laborales y la innovación.
Otras cifras indican que esta omniconexión ayudaría a la retención de talentos, el 59% representa la intención de permanencia y por último hay indicadores de un aumento de productividad al trabajar desde los hogares (el 40% encontró que la productividad en su casa era mayor que cuando estaba en otro sitio).
En un mundo donde la pandemia cambió para siempre la forma de trabajar, donde ni las condiciones físicas ni geográficas son parte del problema, según el estudio solo un 17% señaló estar beneficiándose de las experiencias omniconectadas en el trabajo. Entonces, “la oportunidad está ahí, para que las empresas la tomen”, señala la ejecutiva.