Esta semana hubo algunos mensajes económicos relevantes para la economía mundial por parte de dos actores claves. Por una parte, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, actualizó las proyecciones económicas de Estados Unidos.

Otro gigante, China, tomó acciones concretas para apoyar su economía, en una clara señal para el mercado.

Había expectativas sobre el discurso de Powell. Venía antecedido de una "solicitud" del presidente de EEUU de no subir la tasa de interés, mientras el consenso esperaba un alza de los tipos.

Sin embargo, el foco de las miradas estaba en la velocidad de alzas de tasas hacia delante. Y fue ese punto el que generó algo de confusión entre los inversionistas.

Pese a que Powell rebajó las estimaciones de alzas de tasas de tres a dos para el próximo año, no pareció ser suficiente para calmar a los inversionistas que vieron con preocupación la perspectiva de tasas de varios miembros de la Fed, que ven cuatro incrementos adicionales, al tiempo que el ritmo de la economía decaerá.

La Reserva Federal rebajó el crecimiento del PIB de 2,5% a 2,3% en 2019 tras un alza del PIB de 3% en 2018. En el neto, el discurso fue recibido de manera negativa.

Esto, mientras en paralelo los inversionistas temen por una desaceleración mayor de la economía china, pero que luego del viernes podría diluirse dicha preocupación.

Es que China informó que recortará aún más los impuestos y mantendrá la liquidez suficiente en 2019 para apoyar el crecimiento económico dentro de un "un rango razonable", con una política fiscal proactiva y una política monetaria prudente.

Este mensaje debe ser relativamente tranquilizador para quienes temen una desaceleración fuerte de China.