Desde que Alberto Fernández se puso la banda presidencial de Argentina el Merval ha subido casi 15%, el peso se mantenido relativamente estable y el rendimiento del bono del Tesoro ha caído 66,2 puntos básicos. Se trata de una calma que contrasta radicalmente con el temor que expresaron los mercados en agosto del año pasado, cuando el compañero de Cristina Fernández se impuso en la primeras a Mauricio Macri, y que da cuenta del voto de confianza que se le ha ofrecido al nuevo mandatario en función de las señales que ha ofrecido en su primer mes en la Casa Rosada.

Si bien la casi nula fluctuación observada en la moneda tiene más que agradecer a la fuerte intervención del Banco Central, los demás indicadores responden a los primeros lineamientos de Fernández y su ministro de finanzas, Martín Guzmán, lo cual también allanó el terreno para una mejora en la clasificación crediticia del país, por parte de Fitch y S&P, y sobre lo cual también se ha pronunciado el empresariado.

"Su primer mes de gobierno fue brillante en focalizar problemas", señaló Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Chrysler (FCA) Argentina. En entrevista con Infobae, destacó este fin de semana que lo "sorprendió positivamente" que las nuevas autoridades "estén convencidos de que no se puede vivir como lo hace la Argentina desde hace 70 años: con déficit fiscal continuo y solamente 5 años de superávit".

Mensaje de orden fiscal

Además de las medidas contempladas en la Ley de Emergencia Económica aprobada en el Congreso el 20 de diciembre y en decretos presidenciales, que han permitido entre otras cosas la ampliación de la tarjeta alimentaria para los más pobres, doble indemnización y aumento de salarios, desde el gobierno se ha expresado un compromiso con el orden de las cuentas públicas.

"Nuestro objetivo es ir hacia el superávit fiscal primario, pero no podemos hacer más ajuste el año que viene", aseguró Guzmán apenas asumió la jefatura de las finanzas del país. En ese 12 de diciembre, también recalcó que el país no tiene espacio para aumentar el déficit, detallando que "como no tenemos crédito, tendríamos que recurrir a la emisión y eso sería desestabilizante".

Son estas directrices las que le han permitido a Fernández vivir su luna de miel con el mercado, de acuerdo a Marcelo Elizondo, director de la consultora transandina DNI, quien destaca que "no hubo solo gestos, sino que también decisiones de la administración de Fernández para poner en orden las cuentas públicas, como para renegociar la deuda en mejor condición de pago".

En efecto, según precisa el experto, la emergencia económica vino acompañada de un aumento de impuestos a varias rubros, como importaciones, bienes personales y algunos productos internos como los automóviles, mientras que se interrumpió la reducción de las alícuotas que pagan las ganancias de las empresas y de los impuestos patronales.

Además, "se modificó un régimen que preveía un aumento automático del monto de las pensiones y jubilaciones, que debían incrementarse por inflación, por lo que estábamos ante un inminente incremento fuerte", indicó Elizondo.

Dudas sobre el crecimiento

Aunque también destaca como positivo que "de parte del gobierno argentino hay signos inequívocos de búsqueda de regularizar la situación con el FMI", reconoce la persistente incertidumbre en esa arista de la situación economía argentina, mientras que subraya que el alza de impuestos genera que "no haya mucho confort para el sector productivo", que también se pueden ver complicados por el aumento de las restricciones a la compra de dólares impuestas por la autoridad.

Miguel Boggiano, CEO de Carta Financiera, hace un balance similar. Si bien celebra "cierta ortodoxia" en la política de Fernández, reclama que "no hay ninguna medida que apunte al crecimiento, y sin crecimiento no vamos a ningún lado", lo que a su juicio le va a pasar la cuenta al presidente de aquí a fin de año.

En la misma línea, Guido Lorenzo, economista de la consultora ACM y académico de la Universidad de Buenos Aires, destaca el hecho de que "se aprobó que el Tesoro tome del Banco Central US$4.571 millones para el pago de deuda, con lo que se dio la percepción que la deuda no entrará en default al menos en el corto plazo". Sin embargo, asegura que la situación "se le complicará al gobierno de Fernández, cuando trate de cumplir con sus promesas de campaña de reactivar la economía".

Estas dudas explican el hecho de que la mejora en la clasificación crediticia del país no haya venido acompañada de un cambio en la perspectiva negativa. La situación crítica, que incluso ha reconocido el nuevo Jefe de Estado, obliga a esperar y ver si Argentina logra transitar por una senda de recuperación sostenible de su economía.