Desocupación. Esa es la principal variable que preocupa y ocupa al gobierno. Hoy en Chile hay un poco más de 3 millones de personas sin trabajar por distintos motivos, pero con un denominador común: la crisis sanitaria y económica mermó su fuente laboral. Así lo informó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) al dar a conocer la cifra de desempleo, que subió a 12,2%, su mayor nivel desde que hay registros comparables y solo se asimila de manera referencial a los datos de julio de 1987.
Pero ¿cómo se descomponen los 3 millones? De acuerdo con el INE, en el trimestre abril-junio se contabilizaron 996.910 desempleados en un año, la cifra más alta desde que hay registros. Los desempleados son personas que están en la fuerza laboral, es decir, que están activamente buscando empleo. Pero, hay otro grupo que está hoy fuera del mercado laboral pero que podrían volver de tener una oferta, la llamada “fuerza de trabajo potencial”, la que llegó a 2,02 millones de personas en junio, 1,3 millones más que hace un año.
Al estar disponibles para trabajar, este grupo se convierten en potenciales entrantes a la fuerza de trabajo, si es que las restricciones de movilidad debido a la pandemia se levantan o las expectativas de las personas por encontrar una ocupación mejoran. Este mayor tránsito hacia la fuerza de trabajo potencial hizo que las presiones sobre el mercado laboral (incremento de la desocupación) sean menores. Así la tasa combinada de desocupación y fuerza de trabajo potencial alcanzó 29,7%, con un incremento de 16,2 pp en el período.
Este escenario puede generar una mayor presión tanto en la tasa de desempleo propiamente tal como también en las políticas públicas que se ejecuten para paliar la crisis laboral.
David Bravo, director del Centro de Encuestas Longitudinales UC, afirmó que “el problema lo tenemos hoy día. Hay 1,8 millones de personas, según el INE y 2,1 millones según nuestra encuesta que no tienen ingresos y ese es el problema más serio”. A futuro Bravo acotó que “lo que va a ocurrir en los próximos meses es que cuando haya algo más de normalidad en el mercado laboral, las personas que están fuera de la fuerza laboral empezarán a entrar y la tasa de desempleo comenzará a saltar y, además, se resolverá la duda de las personas que están con contratos suspendidos, ya que son personas que tienen alto riesgo de ser despedidas”.
Esto, porque según una encuesta que realizó el Banco Central, la mitad de las empresas acogidas a esta ley no podrá reintegrarlas.
Desplome del empleo
Otro de los datos que muestran la compleja situación es la caída del empleo. Según reportó el INE, los ocupados totales tuvieron una disminución histórica de 20,0%, lo que equivale a una pérdida de casi 1,8 millones de empleos en un año. El desplome de este indicador fue impulsado principalmente por las mujeres (-23,5%) y por los hombres (-17,3%). Considerando el período de la pandemia, desde fines de febrero a junio, se han perdido 1,9 millones de puestos de trabajo.
Juan Bravo, economista de Clapes pone el acento de su análisis en la caída del empleo, porque es lo que da cuenta de la profunda gravedad de esta crisis. “Esta es la mayor crisis laboral en décadas, superando incluso a la de 1982-1983, donde hubo disminuciones de 10% anual del empleo. Hoy el indicador de tasa de desempleo presenta un enorme defecto y es que la mayoría de las personas que han perdido el empleo no están pasando a un estatus de desocupación, sino que de inactividad”.
Por sector económico, la contracción de los ocupados fue influida por comercio (-24,0%), construcción (-30,6%) y alojamiento y servicio de comidas (-48,5%). En tanto, por categoría ocupacional los principales retrocesos se observaron en los trabajadores por cuenta propia (-34,7%) y asalariados formales (-10,0%).
Luego de conocer las cifras, el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, mostró su preocupación y enfatizó que una de las prioridades del gobierno es la recuperación de los puestos de trabajo y por ello reiteró que pronto se conocerá un plan de subsidios al empleo. “Nuestra preocupación principal está en recuperar los puestos de trabajos. Esto no será automático. No se recupera de la noche a la mañana y este desafío hay que enfrentarlo unidos, entre todos”, dijo.
Los economistas coinciden en que el mercado laboral se seguirá deteriorando en cuanto a la caída del empleo, pero todo estará condicionado al control de la pandemia. “Depende de si el desconfinamiento es exitoso o hay un rebrote del virus. Si eso es así, el trimestre mayo-julio de 2020 debería ser el peor, y de ahí en adelante las cifras debieran mostrar moderaciones de la destrucción anual de empleo”, acota Juan Bravo. Mientras que David Bravo afirma que “se debe mirar la contención de la pandemia. Eso es lo fundamental y luego probablemente vamos a depender de las herramientas de política pública para reactivar el empleo”.