Antes del ingreso de la reforma tributaria, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, pidió paciencia al empresariado. Meses después, el escenario pareciera no haber cambiado demasiado en términos de expectativas.

El gran responsable pareciera ser el mercado laboral. De acuerdo con el INE, la tasa de desocupación en el trimestre julio-septiembre mostró un alza de 0,4 pp (llegando a 7,1%), en relación al mismo período del año pasado. En 12 meses la creación de empleo -dice el ente estadístico- subió sólo 0,5%, creándose 42 mil puestos de trabajo.

Estos datos contrastan con la promesa de creación de 160 mil plazas laborales anuales de la actual administración. Sin embargo, los registros administrativos (julio 17-julio 18) cuentan otra historia: muestran 222 mil nuevos puestos de trabajo.

Y el propio INE realizó ajustes a su índice de remuneraciones, mostrando ahora alzas mayores. Todo lo anterior va en línea con lo que ha dicho el propio Banco Central, respecto a que datos administrativos reflejan un panorama mejor. Con todo, la discusión, al menos desde el punto de vista político sigue abierta.

Según el ex presidente del BC, Rodrigo Vergara, en el primer semestre "predominó una visión quizás excesivamente optimista del crecimiento económico y las expectativas subieron más allá de lo razonable", idea con la que coincide Cecilia Cifuentes, de la Universidad de Los Andes quien agrega "que el mercado sobreinterpretó los efectos de la recuperación de la actividad", en un ambiente laboral que "ha tenido que empezar a adaptarse a los procesos de automatización".

En esa línea, Javier Hurtado de la CChC apunta que "efectivamente hay más gente buscando empleo, en lo que incide el factor inmigración por una mayor oferta de trabajo", presionando, además, a la baja los salarios. Aunque también apunta a un factor político: "En la medida que se atrasen las reformas, el escenario se vuelve también más complejo", recalca, punto que rescata Alejandro Fernández, de Gémines. "También hay menos optimismo en el éxito de las reformas del gobierno".

Sobre qué hacer, el presidente de la CPC Alfonso Swett señala que "el crecimiento no puede ser un tema de división política, sino un desafío de nación con convicción de un mejor Chile construido por todos y para todos".