Desde el 18 de octubre, Álvaro Jadue ha trabajado 24/7. Desde aquel viernes en que el estallido social se apoderó de las calles del país, el director general de Patio Bellavista -hijo de su fundador, Patricio Jadue- y el presidente de la Asociación Gremial Barrio Bellavista, no ha parado. Es que si bien el complejo gastronómico tiene al río como una muralla natural que lo separa de Plaza Italia, de todas formas han sido parte del epicentro; un epicentro donde las manifestaciones y el olor a lacrimógena están ahí, ya casi como una constante. "Ha sido muy fuerte el impacto para nuestra industria, sobre todo el primer mes, porque el barrio es bohemio, y con el toque de queda y los disturbios, la gente no ha podido salir", cuenta Jadue.

En el Barrio Bellavista trabajan del orden de 10.000 personas en cerca de 300 comercios, teatros y talleres; de ese total, 200 son restaurantes. "El Barrio Bellavista no ha cerrado ni un solo día. Nosotros como Patio Bellavista cerramos un día, y han habido cierres parciales, pero nada más", revela. "Me ha impactado el esfuerzo y la resiliencia de los dueños de locales y los trabajadores que han llegado, pese a todas las dificultades", agrega. Esto, porque el efecto ha sido directo.

Durante el primer mes de marchas, las ventas y las visitas del barrio y de Patio Bellavista cayeron en 70% -si en un mes éste último recibe del orden de 600 mil asistentes, en estos 30 días hubo cerca de 180 mil-. Es que el público es eminentemente nocturno. El 65% del flujo se da pasadas las 19.00 horas, y si bien todos los restaurantes han reforzado su apuesta de desayuno y almuerzo, tal estrategia no ha logrado compensar las mermas. De hecho, recién estos últimos días se ha vuelto a operar de manera extendida, para poder atraer a los visitantes. Así, si hace algunos años, la restricción horaria impulsada por Providencia en 2014 había sido por lejos el momento más complejo del lugar, éste lo sobrevuela con creces. En la oportunidad pasada las ventas cayeron 30%, ahora es más del doble.

En medio de ese contexto, las dificultades financieras de los restaurantes comienzan a sentirse. Si bien, Jadue niega tajante que la continuidad del barrio y de Patio esté en duda, sí asegura que hay restaurantes complicados. "No podemos desconocer que en esta crisis van a cerrar locales, pero ese no es ni el ánimo ni la intención de Bellavista; Bellavista se está organizando para ver qué actividades hacer para salir adelante", destaca. Pese a ello -subraya- que los despidos ya son una realidad. Según un catastro de la propia asociación gremial -fundada en 2014 y que hoy tiene cerca de 100 socios, de los cuales la mitad se ha sumado en este período de crisis-, el primer mes de manifestaciones hubo 17% de despidos en el barrio.

Ante ese escenario, Patio Bellavista ya le dio facilidades a sus locatarios. Jadue precisa que se les está ayudando con los arriendos. "Hemos dado un apoyo comercial, mandando la señal de que asumimos juntos esto, que vamos a vivirlo juntos y vamos a salir juntos", subraya.

Y los contactos con las autoridades se multiplican.

El jueves, el ejecutivo se reunió con el intendente Felipe Guevara, y la seremi de Economía, Carolina Undurraga. Les pidió las condiciones mínimas de seguridad para que el público vuelva al barrio. "Estamos pidiendo que estos días nos ayuden con más carabineros; que controlen que las manifestaciones no entren al barrio", dice. Ya parece estar claro que las marchas serán constantes, por lo cual les urge una política que las controle. No está en los planes comenzar a reducir el horario de atención, enfatiza. En esa línea, ya han tomado contacto con Economía para canalizar las propuestas para ayudar a las pymes, no sólo con los anuncios en torno a la postergación del IVA, sino también en buscar medidas que permitan paliar las mermas por la baja en ventas.

"El Barrio Bellavista es y seguirá siendo el principal polo turístico, gastronómico y cultural de la ciudad", subraya. De hecho, la familia Jadue no prevé replantearse sus inversiones. Si bien, el inicio de la quinta etapa de Patio Bellavista -que, adelante, será una propuesta gastronómica que se levantará en la misma manzana y que les permitirá salir ahora a Dardignac- estaba prevista para marzo, ahora comenzará el segundo trimestre, para contener bien la situación actual. "Nuestras decisiones de inversión siguen adelante. A lo más la vamos a postergar 90 días por razones obvias, pero viene una ampliación que está programada para el segundo trimestre", cuenta. Ello, además de nuevas marcas como el regreso de Dublín, la llegada de Barra Chalaca y de otras propuestas.

Jadue está optimista. No sólo la crisis ha unido fuertemente al barrio -hoy todos asisten a las reuniones y hay una mayor cercanía- , sino también ya se comienzan a ver luces en un contexto donde hace tres semanas el panorama era absolutamente oscuro. El ejecutivo sostiene que, en los últimos días, el flujo ha repuntado un 25%. Y que si en el peak de la crisis, la noche pasó de representar el 65% al 35%, hoy la proporción está 50/50. "La gente está volviendo a salir en la noche; de a poco se están retomando las confianzas", precisa.

Sus metas apuntan a que en enero la situación se recupere completamente. Y, para ello, ya se encuentran preparando una serie de actividades de día, con la participación de los artistas visuales del barrio para reimpulsar la zona.