Un espacio enorme por avanzar. Eso fue lo que quedó en evidencia en la Quinta Encuesta de Microemprendimiento (EME 5) que desarrolla la Unidad de Estudios del Ministerio de Economía, acerca de la relación que establecen los microempresarios con el sistema financiero.
Es que para el segmento de quienes se arriesgan en este tipo de emprendimientos menores, el tema de cómo financiarse para adquirir capital de trabajo, materias primas, pagar arriendos o sueldos, tanto para empezar un negocio como para eventualmente crecer en éste, es un requerimiento crucial.
De acuerdo al estudio que entrevistó a más de 8 mil trabajadores independientes, el 86,6% requirió una fuente de financiamiento para la puesta en marcha del negocio, mientras que el 13,4% no necesitó financiamiento inicial.
Respecto de la fuente de financiamiento, la principal sale del mismo bolsillo del microemprendedor: según los encuestados, el 68,6% utilizó ahorros o recursos propios, seguido por préstamos otorgados por amigos o parientes, sin intereses (7,9%).
Más lejos se encuentran los préstamos bancarios con 6,1% (cifra que se compone por quienes obtuvieron un crédito de consumo con un 4,2% y quienes obtuvieron uno comercial con apenas 1,9%).
Significativamente menor es la proporción de microemprendedores que indica haber financiado la puesta en marcha de su negocio con recursos de un programa de gobierno provisto por organismos como Fosis, Sercotec, Corfo e Indap, con apenas 2,5%, a pesar de que el 83,2% de los encuestados conoce al menos una de las instituciones antes mencionadas (65% de reconocimiento de Fosis; 44,4% Corfo/Innova Chile y en una menor proporción los nuevos Centros de Desarrollo de Negocios con 9,2% y la Comisión Nacional de Riego con 17,2%).
El 1,5% restante se compone por quienes recurrieron a créditos de casas comerciales, cooperativas, cajas de compensación y/o proveedores (0,7%), los que obtuvieron uno en una institución sin fines de lucro (0,4 %) y quienes lo hicieron con algún prestamista particular, con intereses (0,3%).
Este mapa de financiamiento de emprendedores para 2017 tiene leves diferencias respecto de la Encuesta EME 4 de 2015, mostrando una disminución de quienes recurren a amigos o parientes; aumentando los préstamos bancarios y marginalmente los recursos desde programas de gobierno (ver gráfico).
Respecto de la posibilidad de recurrir a financiamiento adicional para hacer crecer de un negocio, prevalece el que el emprendedor no recurra al fuentes de financiamiento externas, manteniéndose sobre el 70%, aunque cambia su composición.
Entre 2015 y 2017 disminuyen los que recurren a ingresos propios del negocio para implementar mejoras (desde 78% a 73,7%) y aumentan los que utilizan ahorros para ello (desde 13,4% a 17,7%).
Prácticamente sin movimiento se mantiene el acudir a algún préstamo bancario (desde 1,4% a 1,3% entre 2015 y 2017).
Desde una perspectiva de género, el estudio llama la atención respecto del uso de financiamiento derivado de programas del gobierno y préstamos de amigos y parientes, siendo estas dos fuentes las más utilizadas por mujeres, lo que indica que las microemprendedoras prácticamente no recurren al mercado financiero formal para conseguir recursos para sus negocios.
Según la encuesta, en el caso de los préstamos provistos por amigos o parientes la prevalencia entre las mujeres alcanza 9,7% versus el 6,7% entre los hombres. De la misma manera, mientras el 4,1% de las mujeres empleó programas de gobierno, sólo el 1,5% de los hombres lo hizo.
Solicitudes de crédito
De acuerdo al estudio, la relación de este segmento de empresarios con el sistema financiero sigue siendo muy deficiente tanto por desconocimiento como por desconfianza.
Entre la encuesta de 2015 y la de 2017 prácticamente no ha habido cambios en términos del porcentaje de microemprendedores que no solicitan créditos en el sistema financiero (75,2% y 76,2%, respectivamente). Esto es particularmente llamativo, porque del porcentaje que sí solicitó financiamiento, en casi la mayoría de las veces lo obtuvo (93,6%), aunque se trató la mayor parte del tiempo de créditos personales, no a nombre de la empresa o emprendimiento (sólo 12%).
El estudio llama nuevamente la atención respecto de la brecha de género: a las mujeres se les solicita con mayor frecuencia un aval o garantía (7,5 p.p. por sobre los hombres). Es más, la dificultad de acceder a crédito se acrecienta, si se considera que una mayor proporción de emprendimientos femeninos no se ha formalizado (hombres 50,3% versus 55,3% mujeres).
El estudio concluye que si bien, actualmente, existen políticas enfocadas en mejorar las condiciones de financiamiento para el segmento en estudio, "es clave continuar profundizando la relación de los microemprendedores con el sistema financiero".
Esto, sobre todo en términos de acceso, educación financiera y políticas focalizadas en los grupos vulnerables, como las mujeres y el sector informal.
Sobre el punto, el subsecretario de Economía Ignacio Guerrero, señaló que "estamos impulsando medidas concretas para mejorar los niveles de financiamiento de los microemprendedores", destacando el ingreso de un paquete de indicaciones al proyecto de ley que promueve el Pago Oportuno.
La idea, afirma es "dar oxígeno a los emprendedores, quienes muchas veces se ven obligados a entregar un crédito por el pago retrasado de los bienes y servicios vendidos, lo que no les permite contar con la liquidez necesaria para poder invertir en capital de trabajo y así hacer crecer su negocio".