El trabajo en conjunto que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ChileValora han emprendido, es una señal clara sobre cómo se enfrentan los desafíos de la migración en Chile.
Incluso con un juego de palabras podríamos decir que "Chile Valora la migración". Sin embargo, para que esto se produzca hay que generar círculos virtuosos que nos permitan cambiar aspectos instalados en nuestra realidad.
Y ¿cuáles son estos? Analicemos algunos datos.
Según el estudio producido por OIM Chile sobre la migración venezolana, los migrantes vienen al país en edad productiva. El 60% de las mujeres y el 57% de los hombres tiene entre 26 a 38 años.
Otro dato importante a considerar es el área en que se desarrollaban y, de quienes manifestaron haber trabajado en Venezuela, un 30% son profesionales científicos e intelectuales, un 30% de los trabajadores se desempeñaba en los servicios y vendedores de comercios y mercados, es decir, en su país de origen trabajaban en puestos asociados a sus estudios.
Sin embargo, cuando se les pregunta a las mismas personas en qué se desempeñan en Chile, nos encontramos con que el 51,2% lo hace en labores de servicios y son vendedores de comercios y mercados; un 17% en ocupaciones elementales y un 8,5% son profesionales científicos e intelectuales.
De este modo, podemos concluir que lamentablemente Chile no está ocupando el capital humano que trae, en este caso, la migración venezolana.
En este contexto, la alianza tiene una importancia estratégica, ya que si bien no estamos avanzando en las ocupaciones profesionales, sí hay varios oficios que las personas manejan desde su país de origen, pero para poder emplearse en Chile requieren de una certificación laboral, un aval que entregue seguridad a los empleadores y/o clientes que contraten algún servicio.
Si logramos esta sinergia, estaremos dando un paso importante en la construcción de una país más inclusivo, donde todos, chilenos y migrantes, puedan mejorar sus condiciones de empleo.
Otro dato a considerar, y donde existe consenso, es en la contribución económica extraordinaria que hacen los migrantes en los países donde están trabajando, pues las remesas, tan importantes para algunos países, sólo representan el 15% de los ingresos del migrante, el otro 85% se queda en el país de destino.
Y los datos a nivel mundial son claros: en el mundo existen 250 millones de migrantes, que representan un 3,3% de la población mundial, y contribuyen el 9% del PIB mundial, con casi 7 trillones de dólares al año. Interesante ¿no?
Por eso creemos necesario destacar las iniciativas que se están impulsando en distintos ámbitos, con el objetivo de eliminar las vulnerabilidades que atraviesan extranjeros legales que buscan oportunidades en nuestro país, en particular las relacionadas con su certificación, porque esto les permite acceder a mejores posibilidades de empleo para llevar adelante un proyecto de vida que en su país no ha sido posible, lo que también es un activo para Chile, porque crece una fuerza laboral calificada.