Un día bastante ajetreado fue el que tuvo que enfrentar el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, después del anuncio sobre el ingreso del proyecto de ley de flexibilización de las jornadas laborales al Congreso.
A la serie de entrevistas para explicar a fondo las nuevas alternativas que tendrían los trabajadores -de aprobarse la iniciativa en el Parlamento-, se sumaron actividades con sindicatos para lograr transmitir el espíritu de la propuesta: "Mejorar la calidad de vida de los trabajadores", dice el secretario de Estado.
En este contexto, el ministro Monckeberg defendió los principios del proyecto: "Está hecho para que cualquiera de las jornadas que se adopten sea de común acuerdo y eso significa que nadie le puede imponer a un trabajador una jornada de trabajo y tampoco la empresa está obligada a seguir una de ellas. Tiene que ser de común acuerdo y eso me parece que es sano".
Para el diseño de este proyecto, aseguró Monckeberg, se incorporaron propuestas de los diputados Tucapel Jiménez (PPD) y Raúl Soto (DC), por lo que espera una rápida tramitación.
"Es un proyecto que ha sido bien recibido y es importante analizarlo pensando en los trabajadores y no en los intereses políticos mezquinos, porque muchas veces, con tal de hacerle un gallito al gobierno, los parlamentarios, particularmente del Partido Comunista, se oponen antes de conocerlo", sostuvo.
Al mismo tiempo, y sobre las dudas de las empresas en cuanto a adaptarse a estos cambios, el secretario de Estado afirmó que "si la empresa se opone a cualquier medida de modernización, o se opone a todo beneficio, le aseguro que esa empresa tiene una corta vida, porque el mundo hoy está cambiando y las empresas que no se adapten tienen muy poco futuro".
Definiciones del proyecto
Actualmente la legislación establece que la jornada laboral es de 45 horas semanales, las que se pueden distribuir en un mínimo de 5 días y un máximo de 6 días.
La alternativa que presentará el Ejecutivo al Congreso durante la segunda quincena de mayo incorpora dos nuevas modalidades. La primera es que ahora la jornada laboral se podrá distribuir 4 x 3, es decir, 4 días de trabajo y 3 de descanso, manteniendo las 45 horas semanales y con tope de 12 horas diarias (incluyendo colación y horas extras).
La segunda opción es la que establece 180 horas mensuales, las que pueden ser distribuidas libremente, pero con un máximo de 12 horas diarias.
Todo esto debe ser de común acuerdo entre el trabajador y la empresa, y deberá quedar estipulado en un anexo de contrato. Además, el empleador deberá considerar siempre la obligación de otorgar el séptimo día libre, en jornadas distribuidas máximo en 6 días, tal como ocurre en la legislación actual.
"Con la jornada de 45 horas solo tiene garantizado un día de descanso. Con una jornada mensual podría tener una semana y media de descanso", indicó la autoridad. Y agregó que "en ningún caso se podrá trabajar más de 12 horas diarias. Ese es un límite que tiene el proyecto en forma tajante. La alternativa de 180 horas mensuales implica una reducción de las horas trabajadas en casi 10%, pero tiene la ventaja de redistribuir la jornada dependiendo de la conveniencia del trabajador, cosa que no solo se trabajen menos horas, sino que también se pueda descansar más".
Con la alternativa de 180 horas mensuales, el trabajador podría trabajar 6 días a la semana con el tope de 12 horas, superando el límite actual de las 45 horas, para luego tener descanso corrido (una semana por ejemplo). Para algunos críticos esto podría generar un desgaste para el empleado y dificultades para conciliar la vida laboral con la personal.
Al respecto, si bien el ministro reconoció que un trabajador podría extender su jornada laboral más allá de las 45 horas actuales, dijo que al final habría una recompensa. "En algunos casos a algunos trabajadores les va a convenir jornadas más cortas y dilatadas en el tiempo, y otros van a querer trabajar dos horas más al día", aseveró el ministro.