Los activos turcos fueron atacados después de que el presidente Recep Tayyip Erdogan despidió al gobernador del banco central, alimentando la preocupación de que la política monetaria se relajará también con rapidez.
Sin embargo, con recortes de tasas ya internalizados en las cotizaciones y los bonos locales ofreciendo altos rendimientos, las consecuencias han sido relativamente contenidas. La moneda cotizaba con una caída de 1,8% frente al dólar, la moneda que más cae a nivel mundial. Su volatilidad implícita, que ya era la más alta en el mundo, se levantó más desde principios de mayo. El índice bursátil sufrió su mayor baja en casi un mes.
La venta de activos turcos pudo haber sido mayor si es que los bancos centrales a nivel mundial no hubiesen desatado una desesperación de los inversionistas por rentabilidad, luego de dar paso a un sentimiento más dovish, según Paul McNamara, de GAM Holding AG.
La tasa de los bonos nacionales a 10 años arroja un 16,8%, entre las más altas de los mercados emergentes. Ajustada por la inflación, la tasa de política de Turquía subió la semana pasada al más alto desde al menos 2011.
"Los fundamentos turcos están en una forma razonablemente buena, con la evidente excepción de las reservas de divisas", dijo McNamara. "Con los mercados emergentes funcionando bien, creo que el clima global es de soporte".
Erdogan usó sus poderes ejecutivos para destituir a Murat Cetinkaya durante el fin de semana, lo que podría socavar la independencia del regulador solo unas semanas antes de la reunión de política monetaria del Banco Central de Turquía. El vicegobernador Murat Uysal fue nombrado como reemplazo.