Aunque Moody’s muestra tranquilidad en su análisis de los resultados de las elecciones de este fin de semana en Chile, al mismo tiempo que considera que el mayor crecimiento económico contribuirá a la estabilización de la deuda pública, no deja de poner sobre la mesa algunas preocupaciones que tiene en torno a la calificación del país, actualmente en A1.
Según detalló Ariane Ortiz-Bollin, la analista que da seguimiento a la nota soberana de Chile, son dos áreas en las que se concentran las inquietudes de la agencia de riesgo y una de ellas tiene que ver con lo más elemental: el nivel de deuda pública del país.
“Es posible que haya mayor tolerancia desde la clase política y la sociedad para tener un nivel de deuda mucho más alto que el que se tiene ahora” indicó, a la hora de analizar los cambios que se avecinan en el debate constitucional.
Al respecto, agregó que “en el escenario base de la clasificación A1 de Chile, pensamos que la deuda se va a estabilizar alrededor de 40% (del PIB). Si el consenso se mueve muy por encima de eso, es algo que no está capturado en el A1, por lo tanto, podría llevar a una rebaja de la clasificación”. En su último informe fiscal, Hacienda detalló que la deuda se ubicaría algo por debajo de 40% del PIB a 2025.
Por otra parte, la analista destacó en el webinar “Chile: Incremento en deuda y sus implicaciones crediticias”, que están poniendo mucha atención en la manera en que se están formulando las políticas públicas en el país, particularmente en los roles de los poderes del Estado.
Ortiz-Bollin indicó que “ahora el Congreso tiene un rol muy importante para presentar medidas, y no necesariamente el Ejecutivo, lo que hace que el proceso sea más desordenado y un poco menos predecible que lo que era antes y esto puede tener entonces consecuencias crediticias”.
Esta inquietud se ve reforzada de cara a las elecciones presidenciales de noviembre. Consultada por la carrera a La Moneda, la analista sostuvo que “va a haber todavía mucho ruido en torno a quiénes van a ser los candidatos. Todavía no está claro, e incluso los que vemos ahora podrían cambiar”.
Además, destacó que las expectativas de la agencia es que quien suceda a Sebastián Piñera “lo hará con una popularidad relativamente baja. No hay figuras que emerjan con un capital político importante”. En ese marco, subrayó que “hay riesgos de que se continúe el tipo de dinámica en la que el Congreso tenga mucho peso en la formulación de políticas”.
Más allá de los riesgos que ven para la calificación, aformó que en Moody’s no ven a Chile con una calificación más baja de A3, es decir, no consideran ningún escenario donde el país pierda su actual grado de inversión.
Análisis de los comicios
Al ser consultada por las consecuencias que puede traer para la redacción de la nueva Carta Magna los resultados de las elecciones del fin de semana, teniendo en cuenta el importante número de independientes y de representantes de izquierda, la experta señaló que por el momento el proceso no les genera mayores inquietudes.
“En Moody’s tenemos la intuición de que independientemente de quién esté como miembro de la Asamblea Constituyente, hay un consenso en el país respecto a mantener las partes básicas en una economía de mercado, como el respeto al Banco Central y su autonomía, y a la propiedad privada”, precisó Ortiz-Bollin.
De todas maneras, consignó que sí esperan que “la nueva Constitución plantee o garantice el acceso a derechos sociales, a bienes públicos, y que esto pueda conllevar a un aumento en la estructura de gasto”.
Lo anterior, aclaró, “no es necesariamente negativo para la clasificación”. De hecho, explicó que Moody’s tiene otros países con estados benefactores grandes y con calificaciones iguales e incluso mejores que la de Chile.
Al respecto recalcó que lo relevante es que si un nuevo contrato social en Chile involucra más gastos, sería consistente con la nota A1 del país el que “también se buscara la manera de aumentar los ingresos de forma permanente”.
Respecto al seguimiento de la Convención, la experta - que espera poder seguirla en vivo - sostuvo que lo primero que les interesa dilucidar es “qué tipo de reglas van a definir para llegar a acuerdos”. Lo anterior, debido a que tras los comicios del fin de semana observan que “no hay ninguna fuerza que tenga más de una tercera parte y eso genera la pregunta de quién va a tener realmente el control en el intento por organizar las diferentes ideas representadas en esa gente y cómo van a llegar a un buen puerto”.