Son más bien atributos que ostenta Chile desde hace años los que sustentan en Moody’s la calificación “A1” y la perspectiva “estable”. En un seminario de la agencia centrado en nuestro país alertan sobre importantes desafíos, destacando que el recrudecimiento de la crisis sanitaria ha obligado a tomar medidas más estrictas, conduciendo a un mayor deterioro económico.

En ese marco, Arine Ortiz-Bollin, analista de la calificación soberana de Chile, comenta que “antes estábamos pensando que la deuda iba a continuar su incremento gradual, pero va a ser muchísimo más abrupto”, destacando que el 40% como porcentaje del PIB se va a alcanzar el próximo año.

“Si bien esta crisis es global y todos los países se están deteriorando y están enfrentando contracciones económicas, con mayor gasto y mayor deuda, son pocos los países en los que en cinco años es posible que la deuda aumente 20 puntos del PIB”, comenta Ortiz-Bollin, recalcando que “sí es una preocupación, desde el punto de vista crediticio, no necesariamente el nivel al que se está llegando sino el ritmo en el cuál está aumentando.

Lo cierto es que la analista reconoce varias preocupaciones en torno al país. “Si hay un repunte en los contagios y las cuarentenas continúan puede haber un daño permanente en el tejido social y en la capacidad productiva del país, provocando que la tasa de crecimiento a mediano plazo sea más baja”, indica Ortiz-Bollin, quien sostiene que en este punto ya es difícil ver a Chile creciendo por encima del 3%.

Se reconoce que el contexto es aún más adverso en consideración del estallido social que antecede a la pandemia y que reveló que el malestar ciudadano es intenso y resolverlo es urgente. “Va a ser difícil para el gobierno atender las demandas sociales y al mismo tiempo poder implementar una consolidación fiscal, todo esto en un contexto de menor crecimiento económico futuro”.

Es justamente por este punto, que en Moody’s no apuestan por un pronto repunte de la inversión, lo que reconocen como la única diferencia en relación al panorama que mostró la jornada de ayer el Banco Central en el Ipom.

Finalmente, consignó que el proceso relacionado con una nueva Constitución, así como las elecciones presidenciales de 2021, “representan riesgos adicionales”. Desde su punto de vista “estos procesos democráticos podrían modificar los consensos sociopolíticos y económicos que han prevalecido en Chile en las últimas décadas, lo que podría tener repercusiones tanto en el clima de negocios, como en las prioridades de política pública”.

Respecto al acuerdo económico de US$12.000 millones conseguido a nivel nacional, Ortiz-Bollin considera que es “bastante sustancial”. Además, “es positivo, desde el punto de vista de crédito, su diseño con un ‘hasta’. No se puede descartar un acuerdo adicional si las cosas se deterioran más de lo que esperamos, pero por lo menos se requeriría de un acuerdo adicional. Se ha puesto un límite en monto y duración”, señala.

Respecto al hecho de que Moody’s se vuelva a desacoplar de las Fitch y S&P Global, al no rebajar la perspectiva de “estable” a “positiva”, señalo que Su enfoque no es reaccionar a eventos. “No le sirve a los inversionistas que siguen nuestras calificaciones que les rebajemos a todos”, indica.

Al mismo tiempo reiteró que Chile comparado con sus pares de calificación, como China, Israel y Arabia Saudita, sigue contando con una destacada espalda fiscal.