“El 19 de diciembre Chile celebró la segunda vuelta de sus elecciones presidenciales y el resultado fue una contundente victoria de Gabriel Boric”, relata Moody’s a sus clientes en un informe recién publicado. La agencia de calificación destaca que el presidente electo “recibió la mayor cantidad de votos de todos los candidatos en la historia de Chile y es el primero en la historia política moderna del país en ganar la presidencia luego de quedar segundo en la primera ronda”.
Contextualizado los resultados de los comicios, el equipo liderado por William Foster, el analista que da seguimiento a la calificación soberana del país en la mencionada agencia, destaca que “el nuevo gobierno enfrentará tres desafíos crediticios clave, el primero de los cuales es manejar un complicado acto de equilibrio fiscal”.
En el reporte precisan que “es probable que Boric se mueva para aumentar el gasto público para reforzar la red de seguridad social de Chile y promover de manera más agresiva una “transición verde”, todo mientras implementa un proceso de consolidación fiscal destinado a estabilizar los índices de deuda pública”.
Sobre esto último, destacan que las obligaciones adquiridas por el país “han aumentado continuamente durante la última década, subiendo a un estimado 35% del PIB en 2021 desde 8,6% en 2010″.
En este escenario, consignan que “el equipo económico de Boric ha indicado que la nueva administración mantendrá el compromiso con la responsabilidad fiscal, comprometiéndose a reducir el déficit estructural del próximo año al 3,9% del PIB (como se indica en la ley de presupuesto 2022) desde el 11,5% en 2021″. Adicionalmente , indican que el equipo “ha manifestado que el el gobierno impulsará reducciones adicionales del déficit a partir de 2023″.
Dudas sobre el plan
De esta manera, en Moody’s consideran que “preservar la trayectoria de consolidación fiscal mientras se logran los objetivos de política de la administración requerirá ingresos más altos (permanentes) para financiar mayores gastos (permanentes)”.
En ese marco, comentan que “Boric ha declarado que tiene la intención de aumentar los ingresos del gobierno en cinco puntos porcentuales del PIB durante su mandato de cuatro años a través de impuestos más altos a las corporaciones, un impuesto a la riqueza, nuevos impuestos verdes, una regalía a las grandes corporaciones mineras privadas, la eliminación de exenciones fiscales y una reducción en evasión de impuestos”.
Sin embargo, tienen sus dudas respecto a que el plan cuadre a la perfección. “Creemos que factores políticos y técnicos reducirán el alcance de la reforma tributaria, como ha sido el caso en intentos anteriores”.
Citan, a modo de ejemplo, los resultados de las más reciente tributaria que tuvo lugar en el país. “Los ingresos del gobierno aumentaron solo un 1,4% del PIB durante un período de tres años después de que la administración de la ex presidenta Michelle Bachelet aprobara una reforma fiscal en 2014 que tenía como objetivo aumentar los ingresos en tres puntos porcentuales del PIB”.
En función de lo anterior, plantean que es posible que “es posible que Boric tenga que bajar el tono de sus propuestas de gasto para preservar la solidez fiscal”.
Otros desafíos
Por otra parte, Moody’s subraya que un segundo desafío para la administración que asume en marzo de 2022 “consiste en sentar las bases para un crecimiento mayor y constante en los próximos años”, considerando que tras una expansión estimada en 11% en el presente ejercicio, se anticipa una moderación en toro a 2,5% para los próximos dos años.
“Las políticas gubernamentales que mejoran la confianza de las empresas y los inversionistas serán fundamentales para respaldar un sólido crecimiento respaldado por una sólida inversión privada en los próximos años”, se lee en el informe.
Finalmente, el entorno político se identifica como otro desafío relevante para el presidente electo. “La composición del nuevo Congreso, con un Senado dividido uniformemente y una estrecha ventaja de dos escaños para la coalición de centro izquierda/izquierda en la Cámara de Diputados, implica que un cambio radical en la dirección de políticas no es el escenario más probable, ya que Boric tendrá que acercarse a los moderados en ambos lados del pasillo para avanzar en su agenda política”, relatan.
En la misma arena, plantean que “un riesgo incrustado en la configuración política actual es que el estancamiento puede impedir que el gobierno aborde las tendencias subyacentes que han llevado a un aumento de las tensiones sociales y un deterioro persistente en el perfil crediticio soberano de Chile en los últimos años”.
Así, recuerdan que el 25 de agosto de 2020 redujeron la perspectiva de la calificación “A1″ de Chile a negativa de estable, “para reflejar los crecientes riesgos para la solidez fiscal, las perspectivas de crecimiento insatisfactorias a mediano plazo y las demandas sociales que complicaron la priorización de la consolidación fiscal”.
Con todo, consignan que “perspectivas crediticias de Chile estarán determinadas por la medida en que la nueva administración pueda abordar de manera efectiva estos desafíos y por el impacto crediticio potencial de los cambios a la Constitución provenientes de la Asamblea Constituyente”.