La agencia de calificación crediticia Moody’s ha rebajado en un peldaño la calificación de la deuda soberana a largo plazo del Reino Unido, que pasa desde ‘Aa2’ con perspectiva ‘negativa’ a situarse en ‘Aa3’ con perspectiva 'estable como consecuencia del deterioro de la economía del país, agravado por la decisión de salir de la UE y la incapacidad de Londres para alcanzar un acuerdo comercial con sus antiguos socios.
En primer lugar, la calificadora de riesgos alude al debilitamiento mayor de lo previsto de la economía británica desde que Moody’s degradó su nota de solvencia a ‘Aa2’ en septiembre de 2017, advirtiendo de que “el crecimiento ha sido significativamente más débil de lo esperado y es probable que siga siéndolo en el futuro”.
En este sentido, la agencia apunta que las dinámicas estructurales negativas a largo plazo se han visto exacerbadas por la decisión de abandonar la UE y por “la posterior incapacidad del Reino Unido para llegar a un acuerdo comercial con la UE” que reproduzca de manera significativa los beneficios de la anterior pertenencia a la Unión.
Asimismo, Moody’s señala que el crecimiento de la segunda mayor economía de Europa también se verá afectado por las secuelas de la pandemia del coronavirus, que ha afectado con especial gravedad a la economía del Reino Unido.
Por otro lado, la agencia advierte de la erosión fiscal sufrida por Reino Unido por el aumento del endeudamiento de las administraciones públicas como resultado de la pandemia, a pesar de que la condición de moneda de reserva de la libra esterlina proporciona una alta capacidad para soportar deuda.
“A pesar de las recientes declaraciones del Gobierno, en opinión de Moody’s es poco probable que pueda reconstruir de manera significativa la fortaleza fiscal del Reino Unido en los próximos años, dado el entorno de bajo crecimiento y los probables obstáculos políticos para hacerlo”, sostienen los analistas de Moody’s.
Por último, Moody’s aprecia un debilitamiento de las instituciones y la gobernanza del Reino Unido en los últimos años, aunque reconoce que esta sigue siendo elevada, por lo que la formulación de políticas, particularmente en materia fiscal, se ha vuelto menos predecible y eficaz.