¿Qué pensaría Pedro el Grande ahora que los ojos del mundo están puestos en Rusia? Probablemente se sorprendería de que la capital de lo que fue su imperio sea Moscú y no San Petersburgo, ya que cuando mandó a construir en 1703 la ciudad a orillas del río Nevá lo hizo con el objetivo de que ésta fuera "la ventana a Europa", el acercamiento al mundo occidental (y qué más occidental que el fútbol).
El Mundial de Fútbol es en sí un negocio importante por todo el dinero que mueve. Para el país anfitrión los gastos son cuantiosos y esta copa del mundo se ha ganado la etiqueta de ser "la más cara de la historia". Según el medio económico ruso RBC, los gastos alcanzarían los 883 mil millones de rublos o US$14.000 millones, bastante más que los aproximados US$11.000 millones de Brasil en 2014. Esto se traduce en inversiones realizadas en los estadios, infraestructura vial y en las sedes donde alojan los equipos.
Si bien se esperan retornos, especialmente por los 600 mil turistas extranjeros que se calcula asistirán, hay dudas respecto al efecto real que tiene el Mundial. "Vemos un impacto económico muy limitado a nivel nacional debido a la duración limitada del Mundial y al gran tamaño de la economía del país", dijo Moody's en un informe a fines de mayo.
De todas formas, con o sin Mundial, Moscú ha ido aumentando su atractivo como destino turístico y como destino de negocios. De hecho, la capital rusa destaca por su innovación en el Informe de Ciudades Globales 2018 de la consultora A.T. Kearney. En el índice de este informe -que examina la performance de diferentes ciudades, su fortaleza en los negocios y su capital humano- Moscú se ubica en la posición 14 del ranking mundial, cuatro puestos arriba en comparación con 2017 y superando a Sidney, San Francisco y Berlín.
Así, Rusia ha ido mejorando su calificación en diferentes rankings. En la última edición del Doing Business del Banco Mundial, que mide la facilidad para hacer negocios, el país de los zares y del comunismo subió 5 puestos, alcanzando el número 35 (de 190).
La ciudad también ha dado pasos agigantados para convertirse en una "smart city", de hecho destaca que tiene wifi gratuito en casi todas partes, desde el aeropuerto hasta el metro. Según el ranking sobre las ciudades del futuro, que considera la infraestructura y el potencial para atraer inversiones, de fDi Intelligence -un servicio del Financial Time- Moscú ocupa el sexto lugar de Europa, antecedido por reconocidas urbes como Londres y París.
Moscú City
El distrito financiero de Moscú, conocido como Moscú City, es donde están todos los rascacielos, que contrastan con la arquitectura soviética y la imperial que predominan en las postales sobre la ciudad. Como casi todo en la historia rusa, este distrito comercial no es lo que se esperaba. Más de dos décadas se demoraron en desarrollarlo y finalmente se terminaron instalando ahí más oficinas gubernamentales que importantes empresas internacionales. "Lo que sucede en la City refleja la tendencia de la economía", dijo a Bloomberg en diciembre Valery Vaisberg, jefe de investigación de IK Region, una compañía de inversiones de Moscú: "Muchas de las torres terminaron en bancos estatales porque otros inquilinos no pueden pagar esos precios".
De todas maneras, este barrio es uno que hay que conocer, aunque la estancia en la capital moscovita sea corta y es que acá hay algunos de los edificios más altos de Europa. Otras de las atracciones imperdibles son: la famosa Plaza Roja, donde está el Mausoleo de Lenin que expone el cuerpo embalsamado del líder comunista; el Kremlin, el símbolo del poder ruso, y el metro de Moscú, llamado también "el palacio subterráneo".
Los viajeros ejecutivos tienen varias opciones para alojar en Moscú y si bien los hoteles de la capital rusa no figuran en los rankings mundiales, sí hay varios destacados. Según los World Travel Awards -conocidos como los Oscar del turismo- el principal hotel de negocios en Rusia el 2017 fue el Swissôtel Krasnye Holmy Moscow. Otros de los hoteles que destacan plataformas como Booking y TripAdvisor son el Ararat Park Hyatt y el Palmira Business Club.
los imperdibles
La Plaza Roja de Moscú se llama así no por el color de sus ladrillos ni porque el rojo sea la bandera comunista, en realidad su nombre deriva de la palabra Красная que en ruso antiguo significa "bella".
Por definición, el Kremlin es un recinto amurallado, en Moscú esta ciudadela se extiende por 28 hectáreas en las que hay plazas, palacios, catedrales y monumentos históricos, como el Cañón y la Campana del Zar. Acá vivieron los zares, fue el recinto donde vivía la elite gobernante de la URSS y es la residencia oficial del presidente de Rusia.
El metro de Moscú es una atracción en sí mismo. Data de 1935 -de la época de Stalin- y sus elegantes estaciones, decoradas con frescos y columnas de mármol, parecen realmente un museo.