Aunque era ampliamente esperado que el MSCI retirara a Argentina del grupo de economías emergentes, la firma decidió ir un poco más allá y dejar al país por debajo de la clasificación de mercado frontera, para quedar como “stand-alone”.
Al quedar hermanado con países como Bosnia, Bulgaria, Islandia, Malta y Ucrania, Jamaica y Panamá, la reclasificación de la firma puede llegar a complicar aún más las opciones de financiamiento en los mercados internacionales.
La determinación de modificar el estatus, se debe a que “desde septiembre de 2019, los inversionista institucionales internacionales han estado sujetos a la imposición de controles de capitales en el mercado de equity de Argentina”, explicó este jueves Craig Feldman, Director Global del Index Management Research y miembro del Comité de Políticas del Índice MSCI.
El experto detalló en un comunicado que “la severidad prolongada de los controles de capitales sin resolución no está en línea con los criterios de accesibilidad del índice MSCI Emerging Markets. Esto ha llevado a la reclasificación de la Argentina de mercados emergentes a estado de mercados independientes”.
Por otra parte, en el comunicado la firma precisa que “los índices MSCI Standalone Market no están incluidos en el MSCI Emerging Markets Index ni en el MSCI Frontier Markets Index. Sin embargo, estos índices utilizan los criterios metodológicos de los mercados emergentes o de los mercados fronterizos en cuanto a tamaño y liquidez”.
En base a esa definición, Joaquín Bagues, estratega jefe de Portfolio Personal Inversiones en Buenos Aires, ve con preocupación la definición de MSCI. “Los nuevos amigos del vecindario ‘standalone’ no inspiran confianza entre la comunidad de inversionistas (...) No es una decisión positiva para Argentina desde todos los puntos de vista”, sostuvo a Bloomberg.
Corto paso por emergentes
Fue en junio de 2018 que el país transandino había conseguido desalojar el grupo de mercado fronteras para pasar a la clasificación de emergentes, donde se encuentran otras economías de la región, como Chile, Perú, Colombia, México y Brasil. Aquel cambio tenía lugar cuando en el índice se mostraban entusiastas con las políticas promercado del entonces presidente Mauricio Macri.
“Inversionistas institucionales extranjeros expresaron su confianza en la capacidad (argentina) de mantener las condiciones actuales de acceso al mercado; un factor clave para la clasificación de MSCI”, señalaba en ese entonces un comunicado desde Londres.
Sin embargo, no pasaría mucho tiempo de aquello para que los argentinos ingresaran en una nueva crisis económica, la que se volvió más evidente en agosto de 2019, cuando el macrismo perdía las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) y se desataba una salida de capitales de enormes magnitudes ante las probabilidades de que volviera el kirchnerismo, lo que ocurriría más tarde ese mismo año.
En ese marco, tanto la administración de Macri como la actual de Alberto Fernández, recurrieron al uso de las viejas políticas de control de capital. De esta manera, en un reciente informe JP Morgan adelantaba que existía una “una posibilidad significativa de que Argentina se retire de los mercados emergentes, considerando que casi 24 meses después de que se anunciaron los primeros controles de capital, siguen vigentes y no creemos que vayan a ser levantados a corto plazo”.
La previsión del banco estadounidense se ve reforzada con la realidad que enfrenta la economía del país, que en la misma jornada de jueves vio como la divisa local cedía a mínimos del año, tanto en el mercado formal, cerrando la jornada en 95,5584 pesos argentinos el dólar estadounidense, como también en el informal (con el dólar blue cotizando en $167).
Por otra parte, el país llegó esta misma semana a un acuerdo con el Club de París que le permitirá reestructurar su deuda en un plazo hasta marzo de 2022, noticia que fue bienvenido por el FMI, con quien el Gobierno mantiene una negociación paralela para definir cómo hará la devolución de un préstamo de US$ 45.000 millones.