Desde hace 10 años he ido leyendo y acumulando libros que demuestran el impacto positivo que tiene en las empresas integrar a mujeres en sus directorios. Sin embargo, y a pesar de la evidencia, el tópico no me atraía: creía que beneficiaría sólo un puñado de mujeres, un grupo muy capaz y capacitado , pero que ya contaba con buenas oportunidades.
Recién hace unos meses tomé conciencia de lo equivocada que estaba. Porque después de intentar, también por años, impulsar cambios capacitando a gerentes, realizado seminarios y aportando en leyes laborales, he llegado a la convicción de que nada es suficiente si la voluntad no nace y termina en el directorio; es ahí donde está la gran oportunidad para beneficiar a muchas otras mujeres.
También, porque veo con preocupación que no están visibilizando problemas que afectan la dignidad y talentos de las personas y que, además, generan impacto financiero: el acoso laboral y sexual; la falta de diversidad e inclusión por selecciones sesgadas; la ausencia corresponsabilidad parental y el castigo a la maternidad; la carencia de adaptabilidad laboral por no comprender su impacto en la eficiencia y productividad; la brecha salarial como un ataque directo a la justicia… todas, materias que muchos directorios no están abordando y que en definitiva pueden dañar profundamente a las personas, a la imagen corporativa y al valor económico.
A raíz del mal manejo y falta de prevención en casos de acoso -donde Guess sufrió una perdida bursátil US$250 millones en un día; Netflix tuvo que cubrir US$39 millones; y en Google los trabajadores de todo el mundo dejaron sus puestos de trabajo para protestar- New York Times advirtió que "la pérdida de valor es un recordatorio para los directorios de todas las compañías. Incluso un caso de acoso no probado es un riesgo financiero", advertencia que es aplicable a todos los temas mencionados.
Las políticas de inclusión, equidad y buen trato deben ser parte de la estrategia, naciendo en el directorio y terminando en él, siempre con la persona como centro de la organización. Son los directores quienes deben demandar de las gerencias -y dar a conocer a los accionistas- medidas y resultados de factores humanos que traen a su vez efectos económicos.
Por todo esto -y para acelerar los cambios que abran la puerta a muchas personas capaces y talentosas- es que necesitamos más mujeres directoras.