Afines de septiembre, VTR y Claro anunciaron su fusión para, entre otras cosas, crecer de manera más acelerada en fibra óptica. La semana pasada, GTD comunicó la compra del 39,7% de la firma italiana Fibraweb, dedicada también al despliegue de fibra óptica. Sea en Chile o en Europa, el desarrollo de esta tecnología está hoy en el centro de las llamadas Telco.
“Nos pone muy orgullosos ver cómo otras compañías se tienen que unir para salir a cablear Chile, cuando nosotros lo estamos haciendo solos y venimos de la nada”, señala el gerente general y socio de Mundo Pacífico, Enrique Coulembier. Hoy, el ejecutivo argentino-español gerencia una firma del sur de Chile. Sus oficinas centrales están en Concepción. Y desde ahí tienen el 24% del mercado de fibra óptica nacional; lo supera sólo Movistar, con un 48%. Si bien, la firma es poco conocida frente a los grandes players, lleva más de 30 años en el país. Son los terceros del sector en conexión fija de internet, y quintos en televisión de pago. Apuntan a pelear los dos primeros lugares en todos los servicios en un par de años.
Más de 30 años de historia
El origen de Mundo Pacífico está en Argentina. En 1987 las familias Lozano y Rossetti comenzaron el despliegue de redes de televisión por cable en el país. En 1990 llegaron a Chile. Partieron en Concepción, alcanzaron 15 zonas cubiertas y, en 1996, vendieron la operación a VTR; mantuvieron sólo un cable en Arauco.
Las familias controladoras analizaron varios mercados y se centraron en España; configuraron una compañía que le daba servicio a las grandes firmas de telecomunicaciones. Y en 2010 saltaron a la fibra óptica. Fueron los primeros en llegar con ese servicio a Andalucía.
Coulembier relata que en 2014, desde España, le pidieron que visitara la pequeña operación que tenían en Chile. Ya alcanzaban los 40.000 clientes de televisión, y del orden de 9.000 de internet. “Vi que había una oportunidad tremenda. Los grandes operadores estaban dando 10 megas como gran velocidad”, cuenta. “Me centré en esta compañía”, añade. Y se quedó en el sur del país, bajo el mensaje de que empezarían a ofrecer fibra óptica -con 100 megas- cuando -subraya- no se conocía. Armó el equipo con personas ajenas a la industria. Y sumó nuevos proveedores, como fabricantes chinos que no estaban en el país. “Había que buscar nuevos aires”, explica. Y como la industria no había empezado aún con fibra óptica, internalizaron todo: desde las torres, las redes, el mapeo, diseñaron los softwares, etc. “Tomábamos la decisión de cablear una ciudad y en 45 días estábamos poniendo el primer cliente”, explica.
Comenzaron a sumar 10.000 clientes, luego 20.000 y cuando iban en 30.000, surgieron ofertas para comprarlos. Coulembier decidió adelantarse y armó un grupo para adquirirla: así, en 2019, Linzor Capital tomó el control. Además se sumó el grupo español Teras Capital con cerca de un 6%, y el mismo gerente general con un 7,2%.
Creciendo hacia el norte
Hoy, son 2.500 empleados. Y pasan 120.000 hogares al mes (residencias dentro de su área de cobertura, con opción de conectarse a su red). No sólo generan el cableado en los pueblos, si no también han sumado el desarrollo de la línea central, la carretera para conectar. Actualmente, tienen 6.900 kilómetros de backbone o red troncal, y llegarán a los 7.000 en 2021. Y avanzan agregando 6 a 7 localidades por mes. Están en 180 desde Panguipulli hasta San Felipe, y ahora apuntan a seguir profundizando su presencia hacia el norte. Tienen 2.800.000 hogares pasados, y esperan alcanzar los 3 millones a fin de año, para totalizar los 4 millones en 2022. Tienen 630.000 clientes conectados, prevén llegar a los 670.000 a diciembre, para saltar a los 850.000, doce meses después.
De la mano del negocio de internet, han potenciado también la televisión por cable. Actualmente son el único operador sin el CDF. “El tema del fútbol lo había sacado en España y no había pasado nada”, cuenta el ejecutivo. “Intenté negociar con ellos en 2016, y dos meses antes de que venciera el contrato, les mandé la finalización. No se cayó ningún cliente”, revela. Su plan más básico bordea los $28.000 y, en ese momento, el CDF implicaba sumar $12.000 adicional, lejos de su mercado.
Ahora, apuntan a crecer en telefonía móvil -vía Mundo Móvil-, donde tienen sólo 30.000 clientes, y aspiran a los 40.000 a diciembre, para luego alcanzar los 170.000 usuarios en 2022.
Todo el plan tiene una inversión cercana a los US$120 millones para el próximo año.
Coulembier es claro: hasta el momento, el crecimiento ha sido llegando a aquellos lugares donde no están otros cableoperadores, pero ahora la idea es ir por más. “En nuestro caso la gran mayoría son clientes nuevos, porque nuestro foco ha sido llegar a donde hay menos despliegue, cosa que ya se está complicando. Ahora tendremos que ir a buscar”. Y agrega: “Chile no ha visto aún la competencia en telecomunicaciones”.
Y la meta es ambiciosa: “Si seguimos creciendo tal como ahora, es muy probable que terminemos segundos del sector en diciembre, y en 2023 podamos estar peleando la punta con Movistar”, destaca.