El 6 de abril pasado, el empresario Nicolás Ibáñez escribió una serie de reflexiones para la Fundación Internacional para la Libertad, que preside Mario Vargas Llosa. El contexto previo a la pandemia y los probables escenarios para Chile post estallido social era el nombre de aquel documento, que tras relatar ocho fenómenos que habrían incidido en la crisis de octubre, y la consiguiente llegada del Covid-19, resumía en dos las posibles salidas de Chile: “Seguir en la ruta de una nueva Constitución, cautivados por el idealismo utópico, para establecer un Estado colectivista y socialista que pondría control a las peores pasiones del neoliberalismo”, o “en un ambiente de cultura cívica, reencantar al país con la idea de desarrollo con inclusión”. Ibáñez apunta a esta segunda alternativa. “Soy optimista”, dirá en esta entrevista contestada por escrito.
Quien fuera el controlador de la supermercadista D&S, pasa sus días entre varias latitudes, aunque hoy está en Chile. A través de la plataforma Zoom, ha seguido de cerca las operaciones de su holding de negocios Drake, con oficinas en Nueva York, Miami y Suiza. La pandemia ha sido parte de sus preocupaciones, y más aún sus efectos venideros. Sin ir más lejos, el martes, a través de la fundación La Otra Mirada -que preside-, realizó una conferencia virtual con el destacado economista francés Guy Sorman, donde se abordó justamente el ordenamiento mundial que vendrá post Covid-19.
En esta entrevista, el empresario pone su mirada en Chile. Ve con preocupación la crisis económica que vendrá, defiende el rol del gobierno y destaca el actuar del sector privado.
En octubre el país vivió el estallido social y ahora lo afecta el Covid-19. ¿Cuál es su diagnóstico actual de Chile?
-Vamos a tener que recurrir a nuestras reservas de resiliencia, una vez más. El hecho de ser un país sin tantos recursos naturales, salvo el cobre -que hoy está a un precio bajo-, y con una fuerte y dolorosa recesión económica, nos pondrá a prueba, una vez más. Es dramático lo que vamos a enfrentar. El sufrimiento humano, especialmente de los más necesitados, impone un desafío moral, ético y económico de envergadura. Ello nos obliga a dejar de lado nuestras diferencias y poner a Chile al centro. El que no lo haga va a enfrentar un castigo social.
Estas críticas circunstancias van a sacar lo mejor de todos nosotros y saldremos heridos, pero fortalecidos. Se desarrollará una renovada identidad y aspiración nacional que nos cohesionará en torno a nuestro destino común como nación. Los políticos, los intelectuales, los empresarios, los emprendedores, los artistas, los huasos y los pescadores, los más favorecidos y los menos dotados, los científicos, los historiadores, los profesores, la sociedad civil, en fin, todos los estamentos de la sociedad se volcarán a un gran objetivo común. La oposición y el gobierno estrecharán filas. Soy optimista.
¿Cómo ha enfrentado el gobierno la crisis sanitaria?
-Se ha enfrentado con un criterio práctico, favoreciendo el conocimiento científico y la experiencia comparada. Ha habido humildad y cercanía con la realidad. Aquí no ha habido disquisiciones teóricas ni reflexiones grandilocuentes. Debemos recordar la permanente tensión que se produce en la dirección política, entre el realismo práctico y el constructivismo utópico. Me parece que el ministro de Salud y su equipo han jugado un papel ejemplar. Parafraseando a Churchill, podemos aseverar que ¡nunca tantos le han debido tanto a tan pocos!
El Presidente, como ha acostumbrado en su vida, se ha arremangado y se ha volcado de lleno, junto a sus ministros, a encarar una de las coyunturas más difíciles en la historia de la nación. Y la oposición comienza a mostrar sabiduría y grandeza. Chile debiera salir fortalecido en su reputación internacional.
¿Cómo evalúa el rol del empresariado en esta emergencia?
-Siguiendo la impronta que Alfredo Moreno impuso durante su servicio en la CPC, Juan Sutil, a la cabeza de todo el empresariado, ha liderado un movimiento para aportar a la solución de los problemas más apremiantes, un gran ejemplo de colaboración público-privada. Y la Teletón ha sido un broche de oro. En el mundo empresarial sabemos que finalmente somos nosotros los responsables de liderar la recuperación de Chile. No hay duda que el Estado es clave y de allí mi respaldo y reconocimiento al gran trabajo que han hecho los ministros de Hacienda, Economía y Desarrollo Social. Pero seremos nosotros, los empresarios, los que deberemos recoger el guante y comprometernos con nuestra inventiva, capacidad organizacional e inversiones, de manera integrada con las pymes. Con Juan Sutil a la cabeza, no defraudaremos a Chile.
El único requisito es que el Estado, con sus prácticas anquilosadas, no nos juegue en contra y que el Poder Judicial también tenga presente lo que está en juego y actúe en consecuencia.
La CPC constituyó un gran fondo de ayuda, en el cual, tengo entendido, usted también aportó. ¿Cuál fue su visión detrás de ese aporte y cómo califica esa iniciativa?
-En momentos de catástrofe los chilenos siempre hemos sabido dar la cara y ponernos a trabajar. El mundo empresarial chileno no será perfecto, pero la gran mayoría anteponemos el interés nacional por sobre nuestros intereses corporativos o particulares. Hemos aprendido las lecciones y entendemos que debemos ser mucho más rigurosos y estrictos en el cumplimiento de las normas éticas propias de una sociedad moderna. Más allá de cumplir con el rigor que impone una sana competencia y de asumir riesgos sin ninguna garantía de éxito, nos anima generar valor compartido. Esta pandemia nos brinda una gran oportunidad para servir ejemplarmente a todo Chile.
¿Ha evaluado aportar más? ¿Está ayudando con otras iniciativas dentro o fuera de Chile?
-Junto a mi familia estamos trabajando de lleno en el apoyo a los adultos mayores y a quienes los cuidan. Tenemos una conexión directa con la parte más dramática de esta crisis. Hay toda una red de establecimientos de larga estadía, muchos de ellos informales, que requieren ayuda y compañía. Nos hemos focalizado en este gran desafío. Cabe destacar el compromiso y liderazgo de nuestra Primera Dama y del Senama en este delicado frente. Estoy confiado en que se va a producir un antes y un después en el respeto a las personas mayores en Chile. Además, tenemos hijos médicos que viven en Barcelona y entendemos bien lo que significa hacer guardia de cuidados intensivos, donde el principal desafío es humanitario: acompañar a los pacientes frente a la muerte, sin sus seres queridos.
Hoy ya hay más de 600.000 personas acogidas a la Ley de Protección al Empleo del gobierno, y han surgido críticas respecto de que las grandes empresas hagan uso de ese beneficio, ¿qué opinión le merece ese debate?
-Es una crítica sin mucho sentido. El empleo, donde sea, es un bien social. Las empresas más grandes son parte de un encadenamiento productivo donde cohabitan empresas medianas, pequeñas y pymes. El ecosistema empresarial entero está afectado y deberá ser apoyado.
¿Las grandes empresas debieran recibir algún tipo de ayuda estatal para sobrellevar esta crisis?
-La seguridad interior de la nación incluye a todas sus fuentes de generación de riqueza. Todas las empresas son importantes. Lo normal es que las empresas grandes permitan subsistir a todo un entramado de empresas menores; las grandes actúan de catalizadores en el surgimiento de emprendedores. Apoyar a una empresa grande tiene todo sentido, siempre que sea por un tiempo acotado. Lo que se hizo en Chile en la crisis financiera de 1982 para auxiliar a la banca es un buen ejemplo.
¿Sería suficiente con los créditos preferentes que se han planteado?
-Hay que estar abierto a revisar la evolución de la crisis. Me parece que hay que ser muy flexibles y seguramente se va a requerir más de lo que ya se ha anunciado.
¿Cómo se logra que las pymes transiten por esta crisis? Ya se vieron impactadas por la coyuntura de octubre y ahora la pandemia. Y el ministro Briones ya dijo que muchas no sobrevivirán. ¿Las ayudas del gobierno serán suficientes para que no haya quiebras masivas?
-No son suficientes. Lo importante es que el enfoque y la actitud proactiva de las autoridades sean la correcta. Con ese mismo enfoque se deberán discurrir otras medidas complementarias que resulten pertinentes.
¿Es momento de empezar a reactivar el país?
-Es el momento de destrabar al país. El país se puede reactivar muy rápidamente si el Estado se moderniza. El Covid-19 es un shock puntual. Lo verdaderamente crítico es que Chile se convirtió en un país difícil y a veces imposible donde emprender.
Mucho se ha hablado de este debate entre cuarentenas y reactivación económica, del posible paso de una crisis sanitaria a una del hambre. ¿Cuál es su postura al respecto?
-Las consecuencias de la crisis económica serán mucho peores que el Covid-19.
El gobierno está consciente de este desafío y está actuando en consecuencia, con creatividad y anticipación. Los empresarios estamos desplegando toda nuestra energía creativa para estar a la altura de lo que Chile nos demanda.
¿Cómo estima que quedará Chile después del Covid-19?
-De cuerpo, muy lastimado, pero de espíritu, tremendamente fortalecido.
¿Es de los que creen que habrá una recuperación rápida en 2021 o más lenta?
-La recuperación no va a ser rápida. Somos un país integrado al mundo, particularmente con Asia. No depende solo de factores internos.
Un país para el cual sus exportaciones son muy relevantes como Chile, ¿cómo se rearma en medio de un mundo que empezará a reabrirse poco a poco?
-La creatividad de los emprendedores y los empresarios será clave, siempre que el Estado no perturbe el espíritu empresarial.
¿Es pertinente desarrollar el plebiscito de octubre o es partidario de aplazarlo?
-La reinvención de Chile, base cero, era imprudente y ahora resulta ridícula. Se pueden hacer todas las reformas requeridas dentro de la institucionalidad actual. No tenemos ni el tiempo ni el dinero para retrasar en alambicados procesos cualquier reforma que apunte a mejorar lo que sea necesario.
La expansión del virus, ¿qué incidencia ha tenido en sus inversiones? ¿Ha debido tomar medidas respecto a ellas?
-Como en todos los rubros y países, hemos sido afectados duramente. Nuestras prioridades han sido cinco: la seguridad y salud de nuestros colaboradores; la mantención de las fuentes de trabajo; la continuidad de los servicios; un manejo riguroso de la liquidez, y el colaborar con las comunidades donde estamos presentes.
¿Alguna de sus empresas ha debido recurrir a algún plan de ayuda?
- Nos hemos acogido a líneas especiales de financiamiento para enfrentar los serios problemas de liquidez, producto de la brusca caída de los mercados.
Pümpin: “Es una muy buena señal”
La Corte de Apelaciones finalmente respaldó el recurso de ilegalidad que impulsó la inmobiliaria tras el proyecto Parque Pümpin -ligada a usted- contra la Municipalidad de Valparaíso, dando el visto bueno para su desarrollo. ¿Cómo toma esa noticia?
-Es una muy buena señal. El respeto por el Estado de Derecho es un requisito indispensable para realizar inversiones.
Hace unos meses, en una entrevista, aseguró que no insistiría en Valparaíso, debido a todo lo que han debido pelear en esa zona. ¿Esto lo hace cambiar de opinión? ¿Seguirá adelante con el proyecto?
-Hay un directorio que preside mi hijo y una administración integrada por gente sensata e independiente, que hoy lidera una profesional de primera. También hay una encargada de la relación con la comunidad en el lugar mismo, que ha hecho un trabajo extraordinario. Yo no tengo ninguna injerencia directa. Mi involucramiento en este u otros proyectos similares se limita a respaldar en el directorio el desarrollo de inversiones que generen valor compartido, condición fundamental para estimular el empleo y generar bienes y servicios atractivos para la comunidad.
Aún quedan recursos por ejecutar en la Corte Suprema. ¿Seguirán dando la pelea ahí?
-La que tiene que tomar la decisión de recurrir a la Corte Suprema es la municipalidad, no la inmobiliaria. Nosotros estamos absolutamente de acuerdo con el fallo de la Corte de Apelaciones y sus fundamentos.