Tesla anunció el lunes una inversión de US$ 1.500 millones en bitcoins, lo que disparó el precio de esta criptomoneda, alcanzado máximos históricos. Pero esta no fue la única sorpresa que esta moneda digital daría esta semana.
Luego de un respaldo por parte de Mastercard y BYN Mellon, el tipo de cambio se disparó, subiendo un 7,4% y llegando a US$48.364, lo que puso los valores nuevamente en máximos históricos.
Es en este contexto, el economista de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini publicó una columna en el diario Financial Times, donde advirtió del peligro que conlleva el invertir en monedas digitales.
Roubini recordó eventos sufridos por los bitcoins en el pasado y expresó que “las afirmaciones de que el Bitcoin es el nuevo oro digital están alimentando una nueva burbuja en esta y en otras criptomonedas. La última en 2017-18 vio al Bitcoin pasar de US$1.000 a US$20.000 y luego caer a US$ 3.000 a fines de 2018″.
No puede definirse como moneda ni como activo
El economista explicó que estas grandes caídas y subidas son por una nula vinculación de valor con un activo, objeto de valor o capital. “Hacer referencia a Bitcoin u otras criptomonedas como monedas es inapropiado. No son una unidad de cuenta: prácticamente nada tiene precio asociado a ellas”, afirmó.
Roubini también señaló que son imposibles de ubicar en una escala para realizar pagos. Esto porque el valor que las criptomonedas van tomando es extremadamente volátil y para nada estable. Al tener precios tan volátiles asociados, lo hace un método de cambio muy peligroso para cualquier margen de beneficio o ganancia, ya que este puede cambiar en solo unas horas.
Incluso, el profesor de la Universidad de Nueva York precisó que “algunas conferencias de criptografía se niegan a aceptarlas como pago por las tarifas de asistencia”. La casi nula denominación de cómo se dividen los valores que componen un Bitcoin, termina en una necesidad de ocupar diferentes tokens.
Por estas razones, el economista —también conocido como Dr. Doom (Doctor Catástrofe), por haber anticipado la crisis económica de 2008— dijo que “eventualmente, la burbuja actual terminará colapsando”.
Además, Roubini expresó que referirse al bitcoin como una especie de activo es incorrecto, ya que “la mayoría de los activos tienen un flujo de ingresos (acciones, bonos, bienes raíces comerciales) o un uso (vivienda) o alguna otra utilidad (la moneda fiduciaria proporciona liquidez y puede usarse para pagos)”.
También agregó que si bien el oro no tiene ingresos, si tiene uso industrial y “utilidad como reserva de valor y cobertura contra la inflación, la degradación de la moneda y los riesgos de cola”.
El economista añadió que las criptomonedas no tienen ingresos, servicios públicos, pagos ni otros servicios y ni siquiera es anónima, porque la tecnología blockchain subyacente facilita el seguimiento de los pagos, por lo que la define solo como “un juego de burbuja de activos especulativos”.
No es para nada lo que promete
Otro aspecto criticado por Roubini es la poca seguridad que existe en las transacciones realizadas por monedas digitales, aumentando las posibilidades de hackeo. En esta línea, argumentó que “alrededor del 99% del comercio de bitcoins se produce en intercambios centralizados, que pueden ser pirateados”.
Agregó que, además, “los programadores originales conservan un control enorme sobre sus creaciones. En algunos casos actúan como policías, fiscales y jueces, y revierten transacciones que se supone son inmutables. Tampoco las criptomonedas son equitativas: una pequeña cantidad de ‘ballenas’ controlan gran parte del valor del Bitcoin”.
Por último, el economista señaló que los inversionistas no deberían tener en su portafolio bitcoins, ya que “muchos de sus patrocinadores minoristas son tontos que están siendo manipulados por un ejército de egoístas que manejan el tema, son interesados y estafadores. Puede que Elon Musk de Tesla y Michael Saylor de MicroStrategy estén apostando la casa en bitcoin. Eso no significa que tu debas hacerlo”.