Poco y nada queda del optimismo con el que se partió el año, mientras la palabra crisis asoma cada vez con más fuerza en los mercados internacionales. Aunque hasta hace poco las malas noticias las protagonizaban Argentina y Turquía, hoy los focos giran hacia las mayores economías planetarias: China, Estados Unidos y la zona euro, donde Italia vuelve a generar tensiones.

El creciente nerviosismo entre los inversionistas ha disparado 47% la volatilidad en lo que va del año. En el mismo periodo el rojo tiñe los principales mercados de América Latina, Europa y Asia. Aunque Wall Street resiste en verde, la tarea se vuelve más compleja con los recientes descensos, que en la última sesión superaron el 1% en sus tres principales indicadores.

De esta manera, en el año que se conmemora el décimo aniversario de la crisis financiera, se suman las voces que advierten una pronta debacle. 2020 es el año, de acuerdo al pronóstico de JPMorgan, donde plantean que en el caso particular de EEUU las opciones de una recesión dentro de dos años sobrepasan 60%.

Retiro de estímulos

Es precisamente en la primera economía mundial donde se encuentra la primera fuente de tensión. La ruta de normalización de la política monetaria, aunque largamente anticipada, ha comprometido riesgos a nivel mundial.

"Creemos que la Fed finalmente empujará a EEUU a una recesión al seguir este camino", indicó ayer a CNBC Lyn Graham-Taylor, estratega senior de renta fija en Rabobank, a quien le preocupa puntualmente que la política del Central conduzca a un aplanamiento de la curva del bono del Tesoro, es decir, que el rendimiento de la deuda con vencimiento 10 años se reduzca a niveles cercanos al de los bonos a 2 años, lo que suele ocurrir previo a una contracción económica.

Por otra parte, en los mercados emergentes el alza de tasas de la Reserva Federal ha hecho menos atractivos a sus activos. Carlos Carranza, estratega FX para mercados emergentes de JPMorgan, señaló a principios de mes a PULSO que en esta parte del mundo se "subestimó" el efecto del retiro de estímulos, al no considerar "la importancia que tiene el costo de fondeo (...) Hay mucha diferencia entre fondear una posición de inversión en un país emergente con el rendimiento del bono de EEUU en 1% que en 3%".

Círculo vicioso en China

De hecho, debido a que el miércoles las minutas de la Fed apuntaran a futuros incrementos de tasas, ayer la bolsa de Shanghai cedió 3%, hasta mínimos de octubre de 2008. Pero la caída en el mercado del gigante asiático también responde al temor a una ralentización mayor a la anticipada en la economía. "Se está hablando de una desaceleración a los niveles de 2009, durante la crisis financiera", plantea Mauricio Benítez, director internacional de BDO Chile con larga experiencia en China.

Los operadores además temen que la baja en las bolsas puede conducir a un peligroso círculo vicioso. Según Bloomberg, aproximadamente US$603.000 millones en acciones han sido comprometidas como garantías para los créditos por las empresas chinas, lo que representa aproximadamente el 11% de la capitalización bursátil del país. Debido al descenso bursátil, estos papeles corren el riesgo de ser liquidadas para saldar las deudas pendientes, creando un efecto espiral de venta.

Los líos del principal socio chileno no acaban ahí. La guerra comercial está llevando a una devaluación del yuan, lo que podría incrementar el superávit comercial que tiene con EEUU, motivando una postura aún más dura por parte de Donald Trump. Adicionalmente, el conflicto comercial por sí sólo presiona a la baja a la actividad del país.

Italia preocupa a Europa

En el Viejo Continente es la duda italiana la que enciende las alarmas. Ayer el rendimiento del bono a 10 años escaló 13,8 puntos bases hasta 3,68%, su nivel más alto desde febrero de 2014, debido a que la Comisión Europea dijo que era "muy probable" que rechazaran el presupuesto 2019 del país, por no cumplir con las reglas de la comunidad.

"Una mayor caída en los precios de los bonos del gobierno italiano probablemente conduciría a una crisis crediticia al erosionar sustancialmente la base de capital de los bancos italianos", señala Desmond Leshman, investigador senior de he American Enterprise Institute, en el informe "Italy is too big to fail".