”Si no obtenemos fondos de Washington, habrá un aumento del impuesto sobre la renta”, aseguraba esta semana Andrew Cuomo, el gobernador de un golpeado estado de Nueva York. Se trata de un anuncio que vuelve a presionar por la llegada de recursos federales, asunto que se encuentra en el centro del debate entre demócratas y republicanos, siendo estos últimos los que se niegan a prestar la ayuda a gobiernos estatales.
“El hoyo (presupuestario) es tan grande que si no obtenemos fondos federales, tendremos que aumentar los impuestos en el extremo superior; también tendremos que recortar los servicios; tendremos que pedir prestado y, probablemente, tenga que despedirme. Esa es la escala de este déficit”, señaló Cuomo.
Los problemas son más que evidentes en uno de los lugares más golpeados por el coronavirus en todo el mundo, de acuerdo con Kathryn Wylde, CEO de la ONG Partnership New York que trabaja con líderes empresariales, gobierno, trabajadores y organizaciones civiles para mejorar dicha ciudad.
“Se necesita apoyo federal para cubrir una pérdida de ingresos de US$50.000 millones en el gobierno de la ciudad y el estado y el transporte público. También para cubrir el alquiler atrasado de un año para las pequeñas empresas y los trabajadores que han perdido sus trabajos y para reanudar ciertas industrias como aerolíneas, teatros y viviendas asequibles”, detalla a Pulso.
Dada la magnitud del problema, con un déficit que a fines de este año superaría fácilmente los US$8.700 millones, Cuomo asegura que ni siquiera subiendo impuestos a los más ricos, una medida que considera “más política que financiera”, se podrá encontrar una solución definitiva.
Wylde comparte la visión del gobernador. Por un lado, plantea que si se concreta esa opción “resultará en una gran cantidad de reubicación de los ricos y de las empresas que controlan fuera de Nueva York” y, por otra parte, sostiene que si la ayuda federal no llega, “la recuperación será lenta, al menos cinco años o tal vez más, y es probable que veamos disturbios civiles”.
La situación se ha complicado más durante noviembre debido a la segunda ola del coronavirus, que obligó hace poco más de una semana a que Cuomo cerrara nuevamente las escuelas, advirtiendo que también podría haber restricciones en el Metro y que si la situación empeoraba aún más se cerrarían comedores interiores, gimnasios y algunos otros negocios no esenciales.
“Las dos cosas más importantes para volver al trabajo y volver a la normalidad son la escuela y el transporte, por lo que recibimos un golpe doble”, dijo a Bloomberg el director ejecutivo de Related Companies, Jeff Blau.
Actualmente, según precisa Wylde, en Nueva York, la tasa de desempleo supera el 14%, frente al 3,4% anterior de la crisis, ante la pérdida de más de medio millón de empleos entre los residentes de la ciudad de Nueva York. De todas maneras, destaca que “la economía ha bajado solo 2% en producción, porque está impulsada por las industrias de servicios financieros, medios de comunicación, servicios profesionales y tecnología que han seguido operando en forma remota”.