Esta semana se conoció el documento "100 propuestas para el desarrollo integral de Chile", que fue el resultado de la última mesa de trabajo de los acuerdos nacionales a los que convocó Sebastián Piñera cuando asumió como Presidente.
La relevancia de estas ideas es que la composición del grupo de trabajo fue transversal. Estuvo compuesto por 22 consejeros, varios de ellos figuras relevantes de la ex Concertación entre los que destacan Alejandro Foxley, Manuel Marfán, Eduardo Aninat, Soledad Alvear y José Pablo Arellano, a los que se sumaron figuras como Rodrigo Vergara, Klaus Schmidt-Hebbel, Vittorio Corbo y del empresariado Bernardo Larraín y Alfonso Swett, entre otros.
Entre las iniciativas presentadas, figura un conjunto de ideas en materia laboral que, dado que el gobierno pretende enviar una reforma laboral, tienen un valor en sí mismo por el timing y el grado de consenso alcanzado. Sobre todo porque son materias que históricamente han sido puntos en que no ha sido posible lograr acuerdo político.
Se trata de la flexibilidad laboral, cambios a la indemnización por años de servicio y la revisión de la normativa que regula el reemplazo interno de trabajadores en caso de huelga.
Esto es vital por la rigidez que se le introdujo en el gobierno pasado, lo que genera incerteza en temas laborales, y por lo tanto, afecta la contratación, en especial en los grupos de jóvenes y mujeres.
Por lo tanto, resulta una buena oportunidad para que en la modernización-corrección de la legislación laboral que el gobierno pretende llevar adelante, se propongan modificaciones sobre las cuales existe un consenso técnico y transversal.
A la flexibilización del mercado, de perfeccionar la indemnización por años de servicio y el reemplazo en huelga, también se debe agregar, como se ha planteado en otras editoriales, la regulación de los grupos negociadores es fundamental.
Es de esperar que el Parlamento en esta oportunidad valore el acuerdo transversal del grupo.