“La economía chilena está creciendo con fuerza, impulsada por un rápido lanzamiento de vacunas, un gran estímulo fiscal, los altos precios de las materias primas y el impacto a corto plazo de los retiros extraordinarios de fondos de pensiones en el consumo”, parte por señalar en el apartado sobre Chile, el informe de Perspectivas Económicas de la OCDE, publicado este miércoles por el organismo.
En base a lo anterior, la previsión de crecimiento mejora de manera importante para este año, desde el 6,7% anticipado en junio, a 12%, cifra con la cual la OCDE encabeza las previsiones de un listado importante de bancos y otros organismos como el FMI, que proyecta una expansión de 11% (revisar infografía al final del artículo).
Este monumental salto del PIB se logra, en buena medida, gracias a que en Chile, “uno de los lanzamientos de vacunación más rápidos del mundo, ha reducido sustancialmente los casos y las muertes por Covid-19, lo que ha permitido una reapertura casi completa de la economía”, se lee en el informe de 222 páginas.
Sin embargo, el ímpetu de la mejora no alcanzó para las estimaciones de los próximos años. “Se espera que el crecimiento del PIB alcance el 12% en 2021 y se desacelere hasta el 2% en 2023, a medida que se endurezcan las políticas monetaria y fiscal”, dice el documento, que detalla que “la inflación ha aumentado en medio de una demanda interna boyante y cuellos de botella en la oferta”.
Según las cifras que ofrece la institución con sede en París, tras anotar un alza de 4,3% en los precios este año, el próximo año se llegará al peak con un incremento de 5,1%. Sin embargo, “prevé que regrese lentamente al objetivo del 3% a principios de 2023″, precisan. En función de esto, también estiman que el ajuste de la política monetaria continuará, “alcanzando una postura neutral a principios de 2022″.
Recomendaciones a corto y largo plazo
Con todo, la desaceleración económica pronosticada para los próximos años no preocupa mayormente al organismo, para el cual “en el corto plazo, el principal desafío de las políticas macroeconómicas será evitar el sobrecalentamiento”. Así, destaca que “el ajuste fiscal planeado es apropiado” y que el soporte económico que aún se requiere en la recuperación pospandémica debe enfocarse ”en aquellas empresas y hogares que más lo necesitan”.
En tanto, en el largo plazo, la OCDE reitera que “reducir la alta desigualdad y fortalecer la resiliencia económica y el crecimiento requerirá una agenda de reforma integral”. Al respecto, precisa que “las reformas planificadas para aumentar los beneficios de pensión para las personas de bajos ingresos promoverán la inclusión, pero será inevitable una reforma más profunda del sistema de pensiones para abordar los beneficios de pensión estructuralmente bajos y los altos costos de financiamiento público que se han visto agravados por los retiros de los fondos de pensiones”.
En la misma materia, también considera que “el crecimiento a largo plazo se beneficiaría de la simplificación de los complejos procedimientos regulatorios para exponer a las empresas a la competencia, la innovación y las herramientas digitales”.
Recuperación global desigual
A nivel mundial, también habrá rebote y desaceleración, pero los movimientos no serían tan bruscos como en Chile, según los pronósticos de la OCDE, que anticipa un crecimiento global de 5,6% este año, para luego avanzar " 4,5% en 2022, moderando al 3,2% en 2023″.
En un análisis más general, si bien se destaca la continua recuperación planetaria, que ha ido de la mano de mejoras en el comercio internacional, el empleo y los ingresos, la institución reconoce que “la reactivación está desequilibrada, con países, empresas y personas que enfrentan realidades económicas muy diferentes”.
Además, destaca que “las mejoras recientes también ocultan cambios estructurales, lo que significa que algunos sectores, empleos, tecnologías y comportamientos no volverán a sus tendencias prepandémicas”. En ese contexto, sostiene que “la situación es extraordinaria”, por lo que define sus perspectivas económicas como “cautelosamente optimistas”.
A la OCDE le inquieta el surgimiento de “grandes desequilibrios”, no solo por las diversas realidades que enfrentan los países en su convivencia con la pandemia, sino que también porque “está apareciendo una aguda escasez de mano de obra en algunos sectores, a pesar de que el empleo y las horas trabajadas aún no se han recuperado por completo”, y porque “una brecha persistente entre la oferta y la demanda de algunos bienes, junto con el aumento de los costos de los alimentos y la energía, ha provocado aumentos de precios más altos y duraderos de lo esperado”.
En este escenario, para el conjunto del grupo estima una expansión de 5,6% este año y 4,5%, el próximo. En tanto, Estados Unidos conseguiría anotar avances de 5,6% y 3,7%, mientras que China de 8,1% y 5,1%, para 2021 y 2022, respectivamente.