OCDE proyecta crecimiento inferior a 5% este año en China por corrosivo efecto del coronavirus
Ninguno de los países que considera el reporte difundido en esta jornada se salva de un recorte de previsiones. Revisó en 0,8 puntos porcentuales al gigante asiático, hasta 4,9%, y en 0,5 la estimación del mundo en su conjunto, que en 2020 crecería 2,4%.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial ya habían advertido un fuerte impacto en la economía, esto debido al daño que infringido por el coronavirus. Pero la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es la primera que plasma oficialmente el efecto en sus proyecciones, con noticias negativas a lo largo y ancho del globo y con el principal socio comercial de Chile como el principal afectado.
“Las contracciones de producción en China se están sintiendo en todo el mundo, afectando el papel clave y creciente de China en las cadenas de suministro mundiales, los viajes y los mercados de productos básicos. Los brotes posteriores en otras economías están teniendo efectos similares, aunque en menor escala”, se lee en el informe llamado “Coronavirus: la economía mundial en riesgo”.
En efecto, en el país donde surgió el Covid-19 y donde la prevención de su expansión ha llevado a la paralización de varias de sus grandes metrópolis, la emergencia conduciría a un crecimiento anual por debajo del 5%, lo que no se ha visto desde 1990. La OCDE ahora está proyectando un avance para el PIB de China de 4,9%, una severa reducción de 0,8 puntos porcentuales en relación a la previsión de noviembre.
El mundo a la baja
Bajo esas condiciones, en lugar del 2,9% previsto en noviembre, en un informe difundido hoy estima que el mundo crecerá 2,4%. Este recorte de 0,8 puntos porcentuales lo realiza bajo la suposición de que el peak epidémico se concentre en el trimestre en curso, por lo que la extensión del virus que hasta ahora cuenta con cerca de 90.000 casos confirmados en el planeta, dejando casi 3.000 personas fallecidas, podría tener consecuencias incluso mayores.
En su escenario base, la organización multilateral tiene contempla que “el impacto adverso sobre la confianza, los mercados financieros, el sector de viajes y la interrupción de las cadenas de suministro contribuye a las revisiones a la baja en todas las economías del G20 en 2020, particularmente aquellas fuertemente interconectadas con China, como Japón, Corea y Australia”.
En estos últimos tres países, las rebajas de las proyecciones van desde 0,3 a 0,5 puntos porcentuales. De esta manera, en el año en curso, los surcoreanos crecerían 2%, los australianos 1,8% y los japoneses 0,2%. Este último caso es otro de los focos de preocupación, dado que en el último trimestre de 2019 registraron una contracción de 6,1%, debido a la entrada en vigencia de un aumento al impuesto al valor agregado.
En Europa, también padecen las consecuencias de un virus que hizo una entrada agresiva a través de Italia. El cuarto país con más contagiados a nivel mundial vio reducidas sus expectativas de crecimiento desde 0,4% a un estancamiento (0%). En tanto, en Francia la rebaja es de 0,3 puntos porcentuales a 0,9%, y en Alemania de 0,1 hasta 0,3%. De esta manera, la OCDE está anticipando un avance de 0,8% del PIB en la zona euro, en lugar del 1,1% considerado anteriormente.
En ese marco, por el momento Estados Unidos es una de las potencias económicas menos impactada. Aunque igualmente ve reducidas sus previsiones, se trata de un recorte de solo 0,1 pp, hasta 2,3%.
Un 2021 más auspicioso
De todas maneras, la OCDE anticipa que la situación global mejoraría significativamente el próximo año, revisando al alza la previsión de China desde 5,5% hasta 6,4%. “Siempre que los efectos del brote de virus se desvanezcan como se suponía, el impacto sobre la confianza y los ingresos de las acciones políticas bien orientadas en las economías más expuestas, podría ayudar a que el crecimiento del PIB mundial se recupere al 3,3% en 2021”.
Desde el punto de vista del organismo los “medios efectivos” para restaurar la confianza y apoyar los ingresos serían “las acciones multilaterales coordinadas para garantizar políticas de salud efectivas, medidas de contención y mitigación, apoyar a las economías de bajos ingresos y aumentar conjuntamente el gasto fiscal”.
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